viernes, enero 10, 2025
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Sebastián Castella indulta a «Silletero»

Sebastián Castella indulta a «Silletero» en la larga noche de Manizales Redacción: David Jaramillo viernes 10 enero, 2025. A pesar del aguacero que arreciaba, el público permaneció fiel en los tendidos para honrar esta tradición benéfica. El Festival del Hospitalito en Manizales celebró su 70º aniversario con una noche donde la tauromaquia y la solidaridad se dieron la mano. A pesar del aguacero que arreciaba, el público permaneció fiel en los tendidos para honrar esta tradición benéfica. La velada comenzó con la solemne procesión de la Virgen de la Macarena, acompañada de farolillos que iluminaron la plaza, y con la condecoración del Congreso de la República a Cormanizales por su papel en el desarrollo de la Feria de Manizales. Lo que siguió fue un desfile de entrega, arte y grandes faenas, con el indulto de “Silletero” como epicentro de la noche. Sebastián Castella fue el protagonista indiscutible. Desde el saludo capotero al segundo novillo, un ejemplar extraordinario de Ernesto Gutiérrez, dejó claro que la noche iba a ser especial. Ya con la muleta, Castella bordó el toreo. La suavidad y el temple de sus muletazos, siempre en perfecta sintonía con la embestida humillada y franca del novillo, conquistaron a los tendidos. Las tandas por el pitón derecho tuvieron hondura y ritmo, mientras que los naturales fluyeron con una cadencia impecable. “Silletero” fue creciendo en cada pase, embistiendo con bravura y clase, hasta que la petición de indulto surgió como un clamor. Castella, emocionado, paseó el ruedo entre ovaciones tras firmar una de las faenas más memorables de su carrera en Manizales. Antes, Antonio Ferrera había encendido la llama del festival con una lidia completa al primero. Desde las largas cambiadas de rodillas en el tercio hasta un vistoso tercio de banderillas, pasando por la vara, Ferrera desplegó todo su repertorio. Brindó su faena a Ricardo Santana, banderillero herido, y luego hilvanó una labor variada y sentida en la que el temple y la creatividad fueron sus mejores aliados. A pesar de que el novillo no fue especialmente bravo, su nobleza permitió al extremeño sacar muletazos profundos y ligados que calaron en el público. La estocada certera le valió las dos orejas. Daniel Luque firmó una faena de absoluta maestría ante el quinto. Las cordobinas del quite ya dejaron clara la superioridad del torero, pero fue con la muleta donde realmente brilló. Luque llevó al novillo a los medios, imponiéndole un toreo de mando y temple. Las series de derechazos y naturales, ejecutadas con precisión milimétrica, destacaron por su limpieza y profundidad, incluso cuando el astado amagó con rajarse. Las luquesinas finales pusieron el broche de oro a una faena medida y rotunda. Aunque la estocada quedó algo defectuosa, la oreja fue un premio justo para una actuación de gran nivel. Emilio de Justo tuvo que enfrentarse a un sexto manso y complicado, que pronto buscó las tablas. Sin embargo, el extremeño, con su habitual firmeza, logró encauzar algunas series de derechazos de enorme lentitud y calidad. A pesar de las limitaciones del novillo, De Justo imprimió emoción en cada pase, construyendo una faena con momentos de gran calado. Una estocada certera puso en sus manos un merecido trofeo, que reconoció su esfuerzo por extraer lo mejor de un astado poco colaborador.
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