Un encierro bien presentado al individual, en conjunto desigual, variado en juego y una terna de grandes toreros que dejaron un puñado de detalles artísticos, muchos imborrables, que reuniéndolos alientan un balance muy positivo del festejo.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora – Foto: Juan Pablo Garzón Vásquez
Bogotá – Colombia. La tercera de la Santamaría de Bogotá dejo un sin número de detalles, muchísimos de ellos artísticos, pero también algunos que forman parte de la liturgia y que a la hora de verdad hacen concluir que el festejo fue de bastante interés; asentó en muchas ocasiones la controversia motivada, por citar algunas, la presentación de algunos toros, las decisiones presidenciales, la actitud del director de lidia y las voces de algunos parroquianos.
Con referencia al encierro hubo ciertas inconformidades por el trapío de algunos bureles, en el caso de la dehesa caldense se protestó la condición fenotípica del que hizo segundo del lote de Luis Bolívar, estaba en el orden de salida como el que cerraba plaza pero por el percance de Antonio Ferrera se corrió turno y vino en quinto lugar, la protesta tuvo eco y fue cambiado. En el caso de la ganadería de Don Juan Bernardo, fue el corrido en tercer lugar el que marcó polémica, no tenía armonía, cuello corto, sancudo y pitones desproporcionados. Pero de la misma manera en ambos hierros se valoró el comportamiento de algunos los astados, en primera instancia el que hizo de segundo, que pese a que soltaba la cara, tuvo casta, fue bravo y en ese mismo orden se resalta el que cerró el festejo, pues tuvo bravura, nobleza y dejó estar al torero triunfador de la tarde.
La terna dejó un puñado de detalles en cada comparecencia, la menos relevantes la del valenciano Enrique Ponce que no tuvo un lote potable, dejó pasajes de pellizco artístico pero no logró redondear una tarde de las que acostumbra, si es permitido resaltar, se valora esa labor de director de lidia, fue oportuna e impecable. Antonio Ferrera volvió a la Santamaría con todas las credenciales, su forma inspirada de interpretar el toreo deja extasiado hasta al más incrédulo, imprime verdad, variedad, repentismo, trae un sello propio que revoluciona de manera muy positiva sin atentar contra la pureza del arte, una pena el percance, acusó, pero no fue impedimento para que la enorme honestidad del Español aflorara, que grato fue verle, hacía muchísimo tiempo no se veía en Colombia un torero con tantas virtudes y que uniera en conceptos a una afición. El colombiano Luis Bolívar una vez más demostró su liderato en el escalafón nacional, que forma de aprovechar cada circunstancia, su lote no fue perverso pero planteo cosas no fáciles y ahí estuvo el caleño con bastante sinceridad, lo hecho en quinto bis, es una muestra de la capacidad torera del guerrero Bolívar, una pena que el Palco Alto negó el clamor del público y no se le valoró mejor tan importante actuación.
Es seguro que se escapen muchos detalles más de la tarde de toros en la Santamaría de Bogotá, lo cierto es que la tercera de abono dejó gran interés por lo que se anhela en las plazas de toros y eso es lo más positivo, ojalá se sigan generando festejos así, marcados por muchos matices en pro y a favor de la liturgia taurina.