Una faena larga a uno que no prometía y en medio de lo que el propio torero denominó «una playa» logró sobrepasar todas las dificultades y dejar en la retina una faena de esas que se construyen a base de porfiar
Redacción: Javier Baquero –JABA–
Cali –Colombia. El maestro de Chiva demostró que pese a las pésimas condiciones del ruedo, su tauromaquia da para construir en momentos de dificultad y adversidad.
Una faena larga a uno que no prometía y en medio de lo que el propio torero denominó «una playa» logró sobrepasar todas las dificultades y dejar en la retina una faena de esas que se construyen a base de porfiar y poner todo el conocimiento al servicio del público, que a la final es el que paga. Ponce, siempre Ponce hasta hubo tiempo para realizar la «poncina» al tener totalmente dominada la embestida de Lanzarote. No importo el mal estado del ruedo, ni la incomodidad que el otro demostraba al desplazarse, Ponce le cambió el panorama al cornupeta, lo consintió hasta dominarlo y llevarlo tras el vuelo de su muleta, entre tanto el pasodoble sonaba en el palco alto. El acero no ayudó y hubo silencio en los tendidos. Armado con la cruceta el de Chiva firmó una actuación de gran calor por lo consevido. Petición y un palco demorado entregó un trofeo. Y el toro fue pitado.