Un noble encierro de Gutiérrez propicia la mejor corrida de la feria. Castella indulta a “Boticario” y abre la puerta Señor de los Cristales con tres orejas. Bolívar corta dos y Ferrera emborrona con la espada una estupenda faena.
Redacción: Jorge Arturo Díaz Reyes – Cronicatoro.com – Foto: Camilo Díaz
Cali – Colombia. Miguel Gutiérrez vino a Cali con seis negros muy por encima del tonelaje promedio de la casa, con variadas pero decorosas cornamentas, nobleza y mucho que torear. El extraordinario segundo toro Nº 89, negro, cornivuelto, cinqueño, de 524 kilos, fue indultado tras larga y exigente lidia. Solo recibió una vara, pero fue larga y dura. Mas al final quiso tablas. Fueron aplaudidos en el arrastre 3º, 5º y 6º. La franqueza y el fondo taparon en varios de ellos la escasa fiereza que facilitó el toreo ligado y reposado. Sin duda el encierro de más juego hasta hoy.
Antonio Ferrera, se abrió de capa con un astifino que tras tomar seis verónicas y media una corta vara de Viloria y tres delantales con larga, se mostró huidizo. La muleta le capturó cada vez y le obligó en series de aseo e interpretación singulares. Afincado en tablas, no pudo resistir la autoridad de la muleta que daba un tratado de lidia en manso. Faltaba el punto final para premiar la maestría, sin embargo el acero dio contra hueso tres veces y todo quedó en una ovación cerrada y saludada. Frente al acapachado, cuarto porfió sin fruto, y, cómo son las cosas, a este sí lo mató de una.
Sebastián Castella, esta tarde se adueñó de la feria y quizá ya del trofeo Señor de los Cristales. Cierto, se llevó el toro, pero cuanto le lució. Interpreto con sentimiento y belleza la pastueña embestida del Gutiérrez. Larga, suave y limpiamente. Desde la primera tanda verónica y el prolongado quite de siete chicuelinas y media que pusieron a prueba el fuelle del toro, el francés mandó. Con su credo, cuerpo a plomada, talones clavados, trapo por delante planchado, trazo largo, vaciado atrás y ligazón. A diestra y siniestra el baile pasó de redondo a circular mientras la plaza soltaba toda la emoción reprimida y la banda soplaba con furia. Era un pandemónium. Todos querían una fiesta total y salieron los pañuelos perdonavidas, muchos, y los gritos y la rabia y Usía cedió y el cinqueño Boticario, que acabó la prolongada batalla en tablas, fue noblemente tras la muleta hasta toriles. La vuelta de órdago con las dos simbólicas aunque con un matador muy contenido y serio.
Le salió al quinto dispuesto a llevarse todo. Chiricuto y Héctor Fabio Giraldo, se lo adornaron bien y saludaron. Pero a las acometidas les faltaba codicia y desde luego emoción. El la puso y la correcta brega y la estocada cobraron otra oreja.
Luis Bolívar, el local, salió a no ser menos que nadie. Con sus dos toros explayado en un toreo apasionado, largo y en ocasiones vehemente. De pie, de rodillas, por alto, por bajo, por derecha, por izquierda, de frente, por detrás, el caleño expuso su torería y su pellejo. El paisanaje rugía cuando seis manoletinas, un pinchazo arriba y una estocada liquidaron al tercero que le dejó una oreja. La faena del sexto tuvo menos rima, pero el estocadón hasta la bola, fulminante que se inscribe como una de los mejores este año le ganaron la otra peluda. Pero no la puerta Señor de los Cristales que requiere dos en el mismo toro. No importa, también triunfó.
Cali lo necesitaba, la feria lo necesitaba y Manizales dio la clave de la solución; el toro.
Ficha del Festejo
Cali. Diciembre 30 de 2018. Plaza de Cañaveralejo. 5a de feria. Sol y calor. Medio aforo. Toros de Ernesto Gutiérrez, bien presentados, nobles, aunque justos de raza. Antonio Ferrera, saludo y silencio. Sebastián Castella, 2 orejas simbólicas y oreja. Luis Bolívar, oreja y oreja. Incidencias: Saludaron, “Chiricuto” y Héctor Fabio Giraldo tras parear al 5º.