La Tarde de Chacón

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El veterano debutante Octavio Chacón con dos correctas faenas y sendas estocadas ganó la Puerta grande. Juan del Álamo corto oreja y un serio Luis Bolívar salió en blanco. Desrazado encierro.  

Los cebadas parecieron haber gastado toda su emoción por la mañana en su “vertiginosa y trepidante” carrera dejando un reguero de contusionados por las calles del viejo Pamplona. Pues en la tarde respondieron remolones, con poco poder, prontitud y codicia. Ligeritos de romana (para la “Feria del toro”), 513 kilos promedio. No muy firmes de patas, aunque muy serios y finos de púas, entregaron tres orejas y de haber tenido más letalidad las bien ejecutadas y colocadas estocadas habrían sido más. “Buscamos el toro al que le corten las orejas” declaró satisfecho al final Salvador Cebada Gago a quien parece pesarle la dura vitola de su hierro. Pero la verdad es que en la cosecha peluda pusieron mucho más los espadas, el público y el palco.

Octavio Chacón refrendó y acrecentó la gran presentación en el San Isidro madrileño que tras larga y difícil carrera lo sacó del anonimato y le puso en el candelero. Por ella vino a Pamplona y con acertadas y consistentes lidias, firmadas con estocadas honorables se fue a hombros en loor de multitudes. Consciente de qué ruedo pisaba saludo de rodillas con larga cambiada y también postrado en tablas inició su primera faena; cinco por alto y el de pecho ya en pie. Listo. Sol tragó. Su decisión templada y limpia flotó sobre la blandura y sosa obediencia de “Divertido” que no llegó a los 500 kilos. El derechismo roto en las postrimerías, un desarme, una voltereta peligrosa fueron superados por un buen volapie de inmediato efecto. Primera cuota del triunfo.

El cárdeno cuarto se desgració pronto, cojeaba y arrastraba la pata izquierda, pero aún así embistió y repitió con plausible nobleza. Hubo protestas iniciales para que no se lo lidiara en minusvalía. Pero esas consideraciones éticas no pesan al público moderno y Octavio cumplió su contrato dándole al lisiado “Punterito” la lidia que pedía. Lento y fijo tras la muleta fue y vino una y otra vez. “Si así embistió con tres patas como hubiese sido con cuatro” Presumió el ganadero. Siguió tres circulares invertidos con docilidad de noria. Cuatro manoletinas y una estocada delantera que lo tiró sin puntilla, dieron paso a la Puerta grande y a la ovación para el arrastre.

Luis Bolívar, Tuvo el par más engallado y menos generoso. Cierto, no es por disculpar que se hubiese ido sin tocar pelo. Fueron otras las razones. La mala suerte quizás. Porque habiéndose jugado literalmente la vida, tirándose a pecho descubierto contra la erizada cuna, salió prendido y volteado, pero dejando el acero arriba.  “Pesadilla” no cayó, quizás esta noche sueñe con él, porque la faena fue de mérito y el largo trazo de su racional toreo digno de reconocimiento. El quinto ¡Qué veleto! Y qué desganado. Le porfió sin reciprocidad desde la serie de hinojos hasta la igualada. Salía carialto, desentendido, soso. La estocada le tiró. Se levantó, tardó y aburrió hasta el aviso y se volvió a echar.

Juan del Álamo, no lució mucho con el capote. Bueno, ninguno. Ante el claro y franco tercero, hincó las rodillas junto a las tablas en la tanda inicial. Se levantó y por derecha le ligó con diferente fortuna. Por la izquierda igual pero el temple fue su virtud más notable. Cerró con cuatro manoletinas y un estocadón que rodó sin puntilla el cual pesó mucho para la oreja concedida. El negro sexto portó el escaparate mayor en la cabeza. Dos enhiestas y finas velas que metían miedo de solo mirarlas. Además, era cinqueño. Pero no hicieron pareja su desrazamiento y el deseo desordenado del matador que vislumbraba la puerta mayor. La brega fue caótica y espasmódica. La clientela con ansias de salir pronto a seguir fiesteando la resintió y la estocada sin efecto, el aviso y los dos descabellos, más.

 

Alegra el triunfo de Chacón por todo lo que significa. Resigna el casi de Álamo, entristece la mala suerte de Bolívar a quien se le exige más y preocupa la euforia del ganadero con esta nueva versión de su temido hierro. La espada fue determinante hoy. Como tiene que ser

FICHA DE LA CORRIDA

Pamplona. Lunes 9 de julio 2018. Sol. 5ª de San Fermín. Lleno. Seis toros de Cebada Gago, 513 kilos promedio, parejos, serios, astifinos. Justos de fuerza y desrazados.

Octavio Chacón, oreja y oreja.

Luis Bolívar, palmas tras aviso y silencio tras aviso.

Juan del Álamo, oreja y silencio tras aviso.

Incidencias: El final del festejo Octavio Chacón salió a hombros por la puerta grande.

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