Pregunta Necesaria

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En estos días, los aficionados de todo el mundo miramos expectantes hacia España. No tanto por la feria de San Isidro y las otras, que de por sí son suficiente motivo. Es debido al nuevo gobierno, sustentado en esa coalición política de abigarrada, inestable y precaria mayoría. La gente sencilla en Hispanoamérica, por ejemplo, ante asociaciones frágiles acostumbra decir, eso está pegado con babas. Tal vez no sea el caso.

Y además opinar sobre asuntos nacionales extranjeros, que merecen todo respeto, no es ni siquiera de buena educación. Sin embargo, la preocupación legítima y sentida obliga. La certeza de que lo que pase allá repercute acá. Que no nos es ajeno. Que nos toca más que indirectamente. Sabemos y no es producto de propaganda negra, que sectores integrantes y muy influyentes de dicho colectivo empoderado, esgrimen como banderas la exclusión, la intolerancia y la prohibición. No hablemos de racismo, moralismo, nacionalismo y otros supremacismos.

No es una imputación a la ligera, ni sectaria. Es la lectura de sus discursos y acciones en los cuales, al menos a los aficionados a los toros, no nos reconocen condición cultural y nos descalifican como bárbaros, inmorales, asesinos… merecedores de segregación, censura y penalización.

Alarma que de las filas victoriosas, no bien se habían contado los votos, hubo quienes brincaron a la torera sobre el cadáver insepulto del gobierno caído, (en el cual no encontraron eco), para cobrar por ventanilla. “Ley cero” en toda la nación ya, claman. Vean, en Cataluña no se celebran corridas de toros”. Argumento ético-político al cual no admiten discusión.

Es necesario que se comiencen a develar los compromisos que cohesionan la mayoría gubernamental. Muchos de ellos quizás no atañen sino a los españoles, en particular los pertinentes a soberanía e integridad territorial. Pero los constitucionales que afectan la cultura y la libertad, como la tauromaquia, trascienden las fronteras. ¿Cuándo fijará el gobierno su posición al respecto? Nos preguntamos.

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