Diego Ventura volvió a demostrar por qué es el rey indiscutible del rejoneo en la matinal de la Feria de Fallas. Con una magistral faena al segundo de Fermín Bohórquez y una actuación electrizante ante el quinto, el jinete luso-español se alzó como el gran triunfador del festejo, aunque el palco volviera a escamotearle una oreja de peso. Su toreo puro, ceñido y de una verdad incuestionable, puso en pie a Valencia y dejó en el aire la pregunta de hasta dónde llegará la injusticia cuando se trata de premiar la excelencia en el ruedo.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora- www.enelcallejon.co/ – Web Aliada
Arbeláez – Colombia. La matinal de rejones de la Feria de Fallas reunió en el ruedo de Valencia a tres figuras del arte ecuestre: Rui Fernandes, Diego Ventura y Lea Vicens, quienes hicieron el paseíllo dispuestos a conquistar con sus cabalgaduras y temple una plaza expectante. Ante un encierro de Fermín Bohórquez, de nobleza evidente pero escasa entrega, los tres rejoneadores buscaron imponer su sello. Sin embargo, fue Diego Ventura quien elevó la lidia a la categoría de arte supremo.
El primer turno fue para Rui Fernandes, quien dejó pasajes de toreo de frente con su primer toro, un ejemplar noble al que intentó domeñar con clasicismo. A pesar de los altibajos en su actuación, destacó con las cortas, aunque el pinchazo previo al rejonazo entero le impidió tocar pelo. La ovación del público reconoció su entrega.
El momento cumbre llegó con la aparición de Diego Ventura. Enfrentó a ‘Monigote’, un toro de 581 kilos que, aunque soso y a menos en la lidia, encontró un domador absoluto en Ventura. A lomos de Nómada, el rejoneador ejecutó un trasteo de temple infinito, toreando con la grupa como si de un capote se tratara. La plaza rugió con su soberbio par a dos manos sin cabezada, una suerte que requiere más que técnica: un vínculo absoluto con el caballo. En el centro del ruedo, exhibió un orden magistral en la lidia, desplantándose en tres ocasiones ante un toro que ya estaba vencido por su maestría. La rueda de rosas fue un espectáculo de emoción pura, coronada con un rejón entero que, aunque requirió de descabello, hizo brotar una petición mayoritaria. El palco, en una decisión inexplicable, negó el trofeo.
Lea Vicens se topó con un noble tercero al que le cuajó un explosivo inicio de lidia. Con clasicismo y solvencia, manejó su oponente hasta la suerte suprema, donde el fallo con el descabello le privó de premio. Aun así, dejó gratas sensaciones y fue ovacionada.
Fernandes regresó con el cuarto, dejando una faena de ortodoxia absoluta. A lomos de Quiebro y El Dorado, intentó levantar una actuación de más empaque que emoción, pero el toro se echó en la parte final, enfriando el conjunto. A pesar de la petición mayoritaria, el palco volvió a endurecer su criterio y dejó sin oreja al caballero portugués.
Entonces llegó el clímax de la mañana con Ventura y su segundo toro. Con un ejemplar de 570 kilos, el genio de La Puebla desplegó una actuación que rozó lo imposible. A lomos de Lío, se metió en los terrenos del toro y ejecutó dos quiebros en los medios que hicieron estallar a la plaza. Con Oro Negro, otro caballo revelación, volvió a demostrar que su técnica está por encima de cualquier embestida tardía. Las cortas al violín con Brillante fueron el epílogo de una obra cargada de verdad y pasión. Un rejonazo fulminante requirió de descabello, pero no impidió que la petición de dos orejas fuera clamorosa. Contra toda lógica, el palco sólo concedió una, encendiendo la indignación del público.
Lea Vicens cerró la mañana con una destacada obra ante un sexto a menos. Con temple y elegancia, supo sacar partido a su oponente, pero el fallo con el rejón final le costó la oreja. De nuevo, la petición fue ignorada por la presidencia, dejando una sensación de frialdad injustificada.
Al final del festejo, la figura de Diego Ventura emergió por encima de todo y de todos. Con una actuación de pura maestría, demostró que su rejoneo trasciende lo establecido, imponiendo una verdad incuestionable en cada suerte. Valencia vibró con su arte, aunque el palco, una vez más, pareciera estar jugando su propia partida ajena a la pasión de los tendidos. Ventura, con el aplauso unánime del respetable, reafirmó su leyenda en la mañana fallera.
Ficha del Festejo
Plaza de toros de Valencia. Sexta de la Feria de Fallas. Corrida de rejones. Casi dos tercios de entrada. Toros de Fermín Bohórquez. De noble y buena condición la del primero; de noble pero a menos la embestida de un segundo que acabó soseando; también con el denominador común de la nobleza el tercero; con calidad pero poca fuerza el cuarto; de tarda embestida la del quinto; muy a menos la condición del sexto. Rui Fernandes: Ovación y Vuelta al ruedo. Diego Ventura: Ovación y Oreja con petición de la segunda. Lea Vicens: Ovación y Vuelta al ruedo.