Sevilla 9ª de feria: Sin bravura cómo

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El Juli y Roca Rey descolocan los puntos finales de dos distintos, pero válidos discursos toreros, perdiendo los premios. Ferrera silenciado. Una corrida mansa de Jandilla signó la tarde plena de sol y público en la Maestranza.

El Juli, fue recibido con ovación de gala por su reciente triunfo. Caballeroso, invitó a sus alternantes, que con decoro declinaron y se taparon. La venerable plaza pletórica en la tarde primaveral desbordaba entusiasmo. Y entonces, como una premonición, el primer toro se llevó el capote de Antonio Ferrera. Para completar la coreografía el matador se tiró al callejón. Luego de cinco lances y clavar los piones en el suelo el negro blandeó y blandeó hasta echarse descaradamente a media faena que por cierto fue de una delicadeza enfermeril. Un pinchazo y estocada le dieron piadosa eutanasia. Y por ahí. Con el soso cuarto sudó a mares y terminó en arrimón contra la barrera, que la espada desprendida no dejó agradecer.

La cuatreña corrida, según tablillas con las cuatro hierbas (no como la de ayer), fue pequeña y ligera pero el segundo sobresalía cual Blancanieves entre los enanos con sus 585 kilos. Así vinieron los de Jandilla, flojos, negros, menos el castaño último, sin asomo de bravura ni de su proverbial nobleza. La elección de la terna desacertó y pagó.

Sin embargo, El Juli, con el precario combustible del segundo, el grande, prendió el fogón. El que sabe, sabe. Seis verónicas y media contra viento y desgana. Quite por delantales, contestado enciclopédicamente por Roca con altaneras, y replicado con chicuelinas de compás abierto y airoso recorte. El más vistoso momento de la tarde. Brindis de gratitud a la concurrencia y una faena completa con denominación de origen, donde la raza la ponía el hombre y no el animal. Tras los naturales, la música y la docilidad circular pero inexpresiva de “Opaco”; de frente por la izquierda. Firmas, ayudados, trincheras y una estocada total, fulminante pero caída detonaron el conclicto.

La petición fue mayoritaria y ruidosa mas Don Fernando Fernández-Figueroa valoró más el reglamento, los cánones y la categoría de la plaza, quedándose impertérrito ante la bronca orejicida. Sin hacerse mala sangre, El Juli, dio una vuelta muy festejada y al volver, cuando le pusieron el micrófono, con una sonrisa desarmó los espíritus. “No pasa nada” dijo. Con el quinto un sin clase distraído, abrevió y tampoco pasó nada.

Andrés Roca Rey, no ahora, ni dentro de cuatro años como dijo un entendido por ahí, es torero largo nato, de todo toro. Lo se porque se lo vi desde becerrista. Y estuvo las dos veces a tiro de pelo. Con el tercero, que nunca se entregó, derrochó valentía y postura, estuvo por encima, estoqueó bien, pero la petición tampoco fue aceptada.

Salió al sexto manso y huido, con la responsabilidad de ponerle orejas a la fecha. Hizo cuanto pudo. Cinco gaoneras y una larga cadenciosa. Su cuadrilla colaboró, Domínguez y Algaba se lucieron en el tercio. Brindis a la plaza que avivaba la ilusión. Estatuarios sin sacar los brazos para ceñir más el viaje, dos y el chorreado se chorreó al galope. Desde allí fue una lidia de persecución. Cinco estatuas más, trinchera, farol y pecho en la boca de riego. La derecha y la izquierda capturaban en redondo no dejando rendija de escape. ¿Eso es torear o no? Corre que te cojo y a las tablas. Largamente, obligando tandas de cuatro y cinco, matizadas con cambio por la espalda, desdenes (nunca más merecidos) mirando al público, y siete bernadinas. Parecía que sí, pero pinchó, fue avisado y todo quedó en ovación.

Sin bravura no hay caso y si además no hay poder, menos. Los toreros pusieron lo suyo, se caía de su peso, ellos escogieron la ganadería.

FICHA DE LA CORRIDA

Sevilla. Martes 19 de abril de 2018. Plaza de la Maestranza. 9ª de feria. Sol. Lleno. Seis toros de Jandilla dispares de romana, mansos y flojos.

Antonio Ferrera, silencio y silencio.

El Juli, vuelta tras petición con bronca al palco y silencio.

Andrés Roca Rey, saludo y saludo tras aviso.

Incidencias: Saludaron J.J. Domínguez y Paco Algaba en el 6º.

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