El Juli y «Orgullito» hacen historia en La Maestranza

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1910

TEXTO: EMILIO TRIGO / FOTOS: SARA DE LA FUENTE

Extraordinario toro de Garcigrande indultado por Julián López, que cortó cuatro orejas a la corrida charra en una de las tardes de su vida; oreja para Ponce del cuarto y mala tarde de Talavante.

Enrique Ponce, El Juli y Alejandro Talavante eran los encargados de trenzar el paseíllo en la tarde de este lunes en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Comenzaba con un cartel rematado la semana más festiva del año en la ciudad con un encierro de Domingo Hernández y Garcigrande por lidiar.

Abrió plaza un toro bien hecho que acudió pronto a los burladeros pero que enseñó que estaba justito de fuerzas. Ponce saludó con buen son veroniquero pero sin levantar del todo el vuelo. A este primero lo cuidaron en varas sin meter las cuerdas en ninguna de sus dos entradas. El Garcigrande, llegó al último tercio con la cara muy suelta y con una embestida muy irregular. Lució un viaje corto y con un punto de brusquedad pero sin maldad en querer alargar el cuello. Ponce tiró de oficio y raza para limar las asperezas de un oponente que resultó muy deslucido en su conjunto. El valenciano atacó a mitad de faena y pudo sacar alguna tanda estimable a diestras. Después se vino a menos. Muy superior Ponce ante tan deslucido animal. Silencio.

Julián recibió este toro con buen son capotero, bajándole las manos e interpretando verónicas de compás abierto y volcando el pecho. Bonito recibimiento del madeileño a un toro feo de hechuras y bonito de cara. Tras una medida suerte de varas tanto Juli como Talavante hicieron uso de su quite imprimiendo compás y estética, por chicuelinas ambos. Buena brega de Montes y a caballo bien Barroso. Julián comenzó por abajo dominando la situación. Tras una zancadilla del Toro ni se inmutó prosiguió igual de rodillas pasando el toro y por uno y otro pitón dando muestras de quien mantiene aquí el poder. Julián empezó su labor amasando al toro como el panadero que pone a punto la masa para meterla en el horno. Así estuvo Julián al que destapó unas embestidas de este segundo de la tarde muy dulces humilladoras fijas y entregadas en todo momento. Julián construyó una faena a base de ligazón, Donde exprimió a su oponente con un toreo muy templado siempre mandón y muy por abajo. El Juli nunca abusó de su poder pero toreó a merced a este buen toro. Verticalidad en cada soberbio muletazo y extremado empaque en su quehacer. Toreó sin toro, entrando y saliendo con garbosidad y con toda su técnica al servicio de toreo. Faena cumbre de El Juli que toreó con media muleta toda su faena, la otra mitad arrastraba el albero. Espadazo y dos orejas ante un buen toro.

El tercero en los primeros tercios no dijo nada, ni tampoco pasó nada destacable. Lo recibió Talavante sin estirase y sin poder componer por la anodina embestida del que tenía delante. Lo mínimo en varas y a cambiar de tercio. Por cierto un tercio sin más. El extremeño se justificó en un par de tandas pero pronto desistió. De principio a fin muy insustancial con el tercero. Silencio.

El cuarto también contribuyó a la sosería en los tercios iniciales. Un astado que llegó sin definir al último tercio y que cumplió sin más en varas. Brindó Ponce al respetable, sabedor de que lo llevaba dentro. El maestro valenciano entendió perfectamente a su antagonista. El cuarto se abría en la salida de cada muletazo y miraba al horizonte apuntando alguna huida de la suave muleta de Enrique. La sucesión de pases por ambos pitones tuvieron mucha estética y plasticidad con un maestro en total plenitud. Faena de altos vuelos y variada ante un toro manejable al que Ponce hizo mejor de lo que era. Oreja.

Julián recibió el quinto con un capote que pareció dar latigazos. Manos eléctricas y claudicación del toro. Tras la primera vara, El Juli se rompió a torear por verónicas como mandan los cánones. ‘Oh’ que lío formó con el capote.  Brindó Julián a Sevilla y Sevilla se entregó con Julián. El madrileño desplegó todo su potencial para torear con el mayor de los tesoros que El Juli posee, su inagotable sabiduría. Julián construyó una faena sobre otra faena. La primera toreando a placer y la segunda apretando por abajo lo imposible. Todo ante un astado que gateaba y arrastraba el hocico por el albero. Siempre a más el toro y siempre a más Julian. Apoteosis de toreo con toda su artillería en marcha y toreó insultantemente poderoso y limpio. Una obra histórica ante un toro bravo que fue indultado. La Plaza lo tuvo claro y el presidente también. No se puede destacar ninguna serie más que otra porque todo fue un conjunto de máxima excelencia. Dos orejas simbólicas.

No tomó vuelo la faena al sexto de la tarde, un animal con el que no terminó de entenderse y con el que dejó tandas sin conexión para ser finalmente silenciado Alejandro Talavante.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Lleno.

Toros de Domingo Hernández y Garcigrande, de indulto el extraordinario «Orgullito» quinto.

Enrique Ponce, silencio y oreja.

El Juli, dos orejas y dos orejas simbólicas.

Alejandro Talavante, silencio y silencio.

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