Ponce y Castilla por la Puerta Grande en la del Cierre

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Cayetano Dijo Adiós a los Ruedos y Hubo Muchos Homenajes

Manizales, enero 11 de 2025 – Con mucha expectativa llegamos a la última tarde de la Feria de Manizales, un festejo que le daba la despedida no solo a la Feria, sino también a el Maestro Enrique Ponce.

Se lidiaron astados de la ganadería de Ernesto Gutiérrez, desiguales de juego y de presentación. Actuaron acompañando la despedida de Ponce Sebastián  Castella y Juan de Castilla.

Enrique Ponce – Palo de rosa, Oro y cabos blancos

Tabacalero, # 259, 456 kilos. El maestro de Chiva, luego de varios homenajes en el ruedo saludó a un típico Gutiérrez, con estampado de joven. Inicio por verónicas, de una en una por la falta de repetición del toro. Todas de buen empaque. Vara larga, chicuelinas y dos medias de ensueño.

Con mucha suavidad Ponce inició su labor muleteril. Unos cuantos y ya en el centro, con técnica torera, la mano derecha embarcó las embestidas que cada vez sí hicieron más continuas. Todo con tranquilidad y muy despacio. La música igualmente suave. El toro como si supiera quien tiraba de él se fue entregando y ayudó a componer el cuadro. La mano izquierda entró en el acto y también llevó óles del público. Ponce tapó algunos detalles faltantes y en su magisterio todo fue correcto. El acero un pelín trasero. El palco una justa oreja y división de opiniones

Amadís, #188, 462 kilos. En el que se despedía de Manizales el maestro de Chiva se encontró uno apañadito de carnes y de cara menuda, que la verdad no prometía mucho. Miraba tableros y en la pica arremetió a la querencia. Ponce lo llevó nuevamente al caballo en el sitio correcto.

Brindó a un público que lo ovasiono largamente.

Iniciando faena tropezó y el toro le propinó una voltereta. El ejemplar que tenía menos requerido que su primero fue lavado poco a poco al centro del ruedo. Corto en las embestidas y de buscando mariposas al final de los muletazos. Con la izquierda el toro tampoco era muy potable, sin embargo, Ponce con técnica fue sacando uno tras otro muletazos de valor más que estética por culpa del burel. De uno en uno lograba pequeñas victorias. Tres poncinas y a buscar el acero. Estocada caída y sin puntilla rodó el negado astado. Dos orejas largas por la espada.

Sebastián Castella – grana, oro y detalles en blanco.

Guanina, # 187, 504 kilos. Castella se encontró en su primero con un astado de similares condiciones de fenotipo al lidiado en primer lugar, esté con más recorrido en la capa, peleó en el caballo y persiguió poco en banderillas.

Castella brindó a Luis Bolívar, amigo de años. Muy firme cito en las líneas concéntricas para pasar por alto por cambiados y rematar con un trincherazo para dar inicio a su muleta. En el centro del ruedo embarcó y tiró de un negro que como con imán seguía el trapo rojo. Castella sin mayores aspavientos fue construllendo una faena llena de detalles, donde primaba la estética y la plasticidad. La música en el palco alto.

La izquierda también tuvo espacio en la composición del francés y todo con el coro de los óles del público que llenó los tendidos del redondel sonoro. Hubo largos trayectos.

Tanda tras tanda Sebastián iba sobreponiéndose a los posibles faltantes en la embestida. Láser sitas en el centro como preludio al fin. Espada completa y desprendida. Cruceta y fallos. Otra espada y mala suerte. Tres avisos y se fue vivo.  Palmas al ejemplar.

Artesano, #252, 454 kilos, en quinto lugar salió otro terciado Gutiérrez. Castella parado en los bajos de sombra y el toro abanto. La suavidad de el francés reñía con lo tardó del astado.

En el centro del ruedo, brindó al respetable. Arrojó su montera lejos y se preparó para su tradicional pase cambiado por la espalda., fueron dos, dos por alto y el remate con la izquierda. El toro tardó y Castella con deseos de agradar. El desangelado toro muy pegado a tierra. Ante la imposibilidad Sebastián en el tercio trato de sacar partido a uno sin contenido. Al momento de buscar la igualada, imposible de matar, se distraía dificultando la suerte. Luego de varios intentos tres cuartos de acero en las carnes. Descabello y fin del desafortunado toro. Silencio y pitos al toro.

Juan de Castilla – Verde esmeralda, oro y cabos blancos.

Célebre, #172, 482 kilos. Juan saludó a uno de poca cuerna que perseguía con codicia el percal. Unos cuantos lances y al caballo de Adelfo.

Al centro y brindis al público. En los tercios y con suavidad fue buscando ser visto por el negro Gutiérrez, uno de tirón Lili y tres más llevando al toro al centro. La faena con mucho de encimista logró encontrar el sitio para tirar del toro. La mano derecha fue bajando mucho y tirando del astado, mientras el público aplaudía y pedía la música. De frente y con la izquierda Juan llevó toreado al noble pero tardó ejemplar. Espatarrado tiraba del toro para sacar trazos más largos. La faena a más. Tiro el ayudado y echo rodillas a tierras para ejecutar una tanda muy emotiva. Espada, media y otra completa. Saludó tras aviso

Narrador, #249, 456 kilos. Castilla se sentó en el estribo a esperar la salida del sexto. Una vez en la arena lo laceó con mando. El torero de Medellín se veía con muchas ganas.  Le brindó al suintendente Henao de la policía nacional, quien lleva varios años prestando su servicio en las temporadas taurinas. El toro con más recorrido que los anteriores dejó que Juan condujera sus embestidas y con mucha clase construyó una faena seria y correcta en las formas. En el centro del ruedo Castilla uno a uno corría los muletazos, mientras las notas del pasado le y los óles acompañaban la actuación.

Rodillas en tierra para torear por lasernistas y el de pecho en pie. La espada ya en la mano. Estocada completa y el astado se fue a buscar el toril. Dos orejas a cuenta gotas.

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