La penúltima corrida de la Feria de Manizales se vivió con una mezcla de emoción y desilusión, ya que, mientras algunos momentos de gran destreza taurina brillaron, otros trajeron consigo la incertidumbre y la crítica. La tarde, que prometía ser una de las más destacadas de la feria, se convirtió en un escenario de contrastes, donde los toreros demostraron su maestría, pero también enfrentaron el desafío de toros impredecibles y condiciones difíciles. Las luces de la faena se alternaron con las sombras de decisiones cuestionadas, dejando un sabor agridulce en los asistentes.
Redacción: Juan Pablo Garzón Vásquez- www.enelcallejon.co/ – Web Aliada
Manizales – Colombia. La penúltima corrida de la Feria de Manizales fue, sin duda, una de las más esperadas de la temporada, tanto por la calidad de los toreros como por la tradición que representa el evento en la ciudad. La Plaza de Toros, llena de aficionados ansiosos, se preparaba para una tarde que prometía ser histórica. Sin embargo, lo que se desarrolló en el ruedo fue un espectáculo lleno de altibajos, donde el brillo de algunos momentos se vio empañado por otros de frustración y controversia.
A lo largo de la corrida, el ambiente se tornó impredecible. Hubo faenas deslumbrantes que hicieron vibrar al público, pero también hubo toros difíciles que pusieron a prueba a los toreros, quienes no siempre lograron dominar la situación. A pesar de las grandes expectativas, la corrida dejó una sensación ambigua, como si la tarde hubiera sido una mezcla de luz y sombra, donde los aficionados quedaron con la duda sobre qué tan sublime es realmente el arte del toreo con lo visto en el ruedo. Unas imágenes captadas para ustedes:
