Redacción: Alejandro Silveti
La noche del 22 de noviembre en San Luis Potosí, será recordada no solamente por la despedida del diestro español Enrique Ponce. Será rememorada por el derroche artístico que tuvieron los tres toreros en la plaza de toros “El paseo – Fermín Rivera” la cual registró una magnífica entrada con un ambiente desbordante, el cual presagió que sería una gran noche de toros.
Se jugó un encierro de Fernando de la Mora, bien presentado, fino de Hechuras, destacando los corridos en primero, cuarto y sexto bis. Inexplicable e injusto, fue que el juez de plaza a quien le dicen el Gallo y se apellida Robledo, le haya negado la vuelta al ruedo al cuarto de la noche y solo lo haya premiado con arrastre lento.
Inimaginable resulta también, que un torero como Enrique Ponce, hoy se encuentre en su campaña del adiós. La noche de este viernes el torero de chiva ha mostrado lo inconmensurable de su tauromaquia, lo excelso y artístico que le da una trayectoria de más de treinta años como matador de toros con una esencia, una plasticidad y una sensibilidad única.
Pese haber fallado con la espada en sus dos toros, hoy Enrique Ponce ha dado cátedra de entendimiento, reposo, verticalidad y temple, en dos faenas que resultaron clamorosas. Si en su primero estuvo fino y atinado, en su segundo, cuarto de la noche un toro muy bravo, se sublimó en una faena por ambos pitones con muletazos y remates que estremecieron al máximo al público potosino. No obstante que la afición solicitó el indulto al toro de Fernando de la Mora, el Gallo Robledo, juez de plaza, no lo concedió y se equivocó también al negar la vuelta al ruedo a los restos mortales del cuarto de la noche, dejando todo en un injusto arrastre lento. Enrique Ponce dio estruendosas vueltas al ruedo dejando escapar cuatro orejas y un rabo en una noche inolvidable.
Diego Silveti, quien estuvo en duda para torear esta noche por una lesión de rodilla que sufrió a principios de mes, afrontó con todo profesionalismo este compromiso y con el primero de su lote, segundo de la noche, ha conseguido un trasteo lleno de entrega, aseado y muy templado sobre todo por pitón derecho, los muletazos en redondo y con un gran pulso en el engaño del torero guanajuatense, llevaron al público a vivir un trasteo cargado de gran emoción. Tras dejar una estocada entera recibiendo, el juez de plaza le estafó una oreja, que siempre tuvo petición mayoritaria. Muy aplaudida resultó la vuelta al ruedo de Diego Silveti.
Con su segundo, Silveti redobló esfuerzos buscando el triunfo, ante un ejemplar al que le faltó fuerza, obligando al torero a exponer y entregarse en cada muletazo muy cerca de los pitones del de Fernando de la Mora, por fallar con la espada todo quedó en una cerrada ovación.
El más joven del cartel, Héctor Gutiérrez, no se achicó ni se amilanó ante lo hecho por sus alternantes y si bien cumplió con el tercero de la noche que poco le ayudó, con el sexto bis, un toro sustituto extraordinario, Héctor Gutiérrez no solo dio un fuerte golpe en la mesa, ratificó que está llamado a ser uno de los grandes de la torería nacional.
Al cierre de la función, Gutiérrez se topó con un bravo y extraordinario ejemplar, al que entendió de principio a fin, su faena llena de sensibilidad, cargada de una plasticidad absoluta fue acumulando muletazos de veinticuatro quilates, que el público disfrutó y acompañó con gritos de torero, torero.
La faena estaba consumada y ante la petición del indulto, Héctor Gutiérrez decidió buscar la gloria, al perfilarse a matar y abrumado por la emoción, no pudo sacar el brazo cuando el toro se le arrancó de manera intempestiva dejando una estocada defectuosa que le arrebató de golpe las orejas y el rabo que ya tenía en la espuerta. Teniendo que conformarse con una vuelta al ruedo.
Ponce y Silveti, se volverán a encontrar el próximo domingo en Irapuato, para sostener un mano a mano con toros de Campo Hermoso.