1a Manizales: La Magia de los Toros en Manizales

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En una fría noche manizaleña, la plaza de toros se llenó de emoción y arte, donde seis aficionados prácticos mostraron su pasión por la fiesta brava, recordando que, en Manizales, la magia del toreo siempre está presente.

Redacción: Javier Enrique Baquero Pardo JABA

Manizales – Colombia. La fiesta de los toros tiene algo que no se entiende. ¿Magia o encanto? No lo sé, ayer, en una fría noche donde cualquiera hubiese buscado refugio en una taza de café caliente o bajo las cobijas para resguardarse del frío, la gente estaba en los tendidos de la plaza de toros de Manizales. Había llovido toda la tarde, lo que hizo que el cemento, gris como de costumbre, se empapara de humedad. Sin embargo, apenas sonaron las primeras notas del pasodoble «Feria de Manizales», fue como encender una luz apagada. De inmediato, se olvidaron los dolores, el frío y las incomodidades, y comenzó la fusión con el arte taurino y la emoción de estar en una plaza tan emblemática como la de Manizales.

Una plaza donde hay duende, donde hay ángeles, donde suceden cosas inexplicables que convierten lo cotidiano en arte y lo sublime en momentos eternos. El cartel de la noche no era el de grandes figuras del toreo, sino el de seis aficionados prácticos que alguna vez soñaron con ser toreros. Seis hombres que, aunque la vida no los llevó a tomar la alternativa, anoche vivieron la oportunidad de estar frente a ejemplares de máxima calidad de la ganadería de Ernesto Gutiérrez.

Cada uno de ellos dejó en el ruedo sus ganas, su pasión y su amor por el arte de Cúchares. No había nombres de renombre, pero sí hombres con gran valía, aficionados a los toros que llevaron con ellos esa magia y ángel que cobija al taurino honesto. Con muletazos de calidad, algunos impecables y otros no tanto, ofrecieron una tarde de verdad, de entrega y de respeto a la fiesta.

Curiosamente, este sexteto de actuantes reunía muchas diferencias: un mexicano, un español y varias edades entre ellos, quizás uno rayando ya en la madurez más alta. Sin embargo, todos salieron al ruedo con la ilusión de un novillero joven, con esa chispa que es la que mueve las pasiones de la fiesta brava. Hoy en Manizales se rindió un homenaje a la libertad: la libertad de expresión en la diversidad de edades, criterios, vidas, y sobre todo, en la unidad de los taurinos, que en Manizales siempre nos damos cita.

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