FONSECA Y GILIO, COMPARTEN EL TRIUNFO EN EXITOSO FESTIVAL TAURINO DEL TOREO SE VISTE DE AZUL
Una gran tarde se vivió este jueves en la Hacienda “El Salitre”, donde los aficionados acudieron al llamado para apoyar a los niños con Autismo. Ha sido un festejo importante por el altruismo mostrado y por la solidaridad de la familia taurina que respondió a la convocatoria encabezada por el matador de toros en el retiro Gerardo Gaya.
En este Festival Taurino actuó el rejoneador Diego Ventura, y los matadores de toros Alfonso Ramírez “El Calesa”, Diego Silveti, Isaac Fonseca, y Arturo Gilio, estos últimos, triunfadores al cortar oreja respectivamente. Grata presentación tuvo Ignacio Garibay hijo que por las fallar con la espada dejó ir el triunfo.
“Roiz”, de 430 kilos, de la ganadería de Villa Carmela, abrió plaza, correspondiendo al rejoneador Diego Ventura, que saludó montando a “Velázquez”. El mando de salida, temerario y firme, templando tras el primer rejón de castigo y sintiendo la franca embestida del ejemplar. El inicio en banderillas con la emoción y el sentimiento de un público cautivo que ha visto la maestría en las notas templadas de un Diego Ventura tan único y lleno de genialidad. La perfección en tiempo y lugar, los cites frontales y las batidas. El triunfo no llegó por fallar con el rejón de muerte, pero quedan sus grandes momentos y eso es lo que vale. Palmas al toro en el arrastre. Saludó con ovación en el tercio para el rejoneador.
“Estoy contigo”, de 475 kilos, de la ganadería de Ordaz, correspondiendo a Alfonso Ramírez “El Calesa”, que tuvo un buen saludo capotero. Pinturero inicio de faena, con ese toque artístico que le ha caracterizado, muletazos de uno en uno por la diestra, luciendo con calidad. Por el izquierdo, cruzándose, firme, y logrando muletazos importantes a un toro que colaboró muy poco.
“Pirata”, con 435 kilos, de Marrón, tercero de la tarde, tocó en suerte al diestro guanajuatense Diego Silveti, muy firme estuvo en el inicio de su faena de muleta que ha brindado al respetable. Con mucha suavidad trazó los primeros muletazos por derecho, buscando las embestidas del ejemplar que tuvo poca transmisión y calidad. Silveti dejó el esfuerzo en todo momento, acertando en la suerte suprema al primer viaje. Para ser aplaudido.
“Liberal”, con 510 kilos, del hierro de Xajay, cuarto de la tarde, al que saludó con cadencia con el capote el torero michoacano Isaac Fonseca, que se asentó por verónicas. Temerario el comienzo de faena de Fonseca, variado y con el cambiado por la espalda que despertó la emoción en el tendido, por el izquierdo encontró la potabilidad del toro, corriendo la mano con mando. Al momento el toro de Xajay fue el de mayor transmisión, pues por el derecho también fue franco, y le permitió series con calidad y mando. Fonseca dio variedad a su trasteo, adornándose con molinetes y el toreo en redondo en los pasajes finales. Pinchazo y estocada para cortar una oreja.
“Cumplido”, con 490 kilos, de Pablo Moreno, para el diestro lagunero Arturo Gilio que saludó de rodillas, llevó al toro al caballo por chicuelinas andantes, luciendo mucho, apostando todo. Por lo que cubrió el segundo tercio, estando solvente. El toro tuvo poca fuerza pero le permitió al torero lagunero llevarlo con temple, el toque muy suave y ayudándolo mucho. La faena rompió y pudo ligar series de gran calidad por el derecho, con trazo largo y disfrutando mucho su quehacer muleteril. Por el izquierdo también encontró la clase y en el tramo final coronó con una tanda de lucimiento. Pinchazo y estocada para cortar una oreja con petición de la segunda.
“Mentiroso”, con 360 kilos, de Marrón, cerró plaza, al que Ignacio Garibay hijo, en su debut, se impuso con mucho valor, esperó al toro a porta gayola y después dejó un buen ramillete con el percal. Se dobló con torería, muy largo, sintiendo, atesorando la clase que se hereda. Toreo con naturalidad, sintiendo cada muletazo, cuando corrió la mano por el izquierdo lo hizo asentado, plagado de sentimiento y profundidad. Por el derecho cuajó una serie portentosa dibujada con el cambio de mano para después rematar con un cambiado por la espalda y el pase de pecho. Le aguantó al toro, sin moverse, sereno, manteniendo el buen ritmo de su faena. Falló con la espada, escuchando dos avisos, retirándose entre palmas.