Cayetano con tres orejas. Roca Rey con dos simbólicas y Bolívar con otras dos reales, salen a hombros clausurando la feria 69 con gran jolgorio. Encierro anovillado, encastado y noble, con un toro indultado, dos de vuelta al ruedo y dos más ovacionados al arrastre…
Redacción: Jorge Arturo Díaz Reyes – https://todotoroblog.blogspot.com – Foto: Camilo Díaz
Manizales – Colombia. Los seis negros de Ernesto Gutiérrez, cuatreños, con sus 461 kilos promedio fueron el conjunto de más romana en la feria y en la temporada colombiana. Pero su escaso cuajo, sus discretas cuernas y algunas rajadas y blandeos que en otras partes pesarían, aquí fueron, como siempre, obviados por el público y el palco que privilegiaron su juego noble y encastado, convirtiéndolo en el encierro más celebrado y premiado del ciclo nacional. Es el toro de Manizales, la sensibilidad de Manizales y la identidad añeja de Manizales. Quien lo entienda que lo entienda. Quien quiera buscar peros los hallará, pero por allá. Aquí las cosas son como son.
Luis Bolívar, pechó con el único pitado en la tarde. Soso y bronco, que no humillaba, cabeceaba arriba, remoloneaba y se rajó al final. El caleño, paciente, correcto y lidiador le llevó de a dos y de a uno, sin resignarse cuando se aculó en tablas. Lo liquidó con una espada pasada saludando. En cambio, el cuarto fue de gran fijeza y repetición, virtudes que lo pusieron casi por encima de la inquieta faena que si de algo careció fue de ligazón. Pase y pasos fue la constante, formato que de Belmonte para acá solo se admite con los innobles. “Sansilvestre” por supuesto con su amable fijeza no lo mereció. Sin embargo, el aseo de las suertes individuales complació, y con el acento de una estocada total y eficaz recibiendo. Su señoría comulgó con la ruidosa petición de las dos orejas y la vuelta para el arrastre.
Cayetano, fue acogido con gran afecto desde su llegada. Pero el clímax de la empatía llegó con su colorida faena al casi pastueño quinto “Amadís”. Dos verónicas rodilla en tierra, dos de pie, chicuelina, dos largas y una nazarena serpentinada, todo amarrado, pusieron la plaza en modo extático. Pedro Geniz lo picó bien y cayó. Santana puso dos vistosos pares saludando, y el aristocrático esperó sentado en el estribo para empalmar cuatro por alto, dos derechas y uno de pecho ya incorporado. Pa´que les cuento como se puso la cosa. La segunda tanda de cuatro derechas molinete, cambio de mano y uno de pecho circular y lento salió preciosa, y la música y el griterío seguro se oían hasta Chinchiná. Así en esa tónica fluyó la faena por naturales y no, por alto y no, por largo y no. Un desarme por pisotón del trapo de tan bajo que iba fue ignorado y tras tres molinetes, un soberano volapié que hubiese firmado su glorioso bisabuelo, dejó el acero hasta los gavilanes y al buen Gutiérrez en el suelo para que le dieran la vuelta sin las orejas, que con otra del segundo le sumaron tres de triunfo.
Roca Rey, llegó de último. Como es él, tan ensimismado, con esa gélida cortesía que parece la frontera de su prohibido mundo interior. Casi ausente, aguardó su turno, con “Emir” el tercero, al cual le puso Clovis Velázquez la última vara de su vida. Un puyacito, apenas una caricia, casi nada, pero bien marcada y con una ovación de despedida. Viruta pareó bien y Andrés brindo al alcalde taurino de la ciudad en el palco más alto. Luego, cinco por bajo genuflexo, uno de pitones a rabo y uno de pecho pusieron el asunto en su terreno, los medios. Dos tandas de a cinco y seis muy rimadas, con el trapo arrastrando y dibujando en redondo produjeron furor. Los oles parecían decir: llegó el que manda. Los naturales primeros fueron de a uno, pero en seguida la tanda de cuatro, molinete y pecho fue mi ligada y consonante. Y así, y así hasta que sonó el famoso “Feria de Manizales”. Los embroques y los círculos concéntricos parecían ir a compás con la banda. El toro era una uva. Cuatro luquesinas parecieron un guiño, o una alusión, o un sarcasmo, no sé, pero le salieron pintadas. Dos intentos de igualada fueron atajados por el populacho y Usía no tardó en sacar el pañuelo del indulto. El pandemonio. Las dos orejas simbólicas y una cascada de cosas a su paso, la mayoría botas medio vacías.
Con el sexto se presumía la cereza del pastel, el broche de oro. Pero salió encastado en áspero, peleón con el caballo, e insolente con los de a pie. Sin embargo, el limeño lo brindó al público y sin despeinarse, le ligó por una y otras mano, bajándole los humos. Pero no tanto como para permitir lirismos. La cosa hubiese ido de pelo sino es por los dos pinchazos bajos, el aviso y los dos golpes de verduguillo que pasmaron la parcial. El arrastre ovacionado y el torero silenciado dijeron que la suerte suprema es la suprema.
Antes de soltar el cuarto hubo una ceremonia para despedir al picador Clovis Velázquez, con vuela al ruedo en hombros y salida por calle de honor. Se la merecía. Así acabó la feria.
Ficha del Festejo
Domingo14 de enero 2024. Monumental de Manizales. 7ª de feria. Sol. Casi lleno. Seis torosos de Ernesto Gutiérrez, de poco cuajo, encastados y nobles. Luis Bolívar, saludo y dos orejas. Cayetano, oreja y dos orejas. Roca Rey, dos orejas simbólicas y silencio tras aviso. Incidencias: Saludaron Joselito Rus tras parear al 2°, Pineda tras parear el 4° y Ricardo Santana tras parear al 5°. Al final de la corrida salió a hombros los tres alternantes. El picador Clovis Velázquez fue despedido con vuelta en hombros y calle de honor tras la lidia del 3°.