Manizales: Espada Pincho las Orejas

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Manizales: Espada Pincho las Orejas

Redacción: Javier Enrique Baquero Toro – JABA

Manizales – Colombia. Con una entrada que llegó casi al lleno y un clima agradable, se cumplió la cuarta corrida de Feria de Manizales. Infortunadamente los fallos con la espada cobraron los trofeos ganados con las faenas. El encierro del maestro César Rincón, llegó en su mayoría justo de kilos, pese a esto hay que decir que fue un encierro armónico, y bien presentado y que su comportamiento hubiese podido dar mejores réditos al espectáculo y los toreros lo hubiesen querido.

Alejandro Talavante, palo de rosa, oro y cabos blancos. Poca capa de Talavante avanza Indocumentado, un bonito castaño, flojo de remos, pero noble y con codicia. Con la pañosa y un ejemplar que acusó la poca vara, Talavante tiro del toro con suavidad para construir una faena importante. El tema se complica porque, el toro perdió recorrido rápidamente, pese a ser fijo en el paño. Bajonazo y silencio. Pitos a Abrahán Neiro, banderillero de Emilio de Justo. Dejado también perdió claridad en la muleta. Poco pudo hacer Talavante con una embestida incierta. Con la muleta rodillas en tierra el español citó para realizar una primera tanda. El toro que humillaba seguía los vuelos de la pañosa y en el centro del ruedo tiraba del burel exprimiendo el contenido del frasco de las esencias. Una espada delantera y desprendida, basto para finiquitar la vida de Desterrado. Petición de oreja. Larga por el acero.

Emilio de Justo, azul marino, oro y cabos blancos. Dejado fue el primero de Emilio y con él se dobló para recoger las embestidas. Las verónicas fueron cargando la suerte, ya en el centro dio paso a los varilargueros.

Emilio llevó dos veces el toro al caballo de Hildebrando Nieto. Con la pañosa Dejando no colaboró con Emilio, pese a que le consintió. El toro mostraba más peligro en la intermitencia de calidad. Fue más la calidad del torero basada en la técnica. La espada fue el camino para salir del trago amargo. Pinchazo y bajonazo saliéndose de la suerte. Con el quinto con poco peso en el escroto, peso apenas en el límite del reglamento y poca fuerza en los remos delanteros, apenas acudió a la capa. Brindó a los aficionados que llenaron casi la totalidad del aforo. Partiendo de las tablas, Emilio ejecutó dos muletazos rodillas en tierra, para sumar en redondo. El toro humillaba y acudía de lejos. Con la derecha ejecutó naturales sin ayuda, tras arrojar lejos la espada de madera. El toro se sobreponía muletazo a muletazo, cada vez mostró más calidad y fijeza. Su suavidad fue bien aprovechada por Emilio de Justo. Media y estocada. Aclamado y con una fuerte petición el palco se llevó en su conciencia la oreja que justamente debía haber entregado. Dio una vuelta ruedo.

Tomas Rufo, vino de burdeos, oro y cabos blancos. Poca capa al que pasaba por la humanidad de Tomas sin quedarse en el engaño. Con la muleta un toro bravo, con recorrido, noble, en astado y con un imán hacia la muleta. Buenas tandas. Trazos largos y templados. La faena fue muy interesante, sumando muletazos de buena factura al que humillaba tras los vuelos de la muleta. Naturales sin ayuda alguna. Lastimosamente pinchó en un primer encuentro. Media, aviso, descabello y más. Silencio para el toledano. En el cierre salió al ruedo Lulón, un ejemplar Justo de presentación, lomo tendido e incierto en los primeros lances. Tomas Rufo condujo las embestidas templadas de Lulón, en tandas que no llegaron a conectar con el público. Ni el toro, ni el torero acabaron de acoplarse. La música sonó ya al final de la faena. Una oreja tras estocada.

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