Corta la duranguense una oreja, lo mismo que Alejandro Moreno y Antonio Magaña
Redacción: Guillermo Leal
La novillera duranguense Luz Elena Martínez se convirtió ayer en la primera mujer que triunfa en los 52 años de vida de la Plaza de Arroyo. Esa noticia que de suyo es histórica, fue de la mano con el regreso de la fiesta brava a la capital del país en un escenario que se ha caracterizado por ser un semillero del toreo mexicano.
Luz Elena, visiblemente, falta de sitio, tuvo toda la actitud y el valor, sobre todo el valor, para dejar pasar a un novillo noble de El Garambullo, de muy buena presencia, y que embestía paso a pasito con calidad, lo que provocó la emoción de los aficionados que lograron una gran entrada en el coso tlalpense. Al final ese par de tandas en las que la joven torero dejó ver su compromiso por debutar en un escenario de tanta trascendencia, un toreo variado, que fue ganando confianza poco a poco, y una estocada en la que, sin querer, imitó un poco el caminar de Ferrera -guardando proporciones- para dar una estocada, le valieron la primera oreja de una tarde histórica por haberse convertido en el primer triunfo femenino en un festejo que defendió la licitud de la fiesta brava.
Y junto a Luz Elena también consiguieron cortar una oreja, Alejandro Moreno y Antonio Magaña, siendo éste el que mejores sensaciones dejó. Magaña, que ha toreado ya en España, manejó con temple el capote y luego ya con la muleta tuvo detalles dignos de alegrar la pupila y dejar sensaciones de halagüeño futuro en la fiesta con un novillo que le permitió lucir.
Moreno estuvo insistente desde su recibo capotero en los medios de la plaza, ante un astado que tuvo calidad y que le ayudó al torero queretano cortar una oreja. Abrió plaza Eduardo Neyra quien al ser el más experimentado y estar ya en un sitio más destacado que sus alternantes, se le midió con otra vara y no le fue fácil conectar con el tendido. A su novillo le dieron arrastre lento y él salió al tercio.
Rodrigo Ortiz no asimiló que su inclusión al cartel fue menos de 24 horas antes y se mostró dubitativo, con poca ambición y pasó de puntillas. Juan Pedro Herrera estuvo bullidor en los tres tercios. Tuvo actitud aunque su novillo fue uno de los menos buenos de un encierro muy toreable de El Garambullo. Tardó en matar.