Alejandro Talavante, una oreja en nueve toros

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Rafaelillo corta un trofeo en la gesta sin gesto de Talavante

Redacción: Carlos Ilián – marca.com

Rafaelillo corta un trofeo en la gesta sin gesto de Talavante

Plaza de Madrid. Vigésimoctava corrida. Lleno. Toros de Adolfo Martín y un sobrero de Garcigrande (2), muy descastados. Rafaelillo (6), de grana y oro. Estocada (una oreja). Pinchazo y estocada trasera (saludos). Manuel Escribano (5), de verde inglés y oro. Dos pinchazos y estocada corta trasera (silencio) Estocada desprendida (saludos). Alejandro Talavante (2), de verde botella y oro. Dos pinchazos, bajonazo y descabello (silencio). Cuatro pinchazos, media estocada y descabello( pitos)

Alejandro Talavante tuvo el gesto de anunciarse cuatro tardes en Madrid. Una apuesta muy fuerte y que entrañaba riesgos evidentes. Por supuesto todos esperábamos el retorno del mejor Talavante, el torero genial que ha dejado momentos para el recuerdo imborrables. Pero a medida que ha ido sumando actuaciones las cosas no transcurrian más allá de la mediocridad. Y ayer, última fecha de su maratón, en la tarde de los adolfos, de nuevo la decepcion. Tarde en blancoen blanco. En total 9 toros en la feria y una solitaria oreja, la que cortó a un toro de Jandilla el 13 de mayo, o sea 1-9, balance tefinitivo.

Lo peor es la imagen que este torero nos deja al final de San Isidro. Ayer ante la descastadísima corrida de Adolfo Martín y el buey sobrero de Garcigrande que lidió en sexto lugar vimos a un torero sin ideas, sin recursos para salir de otra forma que fuera el conformismo de una tarde en la que era el indiscutible protagonista, el que llenó la plaza de Madrid. En su primer toro se sucedíeron los enganchones, lo mismo en derechazos que naturales. Para colmo con la espada atacó los bajos de forma descarada. En el sobrero, un buey de Garcigrande, divagó en un quiero pero no encuentro como salir del trances ante este zambombo. Y de nuevo un mitín con la espada. Esta vez la gente protestó con fuerza. Había mucha decepción en esa bronca.

Del desastre no se libra Adolfo Martín con una corrida infumable, descastada y blanda, muy desigual de presentación. En este contexto solo Rafaelillo, en sus dos toros, puso las cosas en su sitio. Muy medido en el primer toro, el que más se empleó en la muleta. Temple en los derechazos y decisión en los naturales porque el pitón izquierdo del toro exigía un plus. Muy al final de la faena una tanda muy ligada sobre el pitón derecho y finalmente una estocada hasta la bola que tiró sin puntilla al toro de Adolfoi. Oreja incontestable. En el cuarto intentó, por activa y por pasiva, una labor de mucho tesón ante un toro que parecía haberse lesionado en varas. Al menos lo parecía.

Manuel Escribano trasteó levemente a su primero, de mñinima embestida y se empeñó en jugársela en el quinto que derrotaba pavorosamente y buscaba con saña la humanidad del torero a la salida de cada muletazo. No se puede pedir más entrega que la de este torero.

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