Morante de la Puebla paró el tiempo en su muleta

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Una faena para el recuerdo en Madrid

Redacción: Calos Ilián – marca.com

Una faena para el recuerdo en Madrid

Plaza de Madrid. Vigésimoquinta corrida, Lleno. Toso de Alcurrucén (5), de juego y presencia muy desigual, en general embistieron con la cara arriba excepto el tercero; segundo y cuarto se dejaron torear sin excesos, el sexto manso solemne. Morante de la Puebla (8), de grana y oro. Dos pinchazos hondos y dos descabellos (silencio). Estocada delantera y desprendida y dos descabellos (una oreja). El Juli (5), de ciruela y oro. Pinchazo, estocada corta y dos descabellos (saludos). Cuatro piunchazos, estocada desprendida y descabello (silencio). Ginés Marín (6), de pizarra y oro. Estocada trasera y cañida y dos descabellos. Un aviso (saludos). Estocada atravesada. Dosa avisos (saludos).

Al cumplirse sus 25 años de alternativa y después de numerosas actuaciones en Madrid, José Antonio Morante nunca ha salido por la puerta grande de esta plaza. En dos ocasiones la espada lo ha impedido, y ayer se repitió la historia. Morante de la Puebla se dejó en el acero esa salida en hombros que se le ha negado durante toda su trayectoria en los ruedos.

Peta puede ser la anécdota, no menor, porque el torero de Puebla del Río bordó el toreo en ese cuarto toro, de nombre Pelucón que le sirvió para recrear los redondos y naturales más lentos, máss solemnes, más cuajados, sin dejarse un solo detalle de detalle de grandeza, como los ayudados por alto en el inicio de la faena, los remates de cartel y toda esa tauromaquia que lleva dentro estte torero. El tiempo se había parado en la muleta de Morante. Solo faltaba un final con la misma grandeza, pero, ¡ay!, la ejecución de la suerte suprema fue un apaño para salir del trance y la espada, delantera, atravesada y desprendida necesitó de dos descabellos para tumbar al de Alcurrucés.

La oreja que se le concedió es un premio muy menor ante la obra de arte del torero, pero, amigo, la suerte de matar es el fundamentobásino de la tauromaquia y ayer Morante no estuvo a la altura en ese momento definitivo. En su primer toro, un morucho cualquiera, Morante cortó por lo sano y enfadó a los del gin tonic.

El Juli sustituyó a Emilio de Justo, a quien brindó la muerte del quinto toro. El Juli tiró de oficio y recursos para embarcar la embestida a la defensiva de su primer toro. Poco a poco logró su objetivo hasta darse el lujo de ligar varias tandas que parecían imposibles. Pero El Juli anda descolocado con la espada y perdió una oreja de ley que ya tenía casi en el esportón. En el quinto de la tarde brujuleó para sacar algo positivo de una embestida cortísima y de cara por las nubes. De nuevo anduvo a la deriva con la espada que en esta feria ha sido la cruz de este torero.

Ginés Marín se encontró con el único toro de la corrida que humilló de verdad, el tercero, y lo entendió a la perfección para ir ligando redondos y naturales. Temple y reposo en una a faena que para seguir la tendencia de la tarde también emborronó con la espada. En el sexto, un burraco de bella lámina pero manso solemne, Ginés tuvo picardía para robarle al toro unas embestidas en la querencia. Muy por encima del manso. Calewntó a la gente con su disposición y para rematar las socorridas bernardinas . El toro tardó en morir, se escucharon dos avisos y Marín tuvo que conformarse con una ovación.

El cartel de hoy: Toros de Fuente Ymbro para Juan Leal, Joaquín Galdós y Rafael González.

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