Felipe Negret: ‘Indiscutiblemente, en la próxima legislatura, la prohibición en Colombia llegará de manera express’

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Felipe Negreth Mosquera

Artículo de opinión de Felipe Negret Mosquera, abogado y antiguo empresario de la Santamaría de Bogotá

olombia ha sido, y lo sigue siendo, objetivo del activismo internacional que ataca todo lo concerniente a la actividad ganadera, no sólo lo relativo a la actividad taurina. Lo que buscan blindar es un gran negocio, el negocio de las mascotas. Incluso, buscan acapararlo; de ahí el control que quieren implementar mediante las campañas contra la fertilidad. Es curioso, pero la castración no la consideran como maltrato animal.

Algunos movimientos populistas aprovechan el anterior discurso, para pretender imponer ‘sus’ gustos y ‘su’ cultura. No importa si para conseguirlo destruyen nuestra institucionalidad y el estado de derecho. Dicen defender la libertad, pero sólo si trata de ‘su’ libertad y no dudan en atropellar la libertad de los demás.

Algunas autoridades se han desentendido de su deber de hacer respetar los derechos de “todos” los ciudadanos y, también, olvidan su obligación de velar por el orden público. Prueba de ello, la actitud omisiva de la Administración Distrital en enero de 2017 cuando se permitió la agresión callejera hacia las personas que acudían a un espectáculo legal y con amparo constitucional.

Los estamentos taurinos no han estructurado una plataforma de defensa de nuestras tradiciones, de nuestra cultura y de nuestra libertad. No se pueden limitar a conversar y conversar, alrededor de una taza de café, sobre lo que se pudo hacer y no se hizo. Para defender la libertad no bastan las palabras, debemos luchar, con objetivos claros, propósitos ambiciosos y, sobre todo, con férrea decisión.

La falta de afición es lo que predomina. Ya ni protestan, como lo hacían antes en las plazas. No salen del closet, no salen de la comodidad de los tendidos y de sus barreras a defender sus tradiciones. La afición está, tristemente, en estado comatoso. La asistencia a la pasada “Feria de Cali” fue lánguida, pese a su buena programación con precios lógicos, al alcance de todos.

En 2017, la Santamaría de Bogotá, después de una gran batalla jurídica, se recuperó para la Fiesta. Los aficionados y los estamentos, no entendieron que la batalla continuaba. Tenían que cargar la suerte todos los días y no perderle la cara al bicho prohibicionista. Es muy triste.

Al proyecto le faltan dos debates en la actual legislatura. Muy seguramente no alcanzará el tiempo para su aprobación. Pero, indiscutiblemente, en la próxima legislatura, que comienza el 20 de julio de este año, con la nueva integración del Congreso de la República, la cosa será a otro precio y la prohibición llegará de manera exprés.

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