En horas de la mañana recibí dos llamados al mismo tiempo, uno era mi padre y otro mi hijo Jerónimo, como si hubiesen puesto de acuerdo ambos me dijeron “Murió Mario Gonzalez”, la reacción de mi cuerpo fue dejarse desplomar en la silla más cercana mientras mi piel sintió un hormigueo lleno de frio.
La noticio que me estaban dando no la podía creer, pues es increíble que alguien que siempre deambulo por el mundo lleno de vida no se debería ir. Él fue cercano a todos, amado por muchos, añorado por otros tantos y a todos nos une una descripción del negro, “Mario era amigo de sus amigos”.
Él y yo teníamos un vínculo muy especial y aunque no nos veíamos seguido, cuando no reuníamos siempre salía a relucir ese vinculo y el nombre de la persona que muchos años nos apadrino a los dos, Don Fernando Gonzalez Pacheco, a los dos nos enseñó mucho de eso que no enseñan en las universidades, nos mostró el camino del buen andar por el mundo de los medios de comunicación, ambos en momentos muy íntimos de la vida del más grande, placer que compartimos y del cual estábamos muy orgullosos. Siempre Pacho salía a relucir en nuestras conversaciones porque algo que los dos siempre tuvimos de presente es que debíamos ser agradecidos con todos los que en el camino nos hemos encontrado, pero sobre todo con Pacho.
Mario fue un buen alumno, fue amigo de todos, su alegría, su sinceridad, la vehemencia y el amor por el Once y los toros fueron la marca de su ADN.
Aun no lo puedo creer, tan solo hace unos pocos meses en su Manizales del alma hablamos por horas teniendo como eje de esas “polémicas” a nuestro maestro, amigo y padrino y seguíamos recordando sus enseñanzas y recordábamos las pilatunas de las fuimos cómplices o de los secretos que fuimos guardianes por siempre. Ambos lloramos la partida de Pacho y hoy el se me adelanto para llegar a al cielo a disfruta de su mentor. Estoy seguro de que ya deben estar jugando cartas, apostando millones de centavos y hablando de como hacer una buena toma, la mejor entrevista, ver la mejor corrida o simplemente como seguir siendo hombres de bien.
Adiós Mario, Negro cuida de los que quedamos en el camio haciendo fila. Ole por tú vida