Emilio Ratificó e Indulto, Ginés Tapo y Pardo Justificó

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Se lidiaron ejemplares de Las Ventas del Espíritu Santo, desiguales de presentación y comportamiento. Unos con cara de hombres y justificación en el fenotipo, otros con edad en tablas y poco contenido en sus partes bajas.

Redacción: Javier Baquero JABA

Manizales – Colombia. Tras un segundo diluvio sobre la plaza de toros de Manizales, y si como la mojada del día anterior no bastará casi todas las localidades del coso del barrio El Bosque se vieron colmadas por aficionados que escondían sus pintas bajo los chubasqueros multicolores que no pueden faltar al momento alistar las prendas para las corridas.

En fin, todo previsto para el aguacero para ver la tercera tarde de toros en la Feria de Manizales. Se lidiaron ejemplares de Las Ventas del Espíritu Santo, desiguales de presentación y comportamiento. Unos con cara de hombres y justificación en el fenotipo, otros con edad en tablas y poco contenido en sus partes bajas. Actuaron Cristóbal Pardo, que justificó su inclusión en la corrida, Emilio de Justo, que ratificó su gran momento, indulto en uno y tapó en el otro, y Ginés Marín que demostró que las demás se fundamentan en los toreros así no exista materia prima por delante.

Cristóbal Pardo

La tarde inicio con el único castaño del encierro. Cristóbal lanceó al bonito ejemplar, con mucho temple y donosura. El caldense echó mano a los palos para dejar un tercio de mucha agrupación y buena ejecución. Brindó al público y la primera ovación sin un solo muletazo. Ya con la pálida humillaba cuando acudía. El colombiano lo templo hasta el centro del ruedo. El toro que era fijo, también era faltó de perseguir, le faltaba la casta necesaria para perseguir el engaño. Al castaño muy pegado al ruedo le costaba ir y Cristóbal tenía dosificar muletazos que transmitiera la emoción que no aportaba el cornudo. El balance arroja positivo para el torero y rojo para el astado del que se esperaba más, probón, reservón. Muy buena estocada y palmas al torero. Para su segundo Cristóbal no la tenía fácil y con una larga cambiada saludo a Desterrado un toro con menos fuerza. La Verónicas siguieron mostrando las condiciones del ejemplar. No concurso con los palos y si se vivió un desorden por parte de los banderilleros. Con la muleta faltó la vibración en el toro y Cristóbal tiraba buscando que no se cayera el flojo. Esos tiempos muertos hacían perder el interés Ben el ruedo. La faena se convirtió en una suma de unidades. Un pase aquí y otro allí. El toro no sumaba y el torero quería ligar. Pardo dio espacio y tuvo el conocimiento para entender que el planteamiento tenía que ser en corto y así poder hilar una faena de mérito torero. La espada fallo en su primer viaje y en su segundo muy desprendida. Ovación y petición, para dar una justa vuelta al ruedo.

Emilio de Justo

El segundo turno fue para el torero del momento, Don Emilio de Justo, que saludó a Despistado, un toro negro cuajado y bien hecho. Fueron cinco Verónica a y una media donde ganó los pasos de las tablas al centro. Hubo toro y faena fina. Emilio en el centro del ruedo brindó al público y con mucha distancia y rodillas en tierra inició una faena muy importante. Temple a uno que humillaba y siempre fijo en los engaños. Las distancias fueron fundamentales, para embarcar y tirar con mando las embestidas de Despistado. El toro metía la cabeza y hacia el avión tras cada muleta que le presentaba el torero español. Los naturales no fueron menos cálidos que los ejecutados con la derecha. Hubo cambios de mano de derecha a izquierda tejiendo filigranas de oro con la muleta que aparejaba el toro. Empezaron a salir los pañuelos blancos pidiendo el indulto y Emilio espada en mano escuchaba como crecía la petición y el palco aguantando el pañuelo amarillo. Intentó en dos ocasiones entrar a matar y por fin el palco dejó asomar el pañuelo para mandar a Despistado de regreso a la ganadería para padres y ser simiente nueva para Las Ventas. Para el quinto ya con la puerta grande abierta Emilio salió a ratificar. Salto al ruedo Invito, otro negro Venteño, esté con tan solo 444 kilos. Con muchos pitones y pocas criadillas, mostrando una juventud que no se anotaba en la tablilla.  Con la capa Emilio lanceó apenas de trámite. Faltó presteza e ímpetu en el toro. Se destacaron las chicuelinas de mano baja. Con mucha técnica, Emilio de Justo sorteo los derrotes de Invicto. Hubo poder en la muleta tapando las complicaciones del astado. Todo a favor del toro. La técnica de Emilio supera en larga distancia lo planteado por el toro. El mérito en todo para el torero que sacó partido de uno que al final desnudo su fondo buscando los tableros y gritando no soy bravo y no quiero dar más la pelea fingida. Palmas de reconocimiento a la técnica.

Ginés Marín

El tercero venía con mucha expectativa y Marín con muchos deseos. El toro Clavelón salió con mucho morrillo y pocos pitones. Ginés tomó el capote de tránsito, mientras el toro medía mucho sus embestidas y se golpeó en repetidas ocasiones contra las tablas. El toro empujó a la cabalgadura de Viloria. Ginés con probaturas frente al toro veía como el astado se frenaba al ir al encuentro de los engaños. Ginés brindó a César Rincón. Con la muleta por doblones llevó al astado al centro para probar las embestidas. Tomó distancias y citó con la pañosa muy planchada para encelar al toro para tirar de él. Quizás demasiado espacio entre toro y torero. Cuando disminuyó la distancia fue más sólida la faena, le dejo el trapo en el osico y tiro del Venteño. La espada, quizás lo mejor del torero. Para el cierre Ginés lidió a Negroide, un negro, otro sin gónadas al aire, con cara con pitones, pero nada más.  Con la capa Ginés dejó poco para el recuerdo. La muleta rodillas en tierra llamo las embestidas del toro que pasaba desaguisado y sin perspectivas. Sin selo, ni motor, ni mucho menos emotividad el toro iba a los cites de Marín con la cara a media altura, sin clase, ni futuro. El diestro español demostró que a la falta de materia el torero debe poner todo. Estocada de buena factura, petición y una oreja a la honestidad.

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