Lo Que No Se Vio en la Tarde Pasada por Agua

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Redacción: Federico Baquero Toro’s

  • Apenas inició el festejo se descargó un aguacero muy fuerte.
  • El subalterno Marcos Prieto al tratar de ganar el burladero fue alcanzado por el pitón izquierdo del primero de la tarde propinándole una cornada que hizo que fuera trasladado al Hospital Santa Sofía para pasar al quirófano.
  • Román para salir a lidiar a su primero cambio de zapatillas, por unas con taches para evitar caer en el ruedo.
  • El capote de Román pesaba una «tonelada» en agua, sin embargo, lanceó a la Verónica.
  • Con la muleta en la izquierda dio inicio a una labor importante por el dominio y técnica del torero valenciano. Román no cambio de muleta durante la Lidia.
  • Las zapatillas que utilizó Román eran del banderillero Ricardo Santana.
  • Mientras el palco de usia manifestaba dejar pasar un tiempo prudencial para ver si amainaba la lluvia, el diestro Román salió al tercio para señalar que al igual que sus alternantes él estaba listo a torear.
  • La faena de Garrido fue de bueno a más bueno, entendió las condiciones de un buen toro, al que había que hacerle las cosas bien y así fue. Una faena esplendida a un toro importante. La estocada de alta calificación y dos orejas más que justas.
  • Arcila salió con tantos deseos que se inco de rodillas y con una larga cambiada saludo a un bonito sardo, con castaño a granel.
  • El toro se convirtió en uno de embestidas cortas. Arcila analizó y templó para hacer vibrar los tendidos.
  • Los dos toros más pesados del encierro le correspondieron a José Arcila y ambos dejaron poco al recuerdo.
  • Palmas cariñosas a José Arcila y pitos al toro de Santabárbara.
  • En quinto lugar, salió uno bonito pero tardo a los capotes.
  • El quinto se doblegó a la muleta mandona de Román. El toro se distraía y el español lo embarcaba con más técnica. Hubo distancias prudentes y efectivas.
  • La espada colofonó lo hecho en la lidia, sin puntilla y las dos orejas al esportón.
  • En el que cerró el festejo Garrido mostró su clase frente a uno que poco entregaba para el lucimiento y que con el paso de los minutos se tornaba complicado y peligroso. La espada fulminante acabó con el último trago.

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