Lo Bueno, Lo Malo y Lo Feo de la Corrida Histórica en Cali

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Redacción: Jerónimo Baquero Toro’s

LO BUENO
El clima que acompaño el festejo, más de cuarenta grados centígrados.

La plaza olía a tarde grande.

La expectación que despertó la corrida, por los toreros y por la ganadería.

La fijeza del primero de la tarde.

La faena de capa del colombiano, Luis Bolívar.

Los naturales por derecha y por izquierda de Bolívar al primero del festejo.

Faena maciza de Bolívar colofonada con una estocada de libro.

El primero de la tarde merece todos los créditos a un toro bravo, noble, encastado, entipado, y con mucha raza.

El brindis de Emilio al ganadero Victorino Martín.

La solides de una faena de mando y temple del español a un toro serio y que pedía Carnet.

La macizo de la faena de Emilio de Justo, el poder y la técnica solidificaron una faena indiscutible. La espada remató lo mostrado para firmar lo hecho.

La humillación del tercero de la tarde, partiendo de lejos a la cabalgadura de Cayetano.

La suerte de varas de principio a fin. De largo.

La calidad y casta del tercero del festejo, un toro que embestía en cámara lenta.

La embestida franca y codiciosa del cuarto.

El palco se saltó el reglamento pero en este caso se perdona, entregó un rabo, que si bien no está contemplado en la Ley, si está permitido el razonable de los taurinos.

Ante toros diferentes hubo lidias disímiles y ajustadas a los planteamientos vistos. Los toreros formularon lo preceptivo.

Bolívar y De Justo, en el quinto y sexto, respectivamente se las vieron con toros complejos y que pedían el carné de torero, lo cual fue entendido por los toreros, quienes podían echar por la calle del medio. Respondieron los toreros y dieron lidias ajustadas a las condiciones.

LO MALO
No se llenó la plaza.

El que habría plaza mostró flojera en sus remos delanteros.

El paso siguió ignorado el reglamento y cambiando el tercio de banderillas con apenas dos comparecencias, como si fuera un pueblo. Igual en todos los toros.

El segundo del festejo se venció desde el primer lance, acortando la labor con el percal.

La espada del segundo en en primera instancia no encontró camino certero.

Luego de la faena de Luis Bolívar al tercero de la tarde, lamentamos que la terquedad de la falta de razón nos haya privado de que se quedará en la cabaña brava colombiana un toros de máxima calidad.

Las embestidas del quinto fueron cortas e impidiendo el lucimiento, el toro zapatillero, buscando los tobillos del torero.

LO FEO
En el tercio de banderillas las cosas no salieron bien, las ganas sobrepasaron la capacidad.

Se acabo una buena Feria de Cali

LO QUE NO SE VIO

Redacción: Federico Baquero Toro’s

En horas de la mañana y con la mayor tranquilidad se le permitió a los aficionados ingresar a ver toros de Victorino Martín, sin pegas, excusas o peros, los que asistieron hablaron de lo bien tratados y de lo importante que es dejar ver las corridas en los corrales.

Un grupo de cerca de treinta franceses llegaron en horas de la mañana para recorrer la plaza previo a la corrida.

El sol que cubría la plaza fue fuerte y abrazador.

El festejo inició 10 pasadas las cuatro de la tarde, para darle paso a los aficionados que encontraron atasco en sus desplazamientos.

Luego del paseíllo hubo un minuto de silencio en honor al ganadero Lalo Valencia, quien partió hace pocos días a la corrida celestial.

El primero de la tarde fue muy franco, sin embargo, anduvo flojo de remos.

El colocado y el tercero de la cuadrilla de Bolívar vistieron como en el colegio, iguales obispo y azabache.

Solo dos pares de banderillas en el primero de la tarde.

Faena importante y sólida la de Luis Bolívar, de principio a fin, de la capa hasta el acero. Los naturales por ambas manos aprovecharon la lentitud de las embestidas del bien Victorino. Dos orejas y vuelta al ruedo al toro el resultado ajustado a la realidad.

El presidente para ordenar darle la vuelta al toro saco el pañuelo verde y el correspondiente es el azul.

El que salió en segundo lugar un consuelo, menos un mes.

En las banderillas Santana fallo y Herrera lució.

La casta del segundo de la tarde encontró en Emilio un navegante de aguas turbias, representadas en una seriedad impuesta por un Victorino fiero.

En el segundo de Bolívar Cayetano Romero recibió dos llegadas del toro desde el centro del ruedo.

La faena iniciada en el centro del ruedo sin probaturas previas permitieron ver una faena de mucha calidad. Con suavidad, temple y mando. La calidad del toro y las buenas ejecutorias del torero. Pañuelos blancos pidiendo el indulto, premio que por medidas sanitarias no se podía dar. Dos orejas y vuelta al ruedo.

El cuarto desde su partida por el centro del ruedo, luego en varas y después con la muleta de Emilio toreando con magisterio hizo que ni la banda, ni las palmas del público dejaran de estar activas. Faena sólida se pinturas andantes, donde cada uno de los muletazos fue para posar a las cámaras de los reporteros gráficos.

La perfección entregó a las manos de Emilio de Justo dos orejas y un rabo.

El quinto salió con calidad pero en condiciones diferentes a las de sus hermanos.

En el quinto, por fin el palco dejó que Garrido y Prieto pudieran cumplir con un tercio completo de banderillas para luego desmonterarse en el tercio.

El quinto toro se revolvía en un palmo de terreno y Luis tuvo que lidiar las condiciones propias de un Victorino con complicaciones.

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