Suma de Detalles en la Primera de Postín en Cali.

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Foto: Erick Cuatepotzo

Ayer vivimos una corrida larga y con claros y oscuros, siendo más los pros. Tres toreros con muchos deseos, terapias diferentes para sus oponentes, pero siempre buscando el éxito frente a los cornudos. 

Foto: Erick Cuatepotzo

Ayer vivimos una corrida larga y con claros y oscuros, siendo más los pros. Tres toreros con muchos deseos, terapias diferentes para sus oponentes, pero siempre buscando el éxito frente a los cornudos. 

Vimos a un rejoneador que pasó prácticamente inédito por el ruedo de Cañavarlejo, no por ser malo, sino porque en Colombia hay otros como él y hubiesen podido ocupar esa casilla. 

En cuanto al público medio aforo con deseos reprimidos de ver toros y un presidente que apoyo esa ansiedad haciendo sonar la música en todas las actuaciones e incluso siendo generoso en algunos casos al momento de entregar las orejas. 

La organización irreprochable, es más exaltable por su compromiso con el espectáculo y con los que pagan.  

Y la corrida bonita por separado, disímil entre sí, con variedad de comportamientos y madurez. Hay un lunar que ya se ha hecho costumbre en varias plazas tres en barbas y tres con la movilidad de la juventud, lo cual es irrelevante en el éxito, pero reprochable en lo entregado por una dehesa.  

La cara la saco uno de los más bonitos, el sexto, un Cataño que desde que saltó al ruedo busco mostrar lo que traía dentro. Hubo mucho de toro y algo menos del torero mexicano. Un indulto, que abriendo feria es un buen balance para la fiesta. 

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