Miguel Báez El Litri: «¿Volver? Los toreros vamos cumpliendo años. Los toros siempre tienen cuatro»

0
50
Miguel Báez en la presentación del libro sobre su padre.GTRES
Los 80 no vuelven
Miguel Báez El Litri: «¿Volver? Los toreros vamos cumpliendo años. Los toros siempre tienen cuatro»

El diestro acudió a la presentación de un libro sobre su padre. Allí nos habló de su trayectoria, de por qué toda la saga se hizo llamar Litri y de su admiración por Morante, a quien considera un torero de época. «Cuando me casé ya estaba retirado», asegura.

Migue Báez Espuny Litri, grande del toreo (Niebla Editorial) es el título del libro que se ha presentado en la Fundación Cajasol, en Sevilla, sobre el mítico matador de toros cuando se cumple el 75 aniversario de su alternativa. Un libro escrito por el onubense Alejandro Márquez en el que se repasan todos los festejos en los que participó el diestro hasta la alternativa de su hijo, Miguel Báez Spínola Litri.

Una de las anécdotas que recuerda Miguel es cuando su padre «toreó su último festival en El Pardo justo el día antes de casarse con mi madre…», cuenta a LOC. Miguel Báez Espuny tomó la alternativa en Valencia el 12 de octubre de 1950 con 20 años de edad. Toreó por primera vez en público, con 15, frente a una becerra en Manzanilla (Huelva). «Así empezamos todos. Mi primera vez fue en Higuera de la Sierra, creo que con 13 o 14 años. Como becerrista, es una edad normal en el toreo y para empezar a querer ser torero».

Litri (padre) se convirtió en un fenómeno popular, «creo que porque en su época él cogió muchísima fuerza haciendo pareja con Aparicio -Julio Aparicio Martínez-. Por entonces, después de la muerte de Manolete, el toro estaba muy de moda. Pero, sobre todo, creo que mi padre tenía una gran personalidad en su forma de torear y de interpretar el toreo. Muy valiente, y también muy carismático».

Cuando habla, a Miguel se le nota su admiración, respeto y orgullo por su padre. «Es el mejor espejo que he tenido, creo que la gran suerte de mi vida es ser hijo de quien soy. De una figura del torero como fue mi padre. Todo en su vida, en la forma que tenía dentro y sobre todo fuera de la plaza… Me enseñó muchos valores, sobre todo el amor y respeto a nuestra profesión, que es el torero».

Sobre ello opina que «hay gente a la que le pueden gustar los toros y gente a la que no, pero creo que lo más importante es que no nos priven de nuestras libertades, que cada uno se pueda expresar y pueda ir y ver lo que quiera». Su bisabuelo era Manuel Báez Arauz El Mequi. «Somos cinco generaciones consecutivas de toreros, de padres a hijos. Mi bisabuelo, mi abuelo, mi tío Manolo, al que mató un toro con 24 o 25 años en Málaga en el año 1926, mi padre y yo».

Cuando murió su tío, su padre aún no había nacido «pero él siempre lo tuvo muy presente. Mi tío Manolo fue también un torero de mucho valor. Tuvo una carrera corta pero muy intensa y con grandes virtudes. Todas las crónicas contaban que era una de las grandes figuras. Hacía pareja con Cayetano Ordóñez El Niño de la Palma, el bisabuelo de Francisco y Cayetano Rivera».

Alternativa

Su padre le dio la alternativa en Nimes el 26 de septiembre de 1987. Ese día reaparecían Miguel Báez Espuny y Paco Camino para dar el relevo a sus respectivos hijos, Miguel Báez Spínola y Rafi Camino«Rafa y yo hacíamos pareja. Fue un día muy emotivo e histórico porque nunca se había dado el caso de que dos toreros dieran la alternativa a sus hijos. Ya es como un clásico tomar allí la alternativa. En nuestro caso se vio bien ese lugar maravilloso, el anfiteatro romano, como final de temporada, y fue un acontecimiento internacional que incluso retransmitió la televisión francesa, que había comprado los derechos. También queríamos que el mundo del toro saliera de España para hacerlo más internacional».

Rafi Camino y Miguel Báez en una imagen de 1990.GTRES

Cuatro toreros llamados Litri. «Antiguamente a los niños que iban muy bien vestidos, como ahora decimos un niño pijo, les decían un niño litri. A mi abuelo le gustaba ir muy bien vestido y arreglado, y decían que era un niño litri. Y él se lo puso de apodo. De él pasó a mi tío Manolo, a mi padre y a mí. Es una herencia».

Como la de ser torero, con sus pros y sus contras. «Afortunadamente, el toro no pide el carnet de identidad a nadie. Por un lado, tienes las facilidades que haya en tu casa; en mi caso había ganadería y tenía a mi padre, un gran maestro. Pero también tenía mucha responsabilidad, y el público, te quiere ver no como el hijo de, sino como quién eres tú realmente o qué eres capaz de hacer delante del toro».

Asegura que ahora hay «un plantel de toreros maravillosos. Pero creo que hay un gran torero de época que se llama Morante de la Puebla. Es uno de los grandes que ha dado el toreo».

Gran aficionado, descarta volver a ponerse delante de un toro. «Cuando me retiré con 33 años, bastante joven, sí lo echaba un poco de menos, pero luego vas haciendo tu vida, haciendo otras cosas y ya te parece lejano, aunque uno siempre se siente y vive torero, hasta que se muere. Nunca me planteé otra cosa».

Por eso su mujer, Casilda Ybarra Fontcuberta, estará tranquila: Miguel no volverá a torear. «Cuando me casé ya estaba retirado, desde 1999. El problema es que el torero va cumpliendo años y el toro siempre tiene cuatro. Sobre todo, es la edad, que es un hándicap muy importante».

Pero sigue en forma y a veces participa «en algún tentadero en el campo con becerras en casa de algún amigo. Festivales, muy pocos. Así me libero del gusanillo».

Dejar respuesta