Rufo y ‘Macarra’: el hambre de torear despacio
El toreo nace de un humano apostando frente a una fiera, se hace arte cuando el ser transforma en danza el viaje del bicho y se transfigura en sagrado cuando ese mismo hombre torna en ralentizado trazo el poder de la embestida. Lo debió aprender bien el chiquillo de Pepino que bebió de la fuente de Don Pablo -la muleta de Castilla-, en quien la seriedad iba apareada con la gracia de su toreo. El más puro nacido de la tierra más recia. Y así, con esa raíz, plantó su ‘encina’ en Valencia este domingo Tomás Rufo para alzarse con su primera puerta grande de la Feria, amén de cuajar la superclase del extraordinario tercero de Jandilla, una embestida para soñar. Luego, el palco debió doblegarse ante la petición del sexto, pero fue la del tercero la obra de una tarde en la que Tomás, que reaparecía estrenando menisco y gestión,pisó fuerte y toreó despacio en su primer puerto.
Y todo, en la función en la que los despojos lo fueron más que nunca, porque el valor de un Roca Rey que 24 horas antes había sellado una de las faenas de su vida se topó con un palco con su afán de protagonismo, que quiso poder y lo encontró en el soberano arrimón de Andrés ante el quinto. Las dos orejas se pidieron de forma unánime y solo cayó una. La misma que paseó Manzanares -en una tarde con más luz que en su tibio arranque de temporada- de un primero de peligro sordo.
Fue ese ‘Macarra’ el sueño de cualquier ganadero. De 521 kilos, en ese tercero de la tarde de Borja Domecq se fundieron la diana floreada de El Soro con el fulgurante inicio de rodillas desde el centro del anillo del toledano. La plaza era un caldero. Como lo fue tras la primera serie por la derecha, en la que Rufo ralentizó su trazo y embebió en las telas al de Jandilla, saboreando cada cite, aprovechando la enclavada embestida del animal, imponiendo su ley despaciosa. Que es como se construyen las grandes faenas. Y así, en esas dos últimas series al natural, reventó de toreo templado el toledano, que firmó su obra de un tremendo espadazo en el mismo hoyo.Soberbio Tomás. Y más soberbio aún el espadazo, en todo el hoyo de las agujas, que requirió de un certero descabello. Se pidió con fuerza una segunda oreja no concedida por el palco. Y Tomás, con buen criterio, decidió no pasear el premio.
Al portón de los sustos se fue Rufo para saludar al sexto, que le pasó como un avión y a centímetros del cuerpo al toledano en la larga cambiada de rodillas. Luego le dio otra larga de hinojos en terrenos del tercio. Cortó el toro a Andrés Revuelta en banderillas, cayendo un palo trasero en el segundo intento. Firme Fernando Sánchez en su garapuyo. De exposición el último par de Revuelta, con el toro echando arriba la cara en el embroque. Al tendido fue el brindis de Tomás, que comenzó toreando directamente por doblones por la derecha en redondo. Le faltaba algo de motor al de Jandilla, pero tenía una excelsa humillación aprovechada por Rufo por la derecha en la segunda serie. Acabó por un arrimón con el toro ya totalmente apagado y, espada en mano, dejó tres cuartos de estoque un punto bajo, cortó una oreja tras aviso que le abría la puerta grande.
‘Precursor’ de Jandilla, número 55, de 556 kilos, fue un segundo toro que metió bien la cara por el pitón izquierdo en las templadas verónicas a pies juntos de Roca Rey,en las que puso mucho gusto el peruano, al igual que en la templada media. Toro muy serio, de cuajadas hechuras, especialmente por detrás, y que empujó como un tren al caballo de Sergio Molina, que aguantó valiente el primer envite en el que a punto estuvo de derribarlo el de Jandilla. En la segunda vara debió rectificar. De mucha exposición el quite de Tomás Rufo por gaoneras, citando de lejos la embestida del toro y cambiándole el viaje en el último momento. Bien Viruta y Paquito Algaba en sus pares, ante la efectiva lidia de Antonio Chacón. Tras dos detalles toreros, prosiguió en el mismo prólogo por una serie por derechazos, con el toro muy a menos. Y eso mismo mostró en la siguiente serie por el mismo lado, con el toro desentendido desde mitad de viaje de la mano baja que proponía Andrés. Al final lo despenó de una estocada algo baja y varios descabellos.
El quinto, de El Parralejo, fue un toro más agarrado al piso que los anteriores. Le costaba pasar a las verónicas de Roca Rey y, tras las varas, a las chicuelinas del peruano, que debía perderle bastantes pasos tras el envite. Comprometido Antonio Chacón en sus pares, que fue ovacionado pero no saludó. Al tendido brindó Andrés, que inició su obra con péndulos de exposición y luego una serie por la derecha citando de lejos al toro y llegando con fuerza al tendido. De nuevo dejó otra serie de quietud con un animal ya más agarrado al piso, y fue entonces cuando sacó las armas de la quietud, de la máxima exposición en el final de faena por circulares y de apuesta en cercanías. El tendido lo puso en pie hasta en dos ocasiones. Y tras la estocada, efectiva y entera, el tendido pidió de forma unánime dos orejas, pero la presidenta tan solo concedió una. El torero no paseó el premio y la bronca al palco fue tremebunda.
Antes, había abierto la tarde ‘Laminado’, de El Parralejo, de 599 kilos, al que José María Manzanares dejó media docena de verónicas a un astado que tendía a meterse por dentro y que acabó por desarmarlo en el cierre de ese saludo. Toro bien hecho, cuajado y serio por delante, digno de una plaza de primera. Correcto el tercio de varas, quitó por ajustadas chicuelinas tras él Roca Rey. Muleta en mano, Manzanares inició obra a un animal que seguía teniendo el defecto de venirse recto, y además de dar un feo tornillos a mitad de viaje, en el que embestía a media altura. Toro con peligro sordo con el que hizo un esfuerzo Josemari, porque se quedaba parado en el embroque y había que aguantarle. Y lo hizo el alicantino a base de viva voz en los toques, de cites fuertes y de trazar con firmeza. La estocada cayó en todo lo alto y eso terminó por decidir al tendido en pedir la oreja. Luego, perdió las manos en las telas capoteras el cuarto de Jandilla, de menor seriedad que sus hermanos, un toro justo de fuerzas pero también con clase y codicia. Lo cuajó Manzanares en la primera serie por la derecha, queriéndola tomar por abajo el de Jandilla, acudiendo presto al cite. Toro que se rebozaba por abajo y al que Manzanares dejó series con calado arriba por ambas manos. En el final de faena, incluso estuvo a punto de ser prendido por el animal en el final de faena, algo que por fortuna quedó en un susto. Tras una media estocada efectiva, hubo petición pero el palco no concedió el premio.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Valencia. Séptima de la Feria de Fallas. Corrida de toros. Se colgó el cartel de ‘No hay billetes’ por segunda tarde consecutiva.
Toros de Jandilla y El Parralejo (1º-5º). Con peligro sordo y un feo tornillazo a media altura el del primero; De poco fuelle y poca entrega el segundo, a menos; De extraordinaria clase pero medido de fuerzas el tercero; Con codicia y humilladora embestida la del cuarto; A menos un quinto con cierta codicia; A menos un quinto con cierta codicia; De noble y humilladora condición a menos la del sexto.
José María Manzanares (Azul Rey y oro): Oreja y ovación
Andrés Roca Rey (Verde botella): Silencio tras aviso y oreja tras fuerte petición de la segunda
Tomás Rufo (Obispo y oro): Oreja tras petición y oreja tras