Con una tarde llena de emociones, la plaza de toros fue testigo de un gran despliegue de valentía y destreza por parte de los subalternos. Desde la brega inicial, la técnica y el corazón fueron esenciales para llevar adelante cada faena. La actuación de Ricardo Santana destacó con dos pares de banderillas, pero sufrió un desafortunado percance al quedar inconsciente tras un golpe contra el burladero. A pesar de este incidente, la jornada reafirmó el compromiso y la pasión de todos los participantes, dejando en la memoria de los asistentes un tributo al arte de la brega.
Redacción: Juan Pablo Garzón Vásquez- www.enelcallejon.co/ – Web Aliada
Manizales – Colombia. La plaza de toros se vistió de gala para recibir una tarde llena de emociones y promesas cumplidas. Desde el primer toro, la labor de brega evidenció que, más allá de la técnica, el corazón es esencial en el ruedo.
Con el primero de la tarde, Hildebrando Nieto ejecutó una vara corta pero efectiva, arrancando los primeros aplausos del público. No obstante, el momento culminante llegó con la extraordinaria brega de John Jairo Suaza, quien, con capote en mano, mostró temple y oficio al llevar al toro, lo que permitió que Carlos Rodríguez ejecutara dos pares de banderillas exquisitas. Rodríguez, con su habitual habilidad, fue ovacionado por el público. Alex Benavidez, aunque enfrentó dificultades, cumplió con su cometido, destacando la noble ayuda de Suaza.
En el segundo toro, Cayetano Romero demostró su profesionalismo con una vara bien medida, ejecutada bajo las órdenes precisas de su matador. Iván Darío Giraldo cumplió con intervenciones inteligentes en la brega, mientras que Jaime Devia tuvo una actuación dual en banderillas: en el primer par expuso y dejó los palos en buen sitio, pero en el segundo debió colocar un solo rehilete a toro pasado. En contraste, Héctor Fabio Giraldo colocó un gran par, bien embrocado, que levantó los ánimos de la plaza.
El tercero de la tarde fue un verdadero reto, poniendo a prueba el valor y la destreza de los subalternos. Edgar Arandia brilló en la suerte de varas, resistiendo la embestida de un toro bravucón. Emerson Pineda, táctico y certero, manejó al burel con lances oportunos y medidos. Ricardo Santana, quien ya había destacado con dos pares de banderillas notables, sufrió un desafortunado percance al quedar martillado contra el burladero en el segundo par, quedando inconsciente. Afortunadamente, fue atendido rápidamente por los servicios médicos y su condición fue estabilizada. Arley Gutiérrez, valiente y comprometido, cerró con un par ajustado.
El cuarto toro trajo consigo una gran actuación de Reinario Bulla en varas, quien logró dos encuentros efectivos que fueron premiados con palmas desde el tendido. En la brega, Carlos Rodríguez destacó por sus acciones oportunas y temple con la tela, acondicionando al toro con destreza. John Jairo Suaza regresó al protagonismo con dos pares extraordinarios de banderillas que le valieron una ovación. Alex Benavidez también se llevó los aplausos con un par eficiente que demostró su compromiso.
Con el quinto de la tarde, Luis Viloria marcó la diferencia con una excelente vara frente a un toro bravo de Ernesto Gutiérrez, que se arrancó de largo y empujó con fuerza. Jaime Devia estuvo impecable en la brega, templado con el percal y permitiendo a Iván Darío Giraldo intentar un par de banderillas que, aunque con dificultad, fue ejecutado con esfuerzo. Héctor Fabio Giraldo cerró con un gran par, consolidando su destacada actuación.
Finalmente, el sexto toro cerró la tarde con una actuación eficiente de Efraín Ospina en varas, quien cumplió con sobriedad. Emerson Pineda demostró una brega inteligente, llevando al toro con criterio. Arley Gutiérrez, a pesar de los riesgos, colocó sus pares con valentía, mientras que Carlos Rodríguez completó la faena con habilidad y precisión.
La jornada quedó grabada en la memoria de los asistentes como un tributo al arte de la brega, ese esfuerzo invisible pero fundamental que sostiene la magia de la fiesta taurina. Cada subalterno, con su concepto y valentía, reafirmó que la brega no solo es técnica, sino pasión y entrega sin medida, y el valor de Ricardo Santana, a pesar del percance sufrido, subraya el compromiso de todos los que hacen posible esta tradición.