Se lidiaron toros y novillos de Mondoñedo, de variada presencia y buen juego en términos generales por su nobleza. El primero, «Greñudo», nº 248, fue indultado por Libardo por su excelsa calidad
Redacción: David Jaramillo cultoro. es – web aliada
Por su parte, Anderson Sánchez se mostró pausado con el cuarto, quizá más de la cuenta, pues el novillo, que ya mostró fijeza en los primeros tercios, resultó obediente en la muleta. Es verdad que embistió sin clase, pero tuvo cierta vibración en cada viaje, la misma que se perdió entre tanto tiempo muerto. Quiso atacar Sánchez al final, pero a su labor le faltó emoción y continuidad. Tuvo suerte el novillero, pues en un arreón al intentar descabellar, el novillo lo arrolló y lo tuvo a su merced en la arena, afortunadamente sin más consecuencias que la fuerte paliza. Bueno fue también el octavo, un novillo pronto y con transmisión que solo vio muleta de noble que era. Tardó Anderson en confiarse, de hecho, su labor nunca terminó de levantar vuelo porque cuando tenía que apretar, el novillero levantaba el pie del acelerador. Aún así, dejó series interesantes, más rítmicas y con mayor transmisión los derechazos, y otros muletazos más profundos por la izquierda, por donde no se asentó de verdad. Aun así, la efectividad de una estocada defectuosa no impidió la concesión de un trofeo y la vuelta al ruedo para el buen ejemplar de Mondoñedo.
Menos mal el sabor de boca cambiópronto. «Greñudo» se llamó el segundo, un toro que ya se frenó por voluntad propia antes de tomar el segundo capotazo y, desde entonces, embistió al ralentí, gateando, sobre todo por el pitón derecho. Manuel Libardo lo cuidó en los primeros tercios, pues se empleó en el caballo y una vuelta de campana pudo minar su poder. Sin embargo, desarrolló una calidad tremenda en la muleta, empujando las telas por abajo, humillado y entregado. Pudo faltale un paso más de recorrido por el pitón izquierdo para ponerle un pero. No obstante, la casta le hizo siempre ir a más en una faena tan templada como profunda de un torero maduro y capaz como Libardo. Pronto salieron los pañuelos, también el del presidente, para darle al toro su regreso seguro a La Holanda con el indulto. Al soso sexto le puso Manuel Libardo toda la autoridad que necesitaba para pasar completo en cada viaje porque, aunque acudía presto al cite, lo hacía con un andar mortesino, como queriendo renunciar en cualquier momento. Tan descastado. Así consiguió Libardo varias series de derechazos estimables, pero entre que nunca cogió la muleta con la izquierda y que anduvo pesado con los aceros, todo quedó en silencio.
El tercero, primer novillo del festejo, apenas tuvo cualidades para el lucimiento. Siempre a la defensiva y queriéndose venir por dentro. Con este material, Luis Miguel Ramírez no pudo más que justificarse una vez le pudo al toro en dos muletazos por abajo y este no quiso saber nada más de las telas. Y poco a poco se fue creyendo Luis Miguel que podía hacerle faena al séptimo, un novillo bondadoso pero no tonto, al que había que llevarle metido en la muleta para poder sacarle ese fondo de raza que tenía y que se escondía tras una tímida reserva en cada envite. Sin embargo, cuando más se le exigió, mejor respondió el animal. Sobre todo, cuando Ramírez ligó una buena serie de derechazos. Esa era la linea y por ahi creció la faena. Por eso, a pesar del pinchazo, la buena estocada que agarró al segundo intento le valió para cortar una oreja.
FICHA DEL FESTEJO
Domingo 5 de enero. Plaza de toros de Manizales, Colombia. Primera de feria. Dos tercios de entrada en tarde cubierta y de lluvia intermitente
Toros y novillos de Mondoñedo, de variada presencia y buen juego en términos generales por su nobleza. El primero, «Greñudo», nº 248, fue indultado por su excelsa calidad. Y el buen octavo, «Naranjito», nº 235, fue premiado con la vuelta al ruedo. Pesos: 474, 480, 446, 500, 446, 478, 410 y 422 kilos.
El rejoneador José Luis Rodríguez (casaca marfil): pitos tras tres avisos y silencio.
El matador Manuel Libardo (malva y oro): dos orejas simbólicas y silencio tras aviso.
Luis Miguel Ramírez (berenjena y oro); silencio y oreja.
Anderson Sánchez (grana y azabache): Silencio tras tres avisos y oreja.
Incidencias: El paseíllo se retrasó 10 minutos como consecuencia de las dificultades para ingresar el público a la plaza por la cabalgata, que pasaba frente al coso manizalita. Al finalizar el paseíllo, Tendido Joven rindió un homenaje a los toreros colombianos por su esfuerzo en defensa de la fiesta.