Triunfal debut de Campo Real. Vuelta al primero, indultado el tercero. Todos a hombros: la ganadera, Colombo con tres orejas, Escribano y Román con dos cada uno…
Bajo la lluvia y con cincuenta minutos de retraso empezó el festivo colofón de la feria. El santacolomeño hierro de Campo Real marcó antigüedad con “Peregrino”, número 16 Cuatreño como toda la corrida, negro de apenas 456 kilos, pero con gran y veleto armamento.
Tras breve tanteo, tres. El toro tomó a lento tranco las tandas diestras y naturales que se sucedieron con poso, secuencia, mando, jaleo y pasodoble. Hasta que la modosidad tendió a tardanza y sosería. Entonces el de Gerena empujó acortando las distancias y enviando voltaje a la grada. La estocada pasadita y tendida hizo rápido efecto, y el bullicio por las dos orejas y la vuelta para el arrastre, sometieron al indeciso palco.
Tras el emborronamiento con la espada, seis pinchazos con aviso de una contenciosa faena al exigente segundo, por parte de Román vino el asunto del indulto a “Duende”, el tercero, número 10, con 440 kilitos que lo ponían en el margen inferior de la ley. Sí, era un animalito, pero qué cara tenía. Un altar de Corpus. También una bondad que se engolosinó en cinco verónicas y media de preciosista y cadenciosa ejecución. Bien. Aprobación y jolgorio, más de pronto el animalito el pequeño cornalón se repuchó descaradamente tres veces, del caballo de Hildebrando Nieto, quien de pasada le abrió tres ojales en distantes sitos de su anatomía. Desilusión y reproche general
Mas, el venezolano Jesús Enrique Colombo, no se compungió. Un quite (sin qué quitar pues no hubo vara), pinturero, con cuatro navarras, un farol y una serpentina, todo empaquetado y vistoso como un regalo. Luego, el tercio compartido con Escribano tuvo aún más predicameto que el anterior, y el brindis halagó al respetable. De hinojos, dos por alto y el resto de pie, con lujo y redondez hasta circular para un lado y para el otro. Arriba los niños sabios del maestro Libardo Mora, le ponían fondo melódico al jaleo. Faena larga, intensa y el torito a más y a más. Olvidando su petardo en varas y su ligereza, comenzaron a pedir indulto, y mientras el toro se rajaba buscando los toriles, la pañolada y el griterío aumentaban, y Usía sin temblarle la mano se hizo cómplice tirando el pañuelo perdonavidas. ¡Hágame el favor! La vuelta con las simbólicas fue de órdago. Colombo cortó otra de más valor del sexto, que cargaba 500 kilos encastados en bronco. Estas tres le dieron el triunfo aritmético de la tarde.
Román, de quien ya dijimos, se había condenado a sí mismo por pinchaúvas en el segundo, tras una faena de buenas formas. Viendo la cosecha gorda de sus alternantes, salió a por todas con el quinto, aunque no pudo brillar con el capote. Rodríguez y Dixon le ayudaron manteniendo el fervor de la parroquia con tres buenos pares saludando. La lidia fue más bien espasmódica, en cortos pero intensos encuentros, por diestra y siniestra con el personal a favor. La estocada, cayó pasada, vertical y contraria pero letal. Y palco y público, dúo dinámico, tiraron así como así las dos orejas. Todos tan contentos.
Dispares, con dos toros de serísima cabeza, y muy en tipo y talante de su sangre santacoloma, los camporreales trajeron del norte del Valle muchas embestidas y raza que los convirtieron su corrida debut en la de la feria. Por lejos, bastante. Y porque fue además una fiesta de banderillas. Los cuatro emotivos tercios de los matadores y los otros dos a cargo de subalternos que se desmonteraron. Buen broche a Cali 2024 que sacó la gente pensando en Cali 2025.
Cali. Lunes, diciembre 30 de 2024. Plaza de Cañaveralejo. 5ª de temporada. Lluvia. Menos de media plaza. Seis toros de Campo Real, entipados, encastados y diversos de presencia. Vuelta al primero, indulto al tercero y dos más aplaudidos en el arrastre.
Manuel Escribano, dos orejas y saludo
Román, silencio tras aviso y dos orejas
Jesús Enrique Colombo, dos orejas simbólicas y oreja
Incidencias. Saludaron: Ricardo Santana en el 2º, y Carlos Rodríguez y Athony Dixon en el 5º. Al termino de la corrida salieron a hombros por la Puerta Señor de los Cristales, la ganadera y los tres alternantes.