Lo Bueno
Se cumplió con una edición más de la tradicional Feria de Cali.
Luis Bolívar y sus socios de Toro Vive se pusieron la 10, con la apuesta por realizar una feria en contra de todos los pronósticos.
La presentación del que marca antigüedad en Campo Real, un Saltillo -Santacoloma. Inconfundible.
Escribano invitó a Colombo al tercio de banderillas en el primero.
La faena de Escribano fue el resultado de la maestría y el conocimiento de un torero, que conoce el encaste y su madurez frente a este tipo de toros genero que se bordara el toreo bueno, no para la galería, sino para entendidos.
El palco presidencia acertó en no medirse con los trofeos a Escribano.
La presentación del segundo de la tarde. Muy variado en sus característica fenotipicas.
Un quite de Garrido para quitar al quinto cuando buscó cornear al caballo que partía del ruedo. Y completo dejando un señor par de banderillas, lo que en suma le valió para saludar desde el tercio.
Lo Malo
La lluvia precedió y retardó el inicio del festejo.
Añoramos las épocas en Cañaveralejo veía sus tendidos llenos, tiempos en que las familias compraban el doble de abonos en el mes de marzo. La mitad para usar y la otra mitad para revender las localidades.
Luis Bolívar se despidió de sus plaza en el carácter de empresario, ya dos días atrás dijo adiós a la afición como torero y en un momento espléndido de su plaza vida profesional.
La espada de Román entró en contrario en un primer viaje. Luego un pinchazo.
El palco cambió el tercio de varas sin que las cuerdas hubiesenaentrado an las carnes. Hierro presidencial.
Petardo presidencial, en el quinto un pañuelo para una oreja, por petición y luego de haber recogido el trapo blanco, sacacorchos otra vez un solo mensaje, la ley reza dos pañuelos blancos para dos orejas, no un pañuelo y un pañuelo. Los monosabios y el propio alguacil esperaban que el palco aclarara.
Lo Feo
La espada de Román se cargó la oreja ya ganada. Innumerables pinchazos y buscó descabellar, sin que el acero hubiese llegado a profundizarse en en las carnes.
El palco nos hurtó la posibilidad de ver picar al tercero.
El palco cometió una eregia al rito indulto a un toro que no pasó por los palos, que no probó su bravura en los montados. Que mal le hace ala fiesta que personas se tomen posiciones contrarias a la razón, la lógica y la norma para hacer mal a una ganadera debutante.
En los altos del cuatro unos aficionados alicorta dos comenzaron a cantar irrespetando lo que se vivía en el ruedo durante el cuarto.