Triunfa Campo Real y con Ella los Toreros

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Llegamos al cierre de la Feria de Cali en su edición 69, hubo un esfuerzo muy interesante por parte de la empresa. Los carteles se remataron con un cartel donde se daba bautizo de antigüedad a una dehesa, Campo Real.

Todo debutante tiene miedo por el compromiso y no es para menos, pero en este caso la empresa diseñó el cartel ajustado para los toros y el resultado no pudo ser mejor. Corrida Histórica en Cali y la ganadería la sacó de la plaza.

Se lidiaron astados de Campo Real, bien presentados en general de juego bueno y con matices diversos. Procedencia Saltillo – Santacoloma, mexicano. Podríamos decir  que seis de seis, aunque algunos bajarían el porcentaje. La corrida en general no fue para la galería, fue un festejo mayor para aficionados de verdad.

Manuel Escribano

Ataviado de un terno verde esmeralda, oro y cabos blancos, el torero de Gerena, saludó a Peregrino  de 456 kilos de peso, un negro nacido en junio de 2020, con el cual se inicia la cuenta regresiva de la antigüedad de la debutante Campo Real. Fueron seis verónicas y una media de mucho temple a uno que buscaba perseguir por codicia y prontitud.

El toro con mucha cara, veleto de astas finas, muy en Saltillo. Dio buena pelea al montado Romero.

Las banderillas concursaron por dupla, Escribano y Colombo. Tres de tres, bien colocadas.

Brindó a un amigo en el callejón. El toro en el centro del ruedo y allí Escribano lo fue a buscar para iniciar una labor de trasteo en redondo. Las cosas se hacían con calma, sin prisas y con el convencimiento de Manuel de que en este encosté ha tenido siempre buenos réditos.

Si bien el ejemplar no repetía con prontitud, hay que decir que era fino en el antaño y perseguía con dulzura. La ligazón nació en las manos del español que bien conoce los andares de los Saltillo.

Por el pitón izquierdo la cosecha de muletazos fue menos prolífica pero la suavidad de la mano de Escribano pintó sobre el recuerdo trazos de una suavidad exquisita.

Escribano con mucha parsimonia partió a las tablas para buscar el acero, todo dando los tiempos necesarios para él y para el toro. El de Toledo empuñado en la mano derecha, buscó rumbo y entró como en mantequilla, con suavidad y hasta los gavilanes, llegando a buscar el piso como refugio final.

Fuerte petición y dos orejas muy justas a lo hecho en el ruedo y vuelta al ruedo al toro

En cuarto lugar, habiendo salido tres buenos astados Román salió a saludar a Galante, un cárdeno oscuro, alto corrí vuelto, meano y caridelgado.mas en coló a que en Saltillo, sin desconocer el origen.

La capa en una larga cambiada y verónicas con emoción y temple.

En los palos, nuevamente suma de lucimientos, Escribano agrupando peligro que s con exposición y Colombo reportando con alegría. El tercero a la calafía pegado a tablas. Ovacionados los dos coletudos.

Anule brindó al público y llevaba en su haber la técnica y el camino dejado por Colombo. El público emocionado, el encierro funcionado y las ganas a disposición.

La faena inició pegado a tablas y con mucha calidad al centro, rápidamente a templar y mandar largo al ejemplar. Si. Une es cierto el toro tenía menos alegría en las acometidas, no es menos importante entender que la lidia era diferente y acordó al planteamiento del español, muletazos largos y mandones. Probó los dos pitones y de ambos sacó partido. El ejemplar perdió poco a poco la emoción y decayó el interés.

Mato de estocada completa. Ovación y Saludó

Román

Vestido de azul cielo, azabache y cabos negros saludó a un cárdeno, salinero, berrendo, caridelgado, rabicano, careto,con estampado de juvenil.

Con la muleta Román poco a poco construyó una faena meritoria. El recorrido con alegría de Merengué, fue aprovechada para marcar el camino en redondo a uno que perseguía con dulzura. La mano izquierda también pido participar  de las ejecutorias, quizás un poco más apretadas pero no de menos valía.

El valenciano en una dimensión distinta a la de su antecesor también sacó partido explotando el contenido del cornupeta.

Desafortunadamente, el acero no jugó a favor del triunfo. Los fallos se hurtaron el trofeo. El toro fue ovacionado en el arrastre.

El quinto, de 472 kilos, correspondió a Román, un cárdeno oscuro que se quería comer el capote. Los laces fueron de gran factura.

Román en el centro del ruedo y el toro en el tercio,  tío y dejó cinco muletazos con la derecha para rematar con el de pecho sin enmendar plana. Nuevamente se alejó el español para citar de lejos y el toro fino a la distancia. Una nueva tanda firme, embarcando, templando y mandando, como ordenan los canones. Mato de tres cuartos en buen sitio.

Luego de un petardo presidencial, al no sacar los pañuelos conforme a la ley y crear desconcierto entre el cuerpo de monosabios y el propio alguacil, se le entregaron a Román los dos trofeos justamente cortados, quizás falto la vuelta al ruedo al buen ejemplar.

Jesús Enrique Colombo

Lució un terno azabache, oro y adornos en blanco, para saludar con dos largas cambiadas a Duende, un cárdeno oscuro, lucero, meano, caridelgado, y veleto, de lámina Saltillo – Santacoloma.

Con tres pequeños pinchazos el Palco oso cambiar el tercio son que se hubiese consumado la suerte.

En banderillas Colombo devolvió honores a Escribano y vimos un buen tercio de palos.

Colombo sin prisa buscó el lugar preciso para iniciar la faena y el parado en el centro cito para iniciar en redondo. Hasta la hora tres de tres. Fijos, nobles, con recorridos alegría y así lo entendió el torero venezolano que tiró una y otra vez de las embestidas. Profundas de un ejemplar con mucha clase. En ese momento comenzaban a verse pañuelos en los tendidos y renegábamos de la actitud del palco al cambiar el tercio de varas sin justificación alguna, no vimos pelea en los montados.

Sonó feria de Cali y repetíamos que muchas veces los palcos por hacer bonito hacen feo y perjudican el espectáculo.

Fa faena entonada tuvo momentos de mocha estética y verdad, los dos pitones persiguieron el engaño y Colombo tiro largo de las embestidas. El toro como si supiera que el indulto sería irregular buscó irse a las tablas y el irresponsable comportamiento del palco contestó con un ilícito violando la ley taurina sacó el pañuelo amarillo para indultar al toro.

Que mal hace las desidia es apresuradas de un personaje.

La tarde se cerró con el toro más pesado del encierro, 500 kilos de nombre maestro, un cárdena más claro, muy en Saltillo, meano, rabicorto.

Colombo lanceó con presteza a su oponente, llevando,o prendido del engaño. Luego de la vara con quites por delantal reforzó lo hecho.

En esta ocasión Colombo no devolvió atenciones y las banderillas tenían que sumar. Tres pares para poner de punta los bellos. De poder poder a poder, exponiendo mucho y al violín.

Brindó a una pequeña niña que estaba en la barrera del callejón, era la hija y la esposa del diestro Luis Bolívar. La faena inició con mucha

euforia y la música rápidamente alzó las notas.  En el centro el venezolano construía una faena a base de tandas mandonas por ambas manos. El toro perseguía y humillaba al cité. Mato de estocada completa y fulminante. Una oreja

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