La corrida de Las Ventas del Espíritu Santo dejó en evidencia su falta de trapío y fuerza, condicionando la tarde en Cali. Castellá, con dos orejas, y Bolívar, con una, se llevaron el reconocimiento del público, mientras que Manzanares, que puso todo su empeño y Talavante no lograron redondear sus actuaciones.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora- www.enelcallejon.co/ – Web Aliada
Cali – Colombia. La segunda corrida de la Feria de Cali estuvo marcada por la controvertida presentación del encierro de Las Ventas del Espíritu Santo. De juego desigual y sin el trapío esperado, los ocho toros lidiados dejaron mucho que desear en bravura y fuerza. Esta situación puso a prueba a los matadores, quienes demostraron entrega y profesionalismo, aunque los resultados fueran diversos.
El encierro: Un obstáculo insalvable
El encierro presentado evidenció una falta de homogeneidad que comenzó a generar murmullos desde el primer toro. Destacó, aunque sin brillar completamente, el primero de la tarde, que mostró bravura y nobleza a pesar de su dificultad para humillar, lo que le valió aplausos en el arrastre. Sin embargo, el resto del encierro decayó en prestaciones: toros descastados, mansos, y con evidentes problemas de fuerza dominaron el festejo. El cuarto y sexto fueron especialmente decepcionantes, pitados en el arrastre por su escaso juego y dificultades para mantenerse en pie.
Sebastián Castellá: El estandarte de la tarde
El torero francés mostró desde el inicio una actitud decidida. Con el primero de su lote, Castellá regaló un ramillete de verónicas llenas de temple. Su faena de muleta, ortodoxa y con mando, fue reconocida con una oreja tras una estocada efectiva. En su segundo, Castellá hilvanó una faena templada, llevándose al toro con suavidad y conocimiento. Aunque pinchó antes de la estocada, su actuación le valió una segunda oreja.
José María Manzanares: Un gigante limitado por el «Toro»
El alicantino logró desplegar su técnica en el segundo toro de lidia ordinaria, sacando series acompasadas y de gran temple. Una estocada sin puntilla le permitió saludar desde el tercio. No obstante, en el sexto de lidia ordinaria, su esfuerzo por estructurar una faena se vio truncado por la evidente falta de casta y fuerza del burel, lo que le dejó con silencio en su segundo turno.
Luis Bolívar: Inteligencia y perseverancia
El colombiano comenzó con un vistoso saludo capotero al primero de su lote, incluyendo largas de hinojos y ajustadas verónicas. Sin embargo, el toro careció de fuerza y Bolívar, tras un par de tandas, se vio obligado a recurrir al acero, consiguiendo por su actuación un silencio en la plaza. En el séptimo de lidia ordinaria, su esfuerzo por sacar partido a un toro opaco le valió reconocimiento. Con inteligencia y limpieza, logró una meritoria faena que culminó con una estocada certera, obteniendo una merecida oreja.
Talavante: Una deuda con la afición
El extremeño llegó a Cali con la etiqueta de triunfador, pero su actuación estuvo lejos de la esperada. En el cuarto de lidia ordinaria, Talavante lidió un toro que perdía las manos constantemente, dejando poco margen para el lucimiento. Con el cierre plaza fue aún más desafortunado, estuvo desconfiado y sin conectar con el público, despachó rápidamente al burel tras un par de tandas, dejando un sabor amargo entre los asistentes.
La tarde dejó sentimientos encontrados: una plaza entregada a sus toreros y una ganadería que quedó en deuda. La afición caleña espera que los próximos encierros estén a la altura de su pasión y exigencia.
Ficha del festejo:
Santiago de Cali – Diciembre 28 de 2024 – Segunda corrida de la Feria. Toros de Las Ventas del Espíritu Santo, desiguales en presentación y de escaso juego. Sebastián Castellá: Oreja y Oreja. José María Manzanares: Saludo desde el tercio y Silencio. Luis Bolívar: Silencio y Oreja. Alejandro Talavante: Silencio tras aviso y Silencio.