A pesar de un encierro sin raza ni fuerzas, Sebastián Castella y Luis Bolívar lograron sacar adelante la tarde con su entrega, temple y profesionalismo.

Redacción: David Jaramillo

Ni la lluvia torrencial que inundó el ruedo de Cañaveralejo logró detener la corrida más esperada de la Feria de Cali 2024. Con un público que desafió el aguacero y ocupó dos tercios del aforo, los toreros hicieron el paseíllo hora y media después de lo previsto, dispuestos a corresponder al esfuerzo de una afición que se quedó firme en sus asientos. A pesar de un encierro sin raza ni fuerzas, Sebastián Castella y Luis Bolívar lograron sacar adelante la tarde con su entrega, temple y profesionalismo.

Sebastián Castella demostró una vez más por qué es uno de los consentidos en Colombia. El francés comenzó su actuación con una faena medida al primero de la tarde, un toro que carecía de fuerza pero mostró movilidad suficiente para que Castella impusiera su mando y torería. Con suaves derechazos, el diestro mantuvo al público enganchado, logrando que las limitaciones del animal no condicionaran su labor. La estocada certera le dio la primera oreja del festejo. Con el quinto, Castella redobló esfuerzos, tratando al toro con temple a media altura para aprovechar su desordenada movilidad y afianzar las dubitativas embestidas. Poco a poco, llevó al astado a su terreno, logrando series ligadas y con un ritmo suficiente para encender al público y obtener otra oreja, sellando su salida a hombros.

Aunque no obtuvo el triunfo que hubiese merecido, Luis Bolívar tuvo en esta tarde especial un cierre digno de su trayectoria en Cali, la plaza que lo vio crecer como torero. El colombiano fue todo entrega en su primer turno, recibiendo al toro con verónicas cadenciosas en un ruedo convertido en lodazal. Aunque el animal terminó defendiéndose, Bolívar mostró una disposición absoluta.

Fue en el séptimo, su último toro en esta plaza, donde el caleño conectó con su afición en un emotivo brindis. Con suavidad y paciencia, sacó partido a un animal noble pero falto de fuerza, consiguiendo muletazos ligados que remató con molinetes de rodillas. Una estocada precisa le valió una oreja y el reconocimiento de un público que lo despidió con una ovación de cariño y gratitud.

José María Manzanares y Alejandro Talavante tuvieron una tarde complicada, limitada por las condiciones del encierro. Manzanares logró momentos de calidad en su primer toro, pero la falta de fuerza del animal condicionó el desarrollo de su faena. Con el sexto, las esperanzas se diluyeron ante un astado que llegó desfondado a la muleta. Por su parte, Talavante mostró su disposición al cuarto, pero la imposibilidad del toro de mantenerse en pie le cortó cualquier opción, mientras que el octavo, falto de clase, le negó el lucimiento.

FICHA DEL FESTEJO

Sábado 28 de diciembre. Plaza de toros de Cañaveralejo, Cali (Colombia). Tercera de la Feria del Señor de los Cristales. Casi tres cuartos de entrada en tarde cubierta.

Toros de Las Ventas del Espíritu Santo, desiguales de presencia y de escaso juego por su falta de fuerza y fondo.
Sebastián Castella, de turquesa y oro, estocada (oreja); y pinchazo y estocada (oreja).

José María Manzanares, de sangre de toro y oro, estocada (ovación); y pinchazo y estocada (silencio).

Luis Bolívar, turquesa y oro, estocada (silencio); y estocada (oreja).ç

Alejandro Talavante, de berenjena y oro, cinco pinchazos, aviso y dos descabellos (silencio); y estocada (silencio).

Incidencias: La corrida comenzó con hora y media de retraso por él reacondicionamiento del ruedo tras las lluvias previas al festejo. Chiricuto y Emerson Pineda saludaron una ovación tras un buen tercio de banderillas al segundo.