En la lidia, la eficacia y destreza de los subalternos son esenciales para garantizar el lucimiento del matador y el esplendor de la fiesta brava. Desde las varas hasta los pares de banderillas, cada subalterno imprime su sello en la faena. En una tarde llena de altibajos, destacó el buen hacer de Carlos Rodríguez y John Jairo Suaza, quienes lograron saludar al tendido con montera en mano, mientras otros no tuvieron su mejor día.
Redacción: Juan Pablo Garzón Vásquez- www.enelcallejon.co/ – Web Aliada – Foto: Juan Pablo Garzón Vásquez
Cali – Colombia. En el complejo engranaje que conforma una corrida de toros, los subalternos, tanto de a caballo como de a pie, desempeñan un rol crucial. Ellos son los cimientos sobre los que se construye la faena del actuante, garantizando no solo la seguridad del ruedo, sino también el disfrute del público. Este viernes, en un cartel prometedor, se evidenciaron tanto aciertos memorables como errores que dejaron lecciones claras sobre la importancia de esta labor.
En el primero de la tarde, Juan Sebastián García cumplió con una vara precisa que marcó un inicio auspicioso. Su labor fue complementada de manera extraordinaria por Carlos Rodríguez y John Jairo Suaza, quienes colocaron dos pares de banderillas de impecable ejecución, arrancando una ovación del respetable y obligándolos a saludar montera en mano.
No obstante, en el segundo toro, la vara de Reinario Bulla resultó baja y escasa, desluciendo el tercio de varas. En contraste, José Calvo destacó al arriesgar en dos pares de banderillas llenos de valentía, mientras que Arley Gutiérrez, aunque preciso, logró colocar solo medio par. Este contraste en las actuaciones evidenció la disparidad en la preparación y ejecución dentro del equipo.
El tercero mostró cómo la presión puede pesar incluso sobre los más experimentados. Cayetano Romero, con menos fortuna de la habitual, tuvo que rectificar su labor en el caballo. Por su parte, Alex Benavidez cumplió de manera correcta en su primera intervención, pero su segunda resultó deslucida, mientras Brian Valencia cerró el tercio con un par a medias pero bien ejecutado.
En el cuarto, Efraín Ospina pasó desapercibido con una vara discreta y breve. Por fortuna, Emerson Pineda y nuevamente Arley Gutiérrez mostraron su técnica, aunque solo lograron completar parcialmente su cometido con las banderillas. El público, exigente como siempre, no dejó pasar estos detalles.
El quinto toro fue un ejemplo de cómo la falta de acierto puede quebrar la conexión del ruedo con los tendidos. Hildebrando Nieto fue pitado tras una vara imprecisa. Iván Darío Giraldo, aunque correcto, solo colocó un palo en su primer intento, mientras Brian Valencia, lejos de su mejor forma, no logró levantar los ánimos en su intervención.
En el sexto, Reinario Bulla repitió una vara discreta y sin impacto, dejando la responsabilidad a los banderilleros. Ricardo Santana brilló con un par técnicamente impecable, mientras que Brian Valencia recuperó algo de terreno con una intervención acertada.
El último de la tarde cerró con la eficacia de Luis Viloria, quien demostró gran técnica en la suerte de varas. Jaime Devia y John Jairo Suaza clausuraron el festejo con dos pares ortodoxos, dignos de la mejor escuela taurina.
La jornada dejó en claro que el quehacer de los subalternos, desde la suerte de varas hasta el tercio de banderillas, puede definir la dinámica y el éxito de la faena. Mientras algunos brillaron por su compromiso y destreza, otros mostraron que la regularidad y la preparación son claves para mantener el nivel que exige la fiesta brava. Los aciertos se convirtieron en ejemplo de profesionalismo, mientras que los errores servirán como aprendizaje en un arte que no permite concesiones.