Castella puerta grande, Bolívar un adiós digno

0
50

Tras tarde de lluvia se cumplió con el tercer festejo  de la feria de Cali, una corrida en la que se anunciaba la ganadería de Las ventas, la actuación de Sebastian Castella, José María Manzanares, Luis Bolívar y Alejandro Talavante.

El encierro lidiado dejó mucho que desear en un festejo que tenía sobre el papel el fundamento de una corrida de toros con peso y trapío, lo cual no fue lo que pudimos ver en la fría tarde. Todos los ejemplares fueron pitados en el arrastre, como resultado de lo que los cornupetas ofrecieron desde su fenotipo, hasta el más mínimo comportamiento.

Sebastian Castella

El francés saludó a un toro de bonita lámina con verónicas que fueron del regusto de los aficimados. Toreo lento de manos largas. El ejemplar cuesta arriba, con muchas defensas y de comportamiento.

Con la muleta pidió permiso y la montera al callejón. Tomado de las tablas con su mano izquierda.

Con la mano baja y mucha suavidad Castella inició en redondo, templando y tirando de un obediente toro. La música rápidamente acompañó la faena, mientras que los oles jaleaban cada muletazo. El francés sacó buen partido de uno que perseguía pero tenía sus reservas al encontrar el engaño. Por bajo, con mano letonas y con la izquierda Sebastian hizo variada la labor. Con una espada tendida y trasera finiquitó lo ejecutado. Oreja.

Con el quinto Castella brindó un bonito espectáculo de capa, variado y con mucho temple.

En el centro del ruedo brindó a la afición, un cambiado por la espalda, abrir el compás y templar al negro Venteño. La muleta de Castella tiró una y otra vez de las envestidas de uno que perseguía con algo de tardanza pero que al final acudía.el aire fue desapareciendo en la animalidad del astado y la labor del francés se incrementaba para seguir toreando, incluso en redondo.

Pinchazo y estocada para poner fin a su labor con el astado. Una oreja tras fuerte petición.

José María Manzanares

El torero de Alicante ocupó el segundo lugar de antigüedad en la corrida de aniversario del coso de Cali y saludó a un castaño requemado que mostraba mucha juventud, aunque apariencia de mayor.

Manzanares tiró a media altura de las envestidas de un toro que acusaba flojedad en sus extremidades. La labor fue de cuidado, de consentimiento a uno que era corto en su recorrido y que reservaba sus embestidas, por la falta de motor.

El torero español estuvo correcto con lo poco que el toro le entregó y sobrepasó las expectativas de lo que se pudiese esperar. Más torero que toro. Saludó desde el tercio. Pitos al toro en el arrastre.

El alicantino salió al ruedo y la lluvia retornó a la plaza, lanceó con mucha presteza hasta el centro del ruedo. La suavidad fue la impronta de la capa.

Con la muleta, sin brindar, inicio una labor de esfuerzo para mantener prendido de su muleta a uno que no quería pasar y al que le constaba llevar consigo los pocos kilos. Pinchazo, estocada y silencio. Pitos al toro.

Luis Bolívar

El colombiano Luis Bolívar recibió a Lilo, tercero del festejo, otro anovillado ejemplar de Las Ventas. Con la capa lanceó con suavidad. Brindó a sus alternantes.

Rodillas en tierra ejecutó cinco muletazos con mucha exposición. Luego en redondo sacó partido por el pitón derecho y al probar el izquierdo se sacó menos potabilidad. El ejemplar duro muy poco y acusó su juventud. Mato de estocada fulminante. Silencio.

Salió al ruedo Lulo, el toro que inicialmente debía haber salido en tercer lugar. Poca capa,con la muleta brindó al público y en todo el centro del ruedo inició su labor de enfermero con uno que se caía si se le obligaba o se le bajaba la mano. Fue meritoria la labor del colombiano al tapar las mermas del toro que no podía con su peso. Bolívar mostró su madurez y suplió lo que el castaño no ofreció. Mato de estocada. Oreja y pitos al toro.

Alejandro Talavante

El español vio salir a un ejemplar igual de joven pero con más trapío que sus hermanos. Poca capa a uno que acometía.

Con la muleta mayestático ejecutó cuatro muletazos en el tercio para dar inicio a su labor. Ya más en el centro del ruedo acusó los kilos y el extrémelo vio como las envestidas se diluían poco a poco y la materia prima se secaba como el agua entre los dedos de la mano. Busco el acero y pincho las ilusiones en varias ocasiones, llegando a escuchar el aviso. Silencio.

El del cierre para Talavante fue otro castaño requemado y escaso de edad en fenotipo. Talavante poca capa y y con la muleta sin brindar inició trámite para poder sacar algo de provecho a uno que cabeceaba tratando de quitarse el engaño, por lo cual toreó a medios muletazos para disminuir el recorrido y aprovechar la inercia del toro. La espada caída. Silencio y pitos al toro.

Dejar respuesta