Doble Señor de los Cristales

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Luis Bolívar y “Luchador” el indultado 5°. Foto: Camilo Díaz
Redacción: Jorge Arturo Díaz Reyes
Bolívar con las orejas simbólicas de “Luchador” el 5° y el ganadero Miguel Gutiérrez con un encierro de mucha repetición y fondo abren la feria caleña por la “Puerta Señor de los Cristales”. Ferrera, oreja del primero. Adrián enfermó… 

Cuando saltó el quinto, negro, cuatreño, número 171, de 496 kilos, como se venían dando las cosas, podemos decir que los cuatro anteriores se habían llevado puestas al menos tres orejas que vinieron a entregar y no les pudieron cortar. Pero es que se mató mal, muy mal toda la tarde, y así ni modo.

Luis Bolívar, en su doble responsabilidad de cabeza de la cartelería y empresario, salió a jugar su baza. Tres buenas verónicas para fijar y luego con cinco chicuelinas galleadas y un recorte puso a “Luchador” en suerte de Edgard Arandia que se tuvo en una vara muy peleada. Santana, con dos pares de impacto se desmontera. Y Luis brinda a sus socios en la empresa.

Se clava en los medios de largo recibe la codiciosa embestida con tres por la espalda y cuatro por el pecho, un molinete, un cambio de mano y un forzado que reventaron en la cara larga y húmeda de la feligresía. El maestro Libardo Mora y sus niños sabios se arrancaron de una con el pasodoble desde los altos de cinco.

Seis derechas ligadas con el pertinente remate, y las palmas y voces sumados a la banda parecían más de las que eran. El toro iba y venía creciéndose al esfuerzo, exigiendo. Por momentos parecía que desbordaba la muleta que con más oficio que pureza le acompañaba. Cinco derechas, molinete y pecho. Otra tanda idem, antes de cambiar a la izquierda, por donde las embestidas que pedían mando iban a más y más. La petición de indulto subió de volumen y entre las miradas al palco y su dubitación el animal se desentendió buscando tablas. Fue solo una digresión Pues tan pronto le mostraron el trapo regresó a la pelea. Pases y pases, apareció el pañuelo perdonavidas, para fortuna del resultado y seguramente de las próximas taquillas.  Entonces, por primera vez en la faena sonaron voces de discrepancia. Pero ya el indulto era un hecho.

El querido paisano, decíamos, hubiese podido cortar otras dos del muy noble y encastado “Romero”, el segundo, de aspecto inmaduro sí, y poca romana, (458 kilos), con el que estuvo superior. Dos largas cambiadas de rodillas, tres verónicas, chicuelina y una larga pinturera mirando al tendido prendieron el fogón. Ospina lo recibe a brazo en una gran puya, antes de un segundo tercio inmerecidamente ñoño, dada la generosidad del pequeño Gutiérrez. Brindis a la plaza, dos rodillas en tierra para siete derechas por bajo, ligadas en redondo, que daban la impresión de haber podido ser siete más por el acople. Ya en pie pero sin interrupción cuatro por la derecha, cambio de mano y el de pecho aumentaron el jolgorio. La faena se fue yendo con visos de triunfo quizá un poco más allá de la medida. La igualadas se hizo fatigante. Un metisaca de colocación lamentable, una estocada caída, ida, y ocho erráticos golpes de cruceta emborronaron todo. El arrastre aplaudido y el no matador piadosamente silenciado.

Antonio Ferrera, pechó con tres. Con el uno, por el que nadie daba nada en los dos tercios primeros, dio una auténtica lección de lidia poniéndolo a comer en su mano y le hubiese desorejado a no ser porque dejó la espada baja. Le dieron una por petición mayoritaria. Con los otros dos bregó a muerte. Brilló en banderillas y en dos quites reales, uno a picador caído, muy a la antigua y otro al sexto con dos chicuelinas, navarra y serpentina. Pero en ambos la espada le llevó por el camino de la amargura. Dos pinchos, un fierrazo desprendido inocuo y dos crucetazos al cuarto, y tres en hueso y estocada baja al sexto. Así, cómo.

Fernando Adrián, vencido por un problema digestivo, para colmo se ganó el manso-bronco de la corrida. No le insistió mucho y la estocada cimera y tendida tardó pero mató. Nada. Se fue a la enfermería, volvió y se tuvo que volver a Ir.

Ernesto Gutiérrez, Salió a hombros con Bolívar, su encierro de trapío discreto pero de mucho juego dio para más. Bueno para más de dos puertas grandes, es mucho pedir, pero así fue.

FICHA DEL FESTEJO

Cali. Diciembre, jueves 26 de diciembre 2024. Plaza de Cañaveralejo. 1ª de feria. Nubes y llovizna. Tercio de plaza. Seis toros de Ernesto Gutiérrez, nobles, diversos de presencia y juego. Indultado el 5° “Luchador”, N° 171, negro, cuatreño de 496 kilos,
Antonio Ferrera, oreja, silencio y palmas.
Luis Bolívar, silencio y dos orejas simbólicas

Fernando Adrián, silencio en el único que lidió

Incidencias: Saludó Ricardo Santana en el 5°. Al término del festejo salieron a hombros por la Puerta Señor de los Cristales, Luis Bolívar y el ganadero Miguel Gutiérrez.

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