En una poderosa manifestación en la Plaza de Bolívar, miles de ciudadanos se unieron para reivindicar la tauromaquia, el coleo, y otras tradiciones culturales frente a intentos legislativos que amenazan su existencia. La marcha subrayó la importancia de la libertad cultural y los derechos fundamentales, denunciando la percepción de la tauromaquia como un acto de crueldad.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora – https://enelcallejon.webnode.es/ – Web Aliada – Fotos: Julián Velasco
Arbeláez – Colombia. La Plaza de Bolívar se convirtió en un hervidero de emociones y convicciones este martes ocho (8) de octubre de 2024, cuando miles de ciudadanos se unieron en una manifestación histórica para defender la tauromaquia y otras prácticas culturales que han formado parte integral de la identidad colombiana. En un ambiente vibrante y lleno de pasión, los participantes expresaron su rechazo a las acciones del legislativo actual de imponer una prohibición a estas actividades, que han sido catalogadas como actos de «crueldad» hacia los animales. Sin embargo, se aclara y argumenta que la tauromaquia es una expresión cultural que involucra tradiciones ancestrales que merecen respeto y protección.
La Lucha por la Libertad Cultural
La manifestación comenzó con un discurso inaugural que resaltó la importancia de la libertad cultural y la expresión artística en la sociedad colombiana. Los oradores destacaron que la prohibición de la tauromaquia y otras tradiciones, como el coleo y las competencias ecuestres, no solo representan un ataque a la cultura local, sino que también infringen los derechos fundamentales de los ciudadanos. Se hicieron hincapié en conceptos clave como la libertad de trabajo, la preservación de la cultura y el derecho a participar en actividades que han sido parte de la historia del país por generaciones.
Los participantes portaban pancartas que decían «¡Tauromaquia es Cultura!» y «Defendamos nuestras tradiciones», resonando en cada rincón de la plaza. Al unísono, cantaron himnos que celebraban la herencia cultural y la diversidad que caracteriza a Colombia. En este sentido, la marcha no solo fue un acto de protesta, sino también una celebración de la identidad nacional, una reivindicación de la riqueza cultural que comparten diversas comunidades.
Desmitificando Eufemismos y Desconocimientos
Durante la manifestación, los oradores denunciaron el uso de eufemismos por parte del legislativo, que ha intentado disfrazar la prohibición de la tauromaquia bajo un lenguaje que aparentemente se preocupa por el bienestar animal. Señalaron que los términos empleados desvirtúan la realidad de una decisión que impacta de manera profunda y prolongada la cultura y la economía rural Compararon esta retórica con la utilizada en el debate sobre el aborto, donde se habla de ‘interrupción voluntaria’, un término que, si se analiza con rigor, implica detener temporalmente algo que puede seguir. Sin embargo, en la práctica, interrumpir una gestación implica el fin definitivo de una vida en formación. Así, el uso de estos eufemismos busca deslegitimar una práctica cultural ancestral, presentándola únicamente como un acto de crueldad.
Los manifestantes también señalaron el desconocimiento sobre los ciclos de vida de los seres vivos y la importancia de las cadenas tróficas en los ecosistemas. Los toros de lidia no solo son animales de espectáculo; son parte de un ciclo biológico que sostienen muchas comunidades rurales. Al erradicar estas prácticas, se corre el riesgo de desestabilizar ecosistemas bien establecidos, afectando no solo a la fauna, sino también a la economía rural, donde estas tradiciones son esenciales para la subsistencia.
Impacto Socioeconómico y Cultural
La marcha también puso en evidencia los efectos negativos que la prohibición de estas actividades podría tener en las comunidades rurales. Los oradores enfatizaron que la erradicación de la tauromaquia y otras tradiciones relacionadas podría llevar a un éxodo masivo de la población rural hacia las ciudades. Este fenómeno no solo intensificaría problemas como la pobreza y la delincuencia, sino que también contribuiría al deterioro del tejido social y cultural de las comunidades, que se verían privados de sus tradiciones y modos de vida.
Los manifestantes también abordan la importancia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en este contexto, argumentando con bases sólidas, que el respeto y la promoción de la diversidad cultural son fundamentales para lograr un desarrollo equilibrado y sostenible. La prohibición de la tauromaquia no solo atenta contra el patrimonio cultural, sino que también condena al país a un futuro de homogeneización cultural y dependencia.
Una identidad en peligro
A medida que se desarrolló la manifestación, se sintió una creciente preocupación por el futuro de la identidad cultural colombiana. Los participantes se unieron en un clamor por la diversidad cultural y el rechazo a cualquier intento de imponer un pensamiento único o paternalista. En un mundo globalizado, donde las influencias externas a menudo amenazan con diluir las tradiciones locales, la defensa de la tauromaquia y otras prácticas culturales se convierte en un acto de resistencia vital.
Los oradores subrayaron que la cultura no es un simple adorno, sino un elemento esencial que define quiénes somos como nación. La posibilidad de que se adopte un enfoque paternalista hacia la cultura, similar a los sistemas feudales de la Edad Media, fue rechazada enfáticamente. Este enfoque, que podría llevar a despojar a las comunidades de su autonomía y expresión cultural, debe ser resistido con firmeza.
El Futuro de la Tauromaquia y la Cultura Nacional
Al cierre de la manifestación, se enfatizó que la lucha por la tauromaquia es una lucha por la libertad de expresión y la defensa de la identidad cultural. La disyuntiva entre el Poder Legislativo y la Corte Constitucional se agrava, y muchos ciudadanos temen que se socave uno de los mejores marcos constitucionales del mundo. La marcha sirvió como un recordatorio de que la cultura no se detiene; por el contrario, florece cuando se le permite ser expresada y celebrada.
Los ecos de este grito cultural resonarán no solo en las calles de Bogotá, sino también en el corazón de cada colombiano que valora la diversidad y la riqueza de su herencia cultural. La defensa de la tauromaquia y otras tradiciones se ha transformado en un símbolo de resistencia contra la opresión cultural y un compromiso por mantener vivas las tradiciones que nos definen como sociedad. La lucha continúa, y los defensores de la tauromaquia se preparan para seguir peleando por su legado y por el futuro cultural de Colombia.