El sevillano sobrevoló la tarde marcada por la muy bien presentada y exigente corrida de Juan Pedro Domecq
Redacción: https://www.mundotoro.com André Viard (Dax)
Daniel Luque y David Galván triunfaron en el lleno de ‘No hay billetes’ con el que se abrió la temporada en Dax. Daniel Luque sobrevoló la tarde marcada por la muy bien presentada, exigente y agradecida corrida de Juan Pedro Domecq, que volvía a esta plaza después de ausentarse 22 años. Cortó las dos orejas del encastado segundo y perdió otra del exigente quinto. Galván, volteado de manera espectacular, se repuso y cortó una oreja de cada uno de sus toros, mientras que Enrique Ponce no pudo acompañar a sus compañeros. Fue despedido con clamorosa ovación.
Más bravucón que bravo de salida, el segundo desarrolló casta en la muleta, embistiendo con prontitud y codicia por el lado derecho, más a modo por el izquierdo. Daniel Luque le instrumentó una faena vibrante – muy ligadas las series de derechazos, más reposadas con la zurda – que entusiasmó a su público. Remató por luquesinas escalofriantes por la prontitud y la raza del toro, antes de matar por arriba. Dos orejas y palmas en el arrastre.
El quinto fue bravo y exigente de salida hasta el final, exigiendo una muleta poderosa para llevar sus embestidas. La de Luque tuvo esta virtud -el poder- a pesar de la viveza de las embestidas, sin ritmo y reponiendo a veces. Faena para aficionados por el pulso que mantuvieron las dos partes, sin querer rendirse ninguna. Al final, el poderío de Luque se impuso. Pinchó y dejó una entera, perdiendo la oreja. Palmas.
El tercer Juan Pedro salió con clase y ritmo en el capote de Galván, que lo toreó templado y relajado. El toro de Juan Pedro Domecq cumplió en varas, pero en el tercio de banderillas salió suelto de un capotazo camino de chiqueros. A partir de ahí, la clase se transformó en raza y a veces en genio. Galván empezó por doblones y siguió por ambos lados, aprovechando la bollantía del astado, muy jaleado por el público. Quiso acabar por poncinas y se llevó un disgusto al hacer un desplantes antes de tiempo. El de Juan Pedro Domecq hizo presa y lo levantó varios metros del suelo, antes de pisotearlo y tirarle cornadas en el suelo afortunadamente sin meterle el pitón. Pinchó y mató de entera cortando una oreja. Palmas en el arrastre.
El sexto fue quizás el toro más completo de esta exigente por encastada, y agradecida por fijeza corrida de Juan Pedro. Fue bravo y tuvo en la muleta un ritmo más apto al toreo reposado. Galván, mermado por la voltereta que le infligió su primero, hizo el esfuerzo para estar a la altura y lo consiguió a veces cuando llevó las embestidas con temple. La faena fue de tono dispar, pero el público premió su esfuerzo con otra oreja, lo que le permitió salir en hombros con Luque, que sobrevoló la tarde. Palmas en el arrastre.
Abrió plaza un toro de Juan Pedro Domecq gazapón, algo descompuesto, pegando gañafones, que tuvo en su movilidad su principal virtud. Esas inercias permitieron a Enrique Ponce ligar los muletazos, aunque no terminó de estar a gusto por su embestida desclasada y sin entrega. Estocada casi entera. Descabello. Palmas tras aviso.
El cuarto fue muy bravo en el primer tercio, entrando y empujando con fuerza en el caballo. Siguió en esta tónica al principio de la faena, pero una vez que se vió podido, se vino abajo antes de tiempo. Dueño del ruedo y de las embestidas, Ponce atemperó las embestidas impetuosas iniciales en varias series encajadas y ayudó al toro de mitad de faena hacia adelante. Obviamente, el interés del público siguió la tónica marcada por el toro que llegó al final sin dejarse cuadrar. Ponce dejó una entera algo trasera cuando sonaba el aviso. El toro se cayó y – sin saber por qué – lo levantaron, para descabellarlo… Escuchó palmas.