La Feria de San Isidro ha sido una montaña rusa de emociones, donde la lucha y el desafío han revelado la diversidad y complejidad del mundo del toreo.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora – https://enelcallejon.webnode.es/ – Web Aliada
Arbeláez – Colombia. La Feria de San Isidro ha sido testigo de una variedad de emociones y desafíos en las últimas corridas. Desde la dificultad de los novilleros para destacar debido a las condiciones de los toros hasta la lucha de los toreros consagrados por lucirse en medio de toros poco colaborativos, cada festejo ha presentado su propio conjunto de desafíos. Aunque algunos han brillado, como Tomás Rufo en la sexta corrida y Emilio de Justo en la séptima, otros han enfrentado obstáculos que les han impedido alcanzar el triunfo deseado. En la octava corrida, la atención se centró en la despedida de Pablo Hermoso de Mendoza en Madrid, pero fue su hijo Guillermo quien se llevó el protagonismo al cortar dos orejas y salir por la Puerta Grande. Lea Vicens también destacó, aunque fallos con el rejón de muerte le privaron de un premio mayor. En resumen, cada festejo ha sido una montaña rusa de emociones, mostrando la diversidad y complejidad del mundo del toreo en la actualidad.
4ª de la Feria de San Isidro
La Feria de San Isidro comenzó con un ambiente característico de las ferias de junio, pero la llegada de los valencianos y el mal tiempo cambió la atmósfera. La novillada de Montealto destacó por la mansedumbre en el caballo y varias opciones en la muleta, aunque el viento complicó el desempeño de los novilleros. Samuel Navalón fue el más destacado, realizando un toreo largo y de mano baja, pero su espada cayó baja, lo que generó polémica cuando el presidente no otorgó la oreja solicitada mayoritariamente por el público. Nek Romero mostró firmeza, pero no logró resonancia en los tendidos, y Diego Bastos tuvo una actuación sin mucho eco. La exigencia del público y los defectos de los novillos dificultan que los novilleros actuales triunfen en Madrid. La actuación en general estuvo marcada por la nobleza y transmisión de algunos novillos, aunque otros carecieron de clase y raza. En resumen, una tarde con decisiones controvertidas y un ambiente inestable, fiel a la esencia de San Isidro.
5ª de la Feria de San Isidro
El festejo en honor a San Isidro fue arruinado por la edad avanzada de los toros de El Parralejo, que a punto de cumplir seis años mostraron falta de bravura y nobleza, impidiendo que los toreros pudieran lucirse. Miguel Ángel Perera y Paco Ureña, ambos toreros con gran trayectoria en Madrid, no lograron destacar debido a la mala condición del ganado. Alejandro Fermín, que confirmaba su alternativa, también tuvo una actuación sin brillo, enfrentándose a toros que no ofrecieron oportunidades para el lucimiento. Perera, en un gran momento de su carrera, mostró su capacidad y dominio, pero los toros no colaboraron. A pesar de algunos intentos destacables, como su inicio genuflexo y un saludo al cuarto de rodillas, no pudo completar una faena redonda debido a la falta de entrega y bravura de los astados. Ureña, por su parte, también sufrió con el comportamiento de los toros, que se orientaron rápidamente y mostraron desconfianza. Fermín, necesitado de un buen resultado, no pudo destacar con ninguno de sus toros y falló con la espada, dejando una imagen poco memorable. En resumen, la tarde se caracterizó por la frustración de los toreros ante la falta de condiciones adecuadas de los toros, que no permitieron el lucimiento esperado en una fecha tan importante.
6ª de la Feria de San Isidro
Tomás Rufo fue el único torero que logró cortar una oreja en una tarde complicada por la condición de los toros de Victoriano del Río, que mostraron hechuras destartaladas y comportamientos diversos. A pesar de la frustración por no abrir la Puerta Grande, Rufo se destacó con su valor y técnica, especialmente con el tercer toro, al que toreó con temple y verticalidad, arrancando una oreja. El sexto toro, aunque prometedor al inicio, no permitió más lucimiento. Sebastián Castella tuvo una actuación esforzada, pero no logró rematar con el primer toro, y aunque el cuarto toro le permitió brillar más, se extendió demasiado en su faena y perdió la oportunidad de un trofeo. José María Manzanares, en una versión menos brillante de sí mismo, destacó con el segundo toro gracias a su clase y elegancia, pero no logró matar con éxito, lo que le impidió obtener un premio. La tarde reflejó la modernidad en los tendidos y la lucha de los toreros por adaptarse y triunfar en condiciones adversas, destacando el prometedor futuro de Tomás Rufo en el toreo moderno.
7ª de la Feria de San Isidro
Emilio de Justo vivió una tarde emocionante en Las Ventas, destacando especialmente con el quinto toro de La Quinta, «Periquito», que le permitió realizar la faena de su vida en Madrid. Aunque una estocada trasera lo privó de la Puerta Grande, su actuación fue soberbia y pura, culminando en una vuelta al ruedo unánime. Miguel Ángel Perera tuvo una tarde impecable, aunque sin conseguir una conexión total con el público debido a la falta de entrega de sus toros. Aun así, mostró temple y técnica, recibiendo ovaciones y dando una vuelta al ruedo. Ginés Marín debutó con una corrida noble, pero sin gran emoción, destacando más con su primer toro, aunque no estuvo acertado con la espada. Su actuación no dejó huella en los tendidos madrileños. El festejo reflejó la grandeza y el peligro del toreo, resaltando la entrega y valentía de Emilio de Justo en una tarde que quedará marcada en la memoria de los aficionados.
8ª de la Feria de San Isidro
En la octava corrida de San Isidro, el foco estaba en la despedida de Pablo Hermoso de Mendoza en Madrid. Sin embargo, el verdadero protagonista fue su hijo, Guillermo Hermoso, quien salió triunfador al cortar dos orejas al sexto toro de la tarde y salir por la Puerta Grande. Pablo también tuvo una actuación destacada, paseando una oreja del cuarto toro. Lea Vicens tuvo dos actuaciones importantes, pero sin el premio merecido debido a fallos con el rejón de muerte. Guillermo Hermoso brilló especialmente con el sexto toro, de Carmen Lorenzo, realizando una faena cumbre que emocionó a la afición y culminó con un rejón efectivo y dos orejas. Su faena al tercer toro también fue notable, aunque un fallo con el rejón le privó de mayores honores. Pablo Hermoso mostró su maestría a lomos de distintos caballos, conectando con la afición en su despedida de Madrid. A pesar de los momentos emocionantes, un fallo con el rejón en el cuarto toro impidió una despedida aún más triunfal. Lea Vicens demostró su habilidad en dos actuaciones, destacando especialmente su faena al segundo toro, brindada a Pablo Hermoso, y su actuación al quinto toro, llena de emoción y buen toreo rejoneo. Sin embargo, fallos con el rejón de muerte le impidieron obtener un premio mayor. El festejo fue una muestra del talento y la emoción en el toreo a caballo, con destacadas actuaciones de los rejoneadores, aunque con algunos fallos que impidieron un mayor reconocimiento.