El tesón de Emilio de Justo se hace patente en cada lance, mientras que la grandeza de Diego Ventura y Andrés Roca Rey ilumina la plaza con su valentía y destreza. Juan Ortega, Daniel Luque y Miguel Ángel Perera inspiran al público con su toreo profundo y emotivo, mientras que el profesionalismo de todos los actuantes garantiza un espectáculo de calidad.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora – https://enelcallejon.webnode.es/ – Web Aliada
Arbeláez – Colombia. Las tardes de farolillos en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla brillan con una luz de calma que envuelve el temple y la maestría de los toreros que pisan su ruedo sagrado. El tesón de Emilio de Justo se hace patente en cada lance, mientras que la grandeza de Diego Ventura y Andrés Roca Rey ilumina la plaza con su valentía y destreza. Juan Ortega, Daniel Luque y Miguel Ángel Perera inspiran al público con su toreo profundo y emotivo, mientras que el profesionalismo de todos los actuantes garantiza un espectáculo de calidad. Las diferentes gamas de bravura de las ganaderías presentadas para esta feria, incluyendo el encierro de Santiago Domecq, añaden una dimensión única a cada corrida, creando momentos de emoción y tensión que hacen latir con fuerza el corazón de la afición taurina.
– Diego Ventura ha vuelto a brillar en la Real Maestranza de Sevilla durante la corrida de rejones de la Feria de Abril 2024.
En una tarde marcada por la pasión y el arte del rejoneo, Ventura destacó especialmente frente al quinto toro, ofreciendo una actuación memorable que le valió el reconocimiento del público, cortando dos orejas.
Por su parte, Guillermo Hermoso de Mendoza también dejó su huella con una actuación llena de compromiso, siendo ovacionado en ambos toros tras dos faenas en las que demostró su destreza y valentía ante animales que se aferraron al piso.
En contraste, Sergio Galán enfrentó un desafío mayor con un lote que ofreció pocas oportunidades, aunque no dejó de exhibir su maestría en banderillas y su estilo clásico, siendo ovacionado en ambas faenas.
La tarde en La Maestranza fue testigo de otra obra cumbre de Diego Ventura, reafirmando su posición como una de las principales figuras del rejoneo contemporáneo, mientras que Hermoso de Mendoza y Galán también dejaron su marca en una tarde marcada por la pasión y el arte del toreo.
– La séptima corrida de la Feria de Abril de Sevilla quedará marcada por el arte y la autenticidad del toreo en una tarde donde la pureza y la entrega fueron los protagonistas.
Juan Ortega, con su estilo único y sin concesiones, demostró que su toreo no admite sobornos al enfrentarse a un toro de enclasada embestida. Rescatando la tarde del abismo, Ortega cautivó al público con una faena magistral que culminó con la concesión de dos merecidas orejas.
Daniel Luque también dejó su huella, inventando una faena de torero en plenitud, mientras Morante de la Puebla cumplió su tercer paseíllo en la temporada con la ilusión puesta en el cuarto toro. A pesar de la desigual presentación y la falta de entrega en algunos ejemplares, la corrida se destacó por momentos de intensa emoción y autenticidad taurina.
Con lleno total en la Real Maestranza de Caballería, los aficionados fueron testigos de un espectáculo único e inolvidable.
– En la octava corrida de la Feria de Abril de Sevilla, Emilio de Justo se erigió como el príncipe de una lucha, destacando por su toreo genuino y su clarividencia mental.
En una tarde marcada por la desigual presentación de los toros de Garcigrande, De Justo supo aprovechar las oportunidades que le brindaron sus ejemplares, demostrando su destreza y frescura en el ruedo. Con una faena sólida y enérgica, logró cautivar a los espectadores y obtener una merecida oreja.
Por otro lado, Ginés Marín cuajó una tarde de serio tono, mientras que Cayetano pasó sin pena ni gloria. A pesar de las irregularidades en el encierro, la corrida se destacó por momentos de intensidad y entrega, ante un público que sirvió como puente hacia los grandes días venideros.
Con dos tercios de entrada, la Real Maestranza de Caballería fue testigo de un espectáculo taurino lleno de emoción y autenticidad.
– En la novena corrida de la Feria de Abril de Sevilla, la corrida de Jandilla presentó un desafío inesperado para los toreros, con toros que demostraron dificultades para desplazarse adecuadamente en el ruedo.
El tercero de la tarde, a pesar de su embestida enérgica, mostró una velocidad excesiva que lo llevó a descomponerse, dificultando la labor de los diestros. Tomás Rufo intentó ordenar los movimientos del toro en una faena marcada por la lucha por el control, en medio de una feria que anhela una tarde rotunda.
Por su parte, José María Manzanares lidió con un cuarto toro que, a pesar de su nobleza, también mostró dificultades en su movilidad, mientras que Alejandro Talavante se enfrentó a toros que se resistieron a seguir el ritmo del toreo.
A pesar de las complicaciones en el encierro, la Real Maestranza de Caballería vivió una tarde intensa, donde el desafío de lidiar con toros que no sabían andar destacó como el principal obstáculo para los toreros. Con un lleno total en las gradas, los aficionados presenciaron una corrida marcada por la incertidumbre y la lucha por el control en el ruedo.
– En la décima corrida de la Feria de Abril de Sevilla, Manuel Jesús ‘El Cid’ regresó a la plaza con una actuación que destacó por su faena de premio grande, enfrentándose a un toro de La Quinta que mostró grandes virtudes, pero también dificultades en su embestida. A pesar del excesivo premio de la vuelta al ruedo al toro, El Cid demostró su dominio y poder en el ruedo, conquistando al público con una faena destacada. Por otro lado, Emilio de Justo brilló con una actuación meritoria frente a un toro que humilló y buscó constantemente los vuelos del capote, llevándose dos orejas por su labor. La tarde estuvo marcada por la expectación y la emoción, con un lleno total en la Maestranza, mientras Daniel Luque concluyó su feria con técnica impecable, pero sin llegar al triunfo deseado. El listón lo marcó el primer toro de La Quinta, demostrando que, en el toreo como en la vida, los mejores finales a menudo superan los inicios.
– En la undécima corrida de la Feria de Abril de Sevilla, Sebastián Castella destacó con dos faenas serias frente a una corrida de Alcurrucén que mostró falta de fondo en general.
Castella cautivó con su toreo fino y temple, especialmente en el segundo toro, un ejemplar que embistió con calidad, pero perdió ritmo y celo hacia el final de la lidia. A pesar de la protesta por la mansedumbre del quinto toro, el torero francés logró extraer algunos buenos naturales, demostrando su largura en las formas y temple en los trazos. Aunque mereció al menos una vuelta al ruedo, el premio quedó olvidado entre los espectadores.
Morante de la Puebla, por su parte, cerró la feria sin suerte, lidiando toros que, aunque prometían en los primeros tercios, mostraron falta de entrega y fuelle en la muleta.
Tomás Rufo también tuvo una tarde difícil, sin conseguir lucimiento frente a toros que carecían de la fuerza necesaria para una lidia exitosa. A pesar de la calidad del toreo, la falta de bravura de los toros dejó un sabor agridulce en la Maestranza, mostrando una realidad taurina que no siempre coincide con las expectativas.
– En la duodécima corrida de la Feria de Abril de Sevilla, Roca Rey regresó con fuerza y determinación después de su reciente triunfo.
El diestro peruano se destacó en una tarde de enorme dimensión, enfrentándose a dos toros de distinta condición y dejando una profunda impresión en el público. Su faena al segundo toro, anovillado, pero de buenas embestidas, fue magistral, demostrando poder y dominio en el ruedo. A pesar de un momento tenso en el que fue volteado, Roca Rey logró rematar su actuación con una estocada impecable, que le valió dos merecidas orejas. En el quinto toro, de nula entrega, también dejó su marca con una faena de valor y poderío, obteniendo otra oreja.
Pablo Aguado, por su parte, cautivó a Sevilla con una faena hermosa y emotiva al sexto toro, regalando al público diez muletazos de gran belleza.
Aunque los toros de Victoriano del Río no favorecieron a Juan Ortega, quien había destacado en días anteriores, el joven diestro se despidió con un quite notable y la promesa de futuras actuaciones. A pesar de la irregularidad de la corrida, Roca Rey y Pablo Aguado brillaron con luz propia, demostrando su destreza y calidad en la plaza de La Maestranza.
– La decimotercera corrida de la Feria de Abril de Sevilla estuvo marcada por la presencia imponente de los toros de Miura, conocidos por su personalidad única que desafía los dogmas del toreo.
A pesar de la desigualdad en el juego, los matadores supieron encontrar momentos de emoción y compromiso en el ruedo.
Destacó la faena de Esaú Fernández al tercer toro, un ejemplar que humilló y permitió al torero alargar los viajes con maestría, obteniendo una oreja merecida.
Manuel Escribano regresó con valentía y enfrentó el desafío de lidiar un toro sin embroque, logrando una faena profunda y comprometida que impresionó al público, aunque la espada no acompañó para obtener premios.
El Fandi también brilló con su técnica y oficio, cortando una oreja tras una faena seria y una gran estocada al cuarto toro. A pesar de la dificultad de la corrida, los toreros demostraron su destreza y temple frente a los toros de Miura, recordando que el verdadero arte del toreo reside en el embroque y la conexión única entre toro y torero.
Premiación:
– Triunfador de la feria: Daniel Luque
– Mejor faena: Juan Ortega.
– Mejor estocada: Emilio de Justo
– Mejor rejoneador: Diego Ventura
– Mejor toreo de capa: Pablo Aguado
– Mejor subalterno a pie: Curro Javier
– Mejor subalterno en banderillas: Iván García
– Mejor corrida de toros completa: Santiago Domecq
– Mejor toro: ‘Tabarro’, nº 30 de Santiago Domecq.