El festival fue un vario pinta muestra de taurinidad, de compromiso con la fiesta, de buen toreo, de toros importantes, de la entrega de toreros, ganaderos, picadores, subalternos de a pie, mayorales, vaqueros y de nutrida presencia de jóvenes…
Redacción: Guillermo Rodríguez Muñoz – Tendido 7 – Fotos: Farley Betancourt Henao
Villapinzón – Colombia. Cuando arrastraban en Altagracia, Villapinzón, al séptimo novillo toro de Achury nos acompañó un cielo azul nimbado de nubes perlas y al occidente el estallido naranja y cobalto a la caída del sol con una coqueta luna como testigo.
El festival fue un vario pinta muestra de taurinidad, de compromiso con la fiesta, de buen toreo, de toros importantes, de la entrega de toreros, ganaderos, picadores, subalternos de a pie, mayorales, vaqueros y de nutrida presencia de jóvenes lo que nos alegra porque hay guardián en la heredad y ellos y ellas reciben el testigo para que defiendan lo que heredaron de sus mayores, el amor por un antiguo ritual que es el toreo.
Abrió el novillero Felipe Miguel Negret con un novillo de don Carlos Barbero. Toreó con soltura con el capote y una buena tanda de naturales aprovechando el pitón izquierdo del ejemplar de pinta albahío. Se le notan progresos en una profesión tan bella pero compleja como es la lidia de reses bravas. Oreja.
Simón Hoyos que se nos reveló como un excelente cantante tiene ese don del temple, del gusto, de las bunas maneras, de la colocación precisa y aprovechó las nobles embestidas del pupilo de Salento. Nos dejó el manizaleño buen sabor y es un gran aliciente en el proceso de renovación del escalafón.
Cristóbal Pardo topó con un el bello ejemplar, bajo, bien hecho de excelente comportamiento tanto en varas como e n la muleta. Es gratificante admirar el momento de un torero joven pero veterano con ese recorrido por el Perú donde es figura. Toreó de manera espléndida y me quedo con un ramillete de naturales de mano baja, largos, sentidos. Oreja.
Manuel Libardo ha toreado con el alma. Por momentos, como pedía don Juan Belmonte, se olvidó del cuerpo y dejó que fluyera el sentimiento, la hondura. Pareciera que entráramos en ese mundo de la fantasía que el toreo nos depara, a veces, es verdad, que ese toreo de hilos finos se explayara en el ruedo de la plaza de tientas de Altagracia y que el lustre hijo de Ubaté supo aquilatar a ese Mondoñedo con tanta calidad, bravo, noble, fijo, de embestidas humilladas por ambos pitones que ya en el caballo con una pelea franca. Manuel Libardo nos ha deparado esta tarde momentos ya no solo de gran belleza sino de toreo profundo, por abajo, largo, largo como un tren siberiano y con los toques precisos.
Las peñas (La Giralda, la Barra5, El Clarín abrieron el reclamo al palco con sus pañuelos para el indulto) que se tornó en un clamor generalizado. Le pregunté a don Gonzalo Sanz de Santamaría si le valía como semental y me dijo que sí. Don Manuel lanzó el estoque a la arena, simuló la suerte suprema y con suave golpe con su mano sobre el lomo del toro hizo que la plaza estallara en una ovación. Dos orejas, rabo y aclamada vuelta al ruedo. El toro ha sido curado en la ganadería y descansa para seguir procreando bravura. Un hurra al toro y al torero.
José Arcila pechó con un toro de don Juan Bernardo que no le dio opciones, abrevió, la afición le compensó el disgusto con una ovación al torero manizaleño. El toro de don Miguel Gutiérrez con la ya característica clase y un dato no menor, empujó de bravo en el caballo, una vuelta canela y como tenía casta embistió de maravilla al joven de Medellín (Luis Miguel Castrillón) que tras dejar momentos de mucha torería se atascó con la espada. Palmas.
Cerró con uno de Achury Viejo, Juan Sebastián Hernández que aprovechó las embestidas del ejemplar de la casa Rocha. El sogamoseño va creciendo como torero y eso se notó hoy. El palco le concedió una oreja.
Abandonamos la ganadería con cierta nostalgia pues vienen tiempos de sequía taurina. Gracias a don Gonzalo, al maestro Rincón, a César Camacho, a Nelson Segura y al espíritu abierto y tan taurino de don Ricardo Arandia que puso a disposición de los organizadores su casa ganadera, su entusiasmo y su bien hacer. No faltó de nada.
Un elogio para el picador Edgard Arandia, para Carlos Garrido que puso pares de banderillas magníficos, el jovencito Brian que está presentando su examen y de seguro apunta para tan bello oficio de acompañar a los matadores. Y bueno, al conjunto de las cuadrillas que contribuyeron al lucimiento del festival.
Qué momentos tan taurinos nos ha brindado este festival a más de la camaradería, la amistad y una tarde que nos regaló la naturaleza, día soleado.