Redacción: Javier Baquero
Manizales – Colombia. Luis Miguel Ramírez – Calío- de primera comunión y azabache. En el primero de la tarde con la capa saludó de forma sosa por las condiciones del astado, que pasaba muy a media altura y sin emoción. Brindó al futbolista Galván Rey. Con la muleta el novillero trazó recorridos de buena posición, pero el castaño no galopaba, se frenaba constantemente. De uno en uno ejecutó una faena con mérito total del coletudo porque el novillo no aportó nada. La faena fue en su totalidad por parte del novillero antioqueño. La estocada de efectiva ejecución. Una justa oreja. Con el cuarto Luis Miguel Ramírez inició toreando hacia atrás templando la embestida. Verónicas delantales de calidad.
Con la muleta el novillo de mucha calidad permitió al torero antioqueño hacer el toreo bueno, el de temple y tiros largos. La suavidad tras el trapo rojo bien llevado fue el común denominador. Con la espada una estocada perfecta. Una oreja más y la puerta grande.
Anderson Sánchez – azul eléctrico oro y cabos blancos. Con segundo de la tarde saludó de con una larga cambiada al negro novillo de Mondoñedo. Cuatro verónicas y una larga más. El de Lenguazaque con deseos conectó rápido con el público. Su muleta con ambas manos tratando de templar las embestidas fueron de ejecutorias con mucha prevención. Si bien es cierto el novillo no brindó mucha materia el de Cundinamarca cumplió con satisfacción. Al entrar a matar lo hizo con mucha verdad. Espada que hizo doblar rápidamente el novillo. Oreja entregada con justicia. Con el quinto Sánchez dejó buena impresión con la capa, saludó con una larga cordobesa y empalmó a la verónica. Brindó al jefe de los monosabios, e inició rodillas en tierra, donde ejecutó cuatro muletazos templados. La faena con altibajos y sin perder el paso hizo que la faena perdiera calidad. Una voltereta buscada y la pérdida del libreto de torear. Silencio.
Simón Hoyos – verde botella, oro y cabos blancos. La capa de su primero fue de tránsito. Trompicada y sin temple. Con la muleta ejecutó tres muletazos rodillas en tierra. La faena se construyó con base en un temple acompañado de toro y torero. Hoyos encontró la distancia perfecta. En principio tiro del astado sacando el mejor partido.
En una segunda etapa Hoyos no valoró en las verdaderas dimensiones al novillo. Le faltó alegria en las ejecutorias, pese a que Fogonero daba mucha tela para cortar. La espada en dos tiempos, pinchazo y estocada. Con el que cerró el festejo, un negro de calidad y con más cara de “hombre” Hoyos pasó con un capote discreto. El astado Cancionero pedía carnet, por momentos caminaba y bojo el ímpetu inicial y Hoyos trató de hacer las cosas bien. La espada pinchó en el inicio y tres intentos más.