Tarde de Oportunidad en Cañaveralejo

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Redacción: Javier Baquero Jaba

Cuando la oportunidad llega no hay que dejarla escapar y esta corrida fue para eso. Rivera, Arcila, Castrillon, Salcedo, Morelli y Hernández juagaban a todo o nada. Una sola carta y una sola ilusión.

Como todo en la vida hay que ganarlo ellos querían pero la suerte y el Cristo no se mostró de igual para todos.

La preparación, y el deseo no marcharon al mismo tiempo y por consiguiente el resultado no fue el mismo. El público debía votar para dar un cupo en el festival y la verdad los escrutinios tendrán mucho de corazón porque en lo taurino complicado de elegir

Y no es que no hubiese toreros, lo que no hubo fue suerte y comunión entre los toros, los toreros y los astros.

Ricardo Rivera abrió la tarde con buenos lances. Con la muleta brindó al público y ejecutó una faena decorosa y con buena línea, haciendo sonar la música en un tono de importancia, sin embargo, tras una estocada bien ubicada llegó el descabello que enfrió el tema y hasta ese punto llegó la oportunidad. Palmas fuertes.

El segundo, José Arcila, trazos largos y templados.

Con la ilusión duró poco. Ganas de agradar pero el libreto peleaba contra el viento y la razón, ese momento la ilusión fenicia y el clima bajaba de intensidad. Ya nada era bueno.

En tercer lugar la ilusión de Castrillon. El toro mostró cojera de salida en su pezuña izquierda hasta perderla. Poca emoción en la embestida quizás por el dolor, pero todo cambió y el burel se creció, embistió, repitió. Toro con clase y calidad. La espada también hizo sonar el clarín. Luis Miguel dio una vuelta al ruedo.

Franco salcedo tenía todo por hacer, ya visto lo de sus antecesores. Pero la verdad no pudo con la ilusión de la oportunidad.

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