Redacción: Javier Baquero – Jaba
Fotos: Erick Cuatepotzo
Bastó que saltará al ruedo Pitufo, el primer ejemplar de la tarde, para saber sobre que debía escribir y era sobre la honestidad de un ganadero al llevar a la plaza la materia prima, el toro.
Si bien es cierto la Feria de Cali inició con una novillada hay que destacar que Paispamba trajo un encierro más que bien presentado, pero no basta con el trapío, la suerte también suma, cuando el bendito ejemplar quiere y cuando los actuantes pueden.
El primero bonito, pero imbebible. Uno que se quedó en bien mozo pero dejó en la arena todo lo que un actuante no quiere ver. De calidad y posibilidad de lucimiento nada.
En el segundo la moneda volteó su imagen y un jabonero también de buen fenotipo dejó lucir al muchacho del centro del país. Anderson Sánchez aprovechó las condiciones del bonito y sacó partido. Trazos largos fueron el común denominador.
Para el tercero, se sumaron dos componentes. Dos buenos mozos, dirían las muchachas, uno bonito en complicado, el de Paispamba y el otro atractivo al vestir, pero ausente de experiencia y recorrido. Una suma que no puede arrojar suerte, y en ese momento el cuadro para la ganadería pierde valor.
La segunda parte del festejo repitió la dosis de los tres primeros y no bastó el trapío. Hizo falta la suerte.
Hoy, otro cantar y otra ilusión será. Atardecerá y veremos.