La tauromaquia se vive con alegría y convoca a grandes aficionados a las plazas de la provincia del Valle de Ubaté, en la reconocida Capital lechera, muchos se quedaron en las filas de taquilla con el pesar de no poder vivir este digno espectáculo por agotarse el papel. En la plaza actuantes y público sintieron el poderío real de lo que es un toro bravo.
Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora
Ubaté – Colombia. La tauromaquia es sin duda un arraigo cultural colonial que permanece en muchos de los pobladores de nuestro país, en muchas ocasiones creeríamos que no es así, porque los medios masivos de comunicación han cerrado puertas informativas a este místico arte, que hace un par de décadas era orgullo, junto al ciclismo, de titulares y noticias agradables. (los efectos de la globalización económica, la humanización de los animales y el facilismo dado por el uso erróneo de la tecnología). Ese argumento insípido de que el mundo cambia y que algunos rituales o prácticas son del ayer, es fruto sin duda alguna de la ignorancia (falta general de instrucción o de conocimientos), pues es ya visto en todos los ejercicios artísticos, que son ciclos, porque hoy vemos rencauches televisivos, nuevas producciones con libretos antiguos, canciones remasterizadas y solo se vive una nostalgia que lo de ayer fue mucho mejor; en conclusión, “tapar el sol con un dedo es imposible”, porque la liturgia del toro bravo es la representación mas viva de la verdad, ante el burel no se puede improvisar porque cobra vidas, la del toro frecuentemente o la del torero cuando irrespeta la confrontación.
El lleno en Ubaté y la connotación del quedar sin posibilidad de vivir el festejo de muchísimos aficionados, es el reflejo de que la tauromaquia identifica sin duda alguna el diario vivir de todos los que nos apasionamos por este arte místico, esas escenas entre toro y torero nos evidencian nuestro trascurrir cotidiano: los trabajos de sol a sol, los obstáculos que hay que sortear, el desarrollo cognitivo, el cuidado de los entornos, la solidaridad, los rolles, el respeto por ellos, las alegrías y los triunfos sobre todo aquello que es adverso. Todo lo demás es añadidura, porque lo que se refleja es un sentimiento de identidad, que hoy en manos de unos pocos, pasando por encima de los derechos fundamentales de la libertad, el trabajo, la vida digna, quieren aniquilar con falacias ambientalistas y protección animal.
La tierra de los reconocidos ganaderos Jorge Eduardo y Carlos Augusto Garzón Murcia, pudo vivir una tarde donde se sintió en poderío del toro bravo, la dehesa de Don Gonzalo Sáenz de Santamaría, reconocida Mondoñedo, encaste Contreras, trasmitió sin duda alguna la verdad de lo que trae un burel de lidia, su fuerza es equivalente a cuatro veces su peso, sus astas contar como diamante quirúrgico y sus condiciones varían como el carácter de cada uno de los humanos, por eso el valor, la destreza mental y las condiciones físicas de quien se pone por delante, que independiente de su roll, merecen el mas profundo respeto. Los Mondoñedo en Ubaté este domingo fueron variados en juego y presentación: 1º justo de hechuras, encastado, limitado de clase e intentó rajarse. 2º bizco del pitón derecho, bajo, noble, bravo, fue a media altura por el planteamiento dado en su lidia, de gran fondo. 3º noble, bravo, bien hecho, le acusaron los dos castigos de rejones y la vuelta canela provocada por el auxiliar. 4º bajo, bizco del pitón derecho, noble, encastado en los inicios viniendo a menos en pañosa y agarrado al suelo. 6º bien hecho, manso, agarrado al suelo y embistió pegando arreones.
Ramsés (Terno purísima y oro) con el que abrió plaza dejó en capa algunos destellos, intentando hacer las cosas bien y con profesionalismo. En muleta no hubo casi acople, porfió hasta dejar una tanda por derecho muy ortodoxa, ligada, templada con mano baja, la rúbrica se dio con un pinchazo hondo y media lagartijera. Silencio. Con el cuarto de lidia ordinaria, el torero bogotano en capa se esforzó aguantando las broncas embestidas del burel, atemperándolo para dejarlo en el lugar adecuado del albero para continuar la lidia. En muleta debió hilvana de uno en uno una faena que tuvo más voluntad que emoción pues el astado vino a menos, repitió la rúbrica de su primera comparecencia.
Manuel Libardo (Terno champaña y oro) en sus dos comparecencias tuvo un común denominador, la parsimonia, lances y trasteos “al ralentí” que hicieron vibrar los tendidos de principio a fin, la pena fue la suerte suprema que no salió como se hubiese querido. Cortó una oreja en el primero de su lote.
José Gómez Cuellar (Terno campero en azabache y pizarra), quien toreó a caballo dejó momentos muy significativos en cada comparecencia, sus jacas tienen gran adiestramiento y su intención siempre fue la de agradar y conectar con el tendido, en el tercero de lidia ordinaria las ejecutorias fueron limpias, aunque los rehiletes no quedaron muy reunidos, y el rejón de muerte calló muy bajo, sin embargo, el palco de Usía viendo la alegría del público concedió generosamente un trofeo. Con el cierre plaza, ya con luz artificial el Rejoneador puso más que voluntad sin duda, arriesgó las cabalgaduras por agradar, no por nada se respiró angustia en plaza, nuevamente el rejón de muerte cayo muy bajo y fue silenciada su labor.
Ficha del Festejo
Villa San Diego de Ubaté – Domingo 31 de Julio, 2022 – Plaza de Toros “La Sevillana” – Corrida de Feria – Ejemplares de la ganadería Mondoñedo variados de presentación y juego, se destacó el corrido en segundo lugar por bravo y noble. Ramsés: Silencio y Silencio. Manuel Libardo: Oreja y Palmas. José Gómez Cuellar (Rej.): Oreja y Silencio. Lleno de “No hay Boletas”.