«No caben los hubiera cuando hay por delante una conjunción de milagros».

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«No caben los hubiera cuando hay por delante una conjunción de milagros».

Redacción: Lalo Lozano – www.voyalostoros.com

Con unos mantazos azules —tan eléctricos como su color—, provenientes más de una bandera sedosa y lacia que de un sagrado capote, Antonio Ferrera recibió al primero de la tarde que a la postre fue un probón que nunca humilló. Lo mejor de su lidiador fue lo ligero que estuvo con él. Le mató al segundo encuentro.

Sergio Serrano se fue a la puerta de chiqueros para recibir la oportunidad de su vida; el animal salió inadvertido de la lidia que le esperaba complicando la suerte y trompicando al coleta para dejarlo a merced: de tantas ganas de querer cogerlo el segundo victorino perdió a su presa en el suelo para perdonarle un posible percance. Tardó en embestir al piquero y a los rehileteros (inclusive al grado de trincar a uno), pero no fue así con la pañosa a la que siempre acudió vivaz. Vivaz y pletórico. Sobre todo por el izquierdo que entre más despacio y sin toques se la echaban, mejor respondía. La embestida soñada. La que ara surcos en la arena y ralentiza el tiempo sostenido por la transmisión que da la bravura. Hubo poco por el pitón derecho y hubo poco de una espada que más que nunca (por la fecha, escenario y toro soñado: un milagro de conjunciones) tuvo que haber respondido. Uno de los toros de la feria y de los que te ponen en todas ellas se fue al desolladero con las orejas todavía encarnadas y bajo una ovación que sonó a poco. Sin tan sólo lo hubiera…, pero es verdad que ni en la vida ni en el toreo caben los hubieras cuando hay de por medio una conjunción de milagros.

Con los puntos frescos de su anterior cornada y arrastrando la pierna Román recibió al tercero. Sin excesivas reflexiones le puso la muleta adelante y sin trampas a un animal tan ponzoñoso como un alacrán. Olía a formol en cada pase y a pesar de casi vestirse en el hospital a Román no le importó la posibilidad de regresar ahí. Ante toda lógica el torero se la ponía sin ninguna brusquedad ni defensa; siempre buscó el pitón contrario y lo momentos más limpios fueron cuando no lo obligó a repetir. Madrid estuvo frio quizá por el miedo de la verdad de Román, o quizá porqué no se valoró lo suficiente la labor del valenciano. Pinchó dos espadazos antes de una tendida.

¡Ah que torero y puro estuvo Fernando Sánchez tras parear al cuarto! En la cara y en una baldosa de terreno saliendo de la suerte únicamente por la difícil gracia de apoyarse en los palos. Ferrera, el lidiador, como viene siendo costumbre estuvo exuberante en sus formas. A veces rápido, a veces lento, a veces derecho y otras tantas acostado ante un toro igual de desigual que su lidiador, pero cierto que con docilidad cuando arrancaba. Casi toda la faena anduvo el torero sin la ayuda de la muleta. Lo mató de un bajonazo.

Volvió en el quinto Sergio Serrano a hincarse ante la salida del quinto. Madrid a veces castiga y a veces apoya. Al torero en turno le apoyó y se notó en los jaleos que corearon un rápido saludo capotero, pero no se acopló con un muy potable burel en su labor muleteril.

Para el cierra plaza Román se encontró con el más vulgar del encierro que no valió para mucho. Le metió la mano igual de ligero que su personalidad. San Isidro 2022 ya se había terminado cuando sonaban los cascabeles de las mulillas que esperaban a que el valenciano descabellara a Mindango para arrastrarle a la última parada del caldaso.

FICHA DEL FESTEJO

PLAZA DE TOROS LAS VENTAS, MADRID.

Corrida de la prensa y fuera de abono. Última de la Feria de San Isidro. Casi lleno.

6 TOROS DE VICTORINO MARTIN. Bien presentados y serios en general. Desiguales en su comportamiento donde destacó por su bravura, calidad, transmisión y ritmo el excelso segundo.

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