Abrió el festejo un toro de Alcurrucén que no tuvo empuje y era sólo noble, con una falta de carácter que dio al traste con el esfuerzo de un Juli muy preciso que se vio obligado a tirar de técnica para estar delante del animal. Aburrido y anodino el animal, ni todos los esfuerzos de Julián fueron capaces de hacer que la faena pasase del silencio para el tendido.
Un gran toro fue el segundo de Alcurrucén, al que supo darle Luque los tiempos y las pausas en una faena que fue siempre creciendo con una importancia formidable. Faena de mano baja, de mucho dominio y mucho compromiso en las cercanías, que tenía ya las dos orejas en el esportón hasta que pinchó una vez en la suerte suprema y el premio se quedó en oreja en singular.
Mucha paciencia de Juli para buscarle el fondo al tercero, de Carmen Lorenzo
El tercero, que llevaba el hierro de Carmen Lorenzo, tenía el fondo tan escaso que tuvo que armarse de paciencia Juli para buscarlo. Sobó y sobó embestidas, limó defectos y se mostró como un auténtico especialista en lidiar toros, pero faltó el brillo para que la faena pasase del silencio.
El cuarto fue un alma en pena de Carmen Lorenzo con el que el esfuerzo de Luque por conseguir algo lucido quedó en leves destellos sin continuidad, dada la falta de contenido del animal. Escuchó silencio.
Palmas para el buen oficio y la rotunda seguridad de El Juli con el quinto de Victoriano
El de Victoriano del Río que hizo quinto no fue mal toro, pero le faltaron finales. Muy bien en su planteamiento el madrileño, pero con muiy poco enemigo para su tauromaquia desbordante. Hubo muletazos de muy bella factura, pero no logró triunfo el de Velilla por el mal uso del acero, que no le ayudó en sus pretensiones.
Un rotundo Luque indulta al sexto, un grandioso toro de Victoriano del Río
El delirio llegó con el sexto, un toro de Victoriano del Río de preciosa estampa que se lió a embestir y embestir en las telas de un torero en estado de Gracia. Y supo Daniel Luque aplicar su temple, su asiento, su madurez y su compromiso con una plaza y una feria a la que había llegado por la vía de la sustitución. Puso el alma el sevillano en la lidia, con una expresión artística en los trazos propia de los elegidos, mientras seguía Aldeano regalando su bravura como lo hicieron otros buenos toros de su misma reata en la vacada de Guadalix. Al final, el pañuelo naranja premiaba el extraordinario com portamioento del toro madrileño y también la rotunda actuación del torero sevillano, que se iba en hombros por la puerta grande con tres orejas y un rabo.
FICHA DEL FESTEJO
Coliseo Arenes de Arles. Feria de Pascua, quinto festejo de abono. Tres cuartos de plaza.
Toros de Alcurrucén (primero y segundo), Victoriano del Río (quinto y sexto) y Carmen Lorenzo (tercero y cuarto). Se ganó el indulto el sexto, número 134, Aldeano, de 520 kilos y nacido en diciembre de 2016
El Juli: silencio, silencio y palmas.
Daniel Luque: oreja, silencio e indulto.
FOTOGALERÍA: MURIEL HAAZ