El Juli y Luis Bolívar, broche de oro a la feria de Manizales

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El madrileño indulta al toro Profesor tras una extraordinaria faena mientras que el diestro colombiano pasea las dos orejas de Colegial, un astado premiado con la vuelta al ruedo de Ernesto Gutiérrez

La tarde no pudo tener un mejor inicio, con El Juli consiguiendo que indultaran a Profesor, un gran toro que desde la salida quiso comerse los engaños; pero a Julián, con sus años y su maestría, nada lo desborda. Aplicó la fórmula del poderío, de la firmeza y desde el comienzo de faena se fue arriba para terminar con la plaza de acuerdo en que era faena de triunfo grande para divisa y torero. Imposible no reseñar la torería de los faroles y la revolera del quite, antes de pasar a contar que cuando Julián se plantó en el tercio a pasarse el toro a pies juntos de pitón a rabo sin moverse un ápice, en la plaza se presagiaba que aquello iría muy bien. Al fin y al cabo esa dupla Juli-Gutiérrez es vieja conocida y consagrada en esta plaza, y ya es extraño que no triunfen. Las series ligadas, llevando cada muletazo hasta la mismísima rosca de la cintura, con remates interminables, a la velocidad que elegía Julián. Se fue desatando el delirio, sonó el pasodoble Feria de Manizales y a su compás el torero no se cansó de pegar pases, todos de impecable factura; tantos pases que se acabó la Feria y volvió a empezar, y Profesor, tan plácido estaba por pastueño, que tampoco se cansó de embestir. Para entonces la plaza ya era un hervidero y una lluvia de pañuelos exigiendo el perdón. Una de las faenas de la feria, sin duda.

Al cuarto le cortó una oreja por una faena correcta a favor del toro, al que entendió perfectamente y del que se percató temprano que tenía una lesión en una mano que lo hizo blandear la faena entera. Los embroques del comienzo no reflejaron comodidad, pero los recursos inagotables de Julián, que casi siempre logran aliviar males, o por lo menos tapar defectos, fueron efectivos. La altura perfecta en la que pudiera conectar a la afición, sin vulnerar la casi inválida condición del toro. Algunos espectadores le pidieron quietud, pero hacer que el toro se desplazara para no obligarlo fue uno de esos alivios mágicos de Julián. Faena de virtud que se agradece.

Luis Bolívar tuvo un parón largo, y volviendo de él, cuajó a los victorinos en Cali y esta tarde, en el quinto, salió como un león a conseguir el triunfo, pelear la salida a hombros y ratificar su sitial de figura de la torería nacional. De menos a más la faena, en su trasteo pasó de todo, pases de todos los calibres, por momentos enganches de varios calibres también, pero no como un error, sino como una consecuencia de pararse con verdad y con vergüenza torera a resolver la cuestión del toro, no era muy claro, le faltaba clase y codicia. Pero Luis tenía hambre y cambió estética por pundonor, exigencia y recital de distancias. Sonó Feria de Manizales a petición del público, que también quería el indulto para Colegial, que afortunadamente no aupó el ganadero. El toro terminó rajándose, pero lo que salió a buscar Bolívar le quedó claro a la concurrencia, su afición no sabe de parones. Bastó la estocada tendida para las dos orejas, que parecían lo justo, y para el exceso del palco con la vuelta al ruedo al toro.

En su primer turno también estuvo firme desde el primer tercio y aunque el toro tuvo calidad, le faltó transmisión. Decir que un toro es encastado en Gutiérrez significa que se deja torear con nobleza y en muchos casos es pastueño. Pero este toro tuvo características atípicas a las de la casa, astifino, de capa chorreado en verdugo, más áspero y de juego intermitente. Por el pitón izquierdo pasaron inéditos toro y torero, pero la brega de Bolívar en lo que estuvo al alcance hasta que el toro se rajó, le valió un saludo desde el tercio.

Tomás Rufo no alcanzó a acompañar a sus alternantes en la salida a hombros porque no tuvo suerte en el sorteo. Una oreja supo a poco para el debut en Manizales de una de las revelaciones de la última temporada. Al tercero lo toreó muy bien a la verónica, las tres que consiguió por el pitón izquierdo, primorosas, porque por ese pitón el toro tomaba mejor los vuelos del capote, también el quite fue presentación de credenciales de figura. Con la muleta las cosas fueron menos cómodas pero el torero siempre estuvo correcto en colocación, plantado, pero no llegó la ligazón. Rufo puso al final su raza para estimular al tendido. El esfuerzo y una estocada fulminante le valieron la oreja.

El cierre de feria no fue el que correspondía a una temporada triunfal como la transcurrida y nada pudo hacer Tomás ante la mansedumbre del toro de Gutiérrez. El toro, que pasó por el ruedo desentendido, no tuvo fondo y terminó completamente parado. La estocada defectuosa y el aviso no alcanzaron para el triunfo.

Manizales (Colombia), domingo 9 de enero de 2022. Toros de Ernesto Gutiérrez, desiguales de presentación y juego. El primero, de nombre Profesor, número 354 y de 476 kilos fue indultado. El quinto, de nombre Colegial, número 343 y 478 kilos fue premiado con la vuelta al ruedo. Aplaudido el cuarto, pitado el sexto, silenciado el segundo y división de opiniones para el tercero. El Juli, dos orejas simbólicas y oreja; Luis Bolívar, ovación con saludos y dos orejas; Tomás Rufo, oreja y silencio. Saludaron en banderillas Carlos Rodríguez y Emerson Pineda al segundo. Entrada: Tres cuartos de plaza.

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