En tarde típica manizalita, con tres cuartos del aforo en los tendidos de la plaza, inició la Feria de Manizales en su edición 67, mucho joven en los tendidos acompañó la novillada de apertura.
Redacción: Javier Baquero JABA
Manizales – Colombia. En tarde típica manizalita, con tres cuartos del aforo en los tendidos de la plaza, inició la Feria de Manizales en su edición 67, mucho joven en los tendidos acompañó la novillada de apertura.
Andrés Manrique
Manrique encargado de la dirección de lidia lanceó con mucha suavidad a Herrerito, un negro y bien hecho novillo de Achury.
Muleta en mano Manrique brindó al público y rápidamente en tablas embarcó al bonito ejemplar. Ya entrado en un poco de confianza y tirando del ejemplar recibió un golpe en la parte baja del glúteo izquierdo y elevado por los aires. Retomó llevando bien conducida la faena. La mano izquierda también hizo parte del repertorio, con naturales templados y de larga dosificación. Fueron muchos y de buena factura.
Con tres ceñidas Bernardinas remató su labor para buscar la igualada, para dejar una espada completa, algo tendida, pero eficiente. Los pañuelos blancos y asomó la bandera para entregar la primera oreja de la tarde.
Con el cuarto poco lo que se pudo ver en la capa, algo de dudas y pie a tras. El novillo débil.
Con la pálida, brindó a César Rincón y buscando de largo puso la muleta planchada para embarcar a uno un poco flojo pero con mucha casta.
Rápidamente llegó al centro del ruedo con muletazos largos. Sin embargo, la faena no fue tan contundente como hubiera querido. Las dos manos participaron con altibajos, incluso revolcón, sin consecuencias. La espada tampoco ayudo. Silencio.
Gitanillo
El segundo espada fue Granillo, quién abrió con Mensajero, otro bonito astado de Achury al que saludo con tres largas cambiadas. Para plasmar con verónicas de suavidad.
Con la muleta, flexionando la rodilla embarcó rápidamente al novillo que mostraba algo de flojedad en sus remos.
Con la boca abierta y algo de soseria el novillo no permitía el lucimiento. Gitanillo ejecutó tandas de varias facturas, unas con más plasticidad que otras, pero todas con deseos de agradar. La música nunca sonó y la espada llegó tras una labor que no dejó mucho al recuerdo. La espada cumplió. El torero vio silenciada su labor.
Nuevamente en el quinto, rodilla en tierra para saludar, verónicas con mucha emotividad.
Jr. tomó los palos y sumó oferta torera. Brindó al público, e inició una labor que no lucia por la falta de fuerza del novillo, lo actuado perdía fuerza por las condiciones del novillo.
Pese a la voluntad las cosas no se acabaron de redondear y la espada tampoco colaboró para enmendar la plana.
Anderson Sánchez
Con dos largas y algunas verónicas con más deseos que filigranas Anderson saludó a su primer ejemplar.
Brindó al público y en el centro del ruedo a pie junto inició con mucha más firmeza y seguridad. El novillo persiguió con dulzura el paño rojo que el joven le ponía de presente. Hubo temple y empaque de sobriedad en los muletazos.
Con la izquierda Anderson dejó pinceladas porque el novillo buscó el abrigo de las tablas.
La espada no aportó para el lucimiento, incluso recibió tres revolcones. Un aviso.
Con el que cerró el festejo Sánchez se vio presuroso en la capa, frente a una embestida muy peligrosa del pitón derecho.
Con la muleta fue muy poco lo que se pudo hacer. Hubo voluntad y eso se le abona, pero el lucimiento requiere materia prima.